lunes, 30 de julio de 2018

LA LEYENDA DE KASHIMA REIKO




La Leyenda de Kashima Reiko es una de las leyendas más conocidas y terroríficas de Japón; el espíritu vengativo de una mujer, que no puede encontrar el descanso eterno, debido al modo tan violento en que murió.
Cuenta la historia que Reiko era una mujer muy hermosa, que vivía en la isla de Hokkaido, posiblemente en la ciudad de Sapporo.
Como cada noche Reiko tenía por costumbre regresar a casa muy tarde, debido a sus múltiples ocupaciones. Una noche, mientras regresaba caminando a su casa, se topó con un grupo de hombres que estaban bebiendo en la calle, quienes comenzaron a acosarla con palabras vulgares y tratando de llamar su atención. Reiko empezó a avanzar más rápido y alejarse de esta gente, pero fue atacada por este grupo de hombres..
Los sujetos le dieron alcance en cuestión de minutos y uno de ellos la haló del cabello, tirándola al suelo. Allí, en medio de risas y lujuria, procedieron a arrancarle la ropa para aprovecharse de ella. Reiko luchó con todas sus fuerzas, pero al resistirse a que la violen; a cambio recibió una espantosa paliza que la dejó indefensa ante aquellos infelices. La violaron una y otra vez,  golpeándola e insultándola,  una vez que se saciaron sus deseos, se alejaron riendo y dejándola a su suerte.
Malherida, Reiko intentó pedir ayuda pero no acudió nadie. Trató de levantarse y se dio cuenta de que el solo esfuerzo para ponerse de pie, le provocaba un agudo dolor. Sus atacantes habían abusado de ella tan salvajemente, que tenía heridas internas.
Como no tenía fuerzas para caminar, la joven se arrastró dolorosamente hasta la vía de tren que había cerca de allí, esperando que alguien la pudiera ver. A medio camino cayó desvanecida en medio de los rieles e inconsciente, no advirtió el tren que venía a toda prisa. El vehículo le pasó por encima cortándola en dos y desprendiendo sus piernas. Reiko murió sin que nadie supiera de sus agresores.
Desde entonces se dice, vaya sin descanso por el mundo buscando sus preciosas piernas. Se aparece únicamente en los baños de las casas y las escuelas, después de la medianoche y cuando siente que hay alguien.
Si te atrapa en el baño, la verás arrastrarse hacia ti sobre sus brazos, dejando un rastro sanguinolento en el suelo que escure desde su torso. Entonces te hará una simple pregunta.
La primera pregunta es: Donde están mis piernas?
Difícil de responder, pues por el impacto de ver al espectro podrías errar a dicho cuestionamiento, el cual solo tiene una única respuesta:
En la Estación de Meishin
Si respondes bien a esta pregunta aun no estas a salvo, pues te preguntara sobre quien te ha dicho eso, la respuesta correcta es:
Kashima Reiko me lo dijo.
La tercera y última pregunta que podría hacerte sería una que pareciera fácil responder pero esta viene con un truco, la pregunta es : Sabes mi nombre?
Todo este tiempo te he estado diciendo que es Kashima Reiko, pero aquí esta el truco, si respondes Kashima,  ella te cercenara las piernas, pues debes de pronunciarlo de acuerdo a los kanjis, por lo que la verdadera respuesta es:
Kamen Shinin Ma
Siendo Kamen la palabra para Mascara; Shinin significa Persona muerta; y por ultimo Ma, que es Demonio, Solo así podrás librarte de su Maldición.
Sabes lo mas tenebroso de esta leyenda Japonesa? Quedas maldito por Kashima Reiko, con tan solo leer, o escuchar su historia, después de un mes de haber escuchado o leído esta historia, ella se te aparecerá en el baño. Por lo que si llegaste hasta este punto, al igual que yo estas maldito, ya veremos si en un mes Kashima Reiko se nos presenta.

miércoles, 11 de julio de 2018

LA LAMPARILLA - LEYENDA DE LA SELVA PERUANA




Este espectro traicionero y letal conocido por los moradores amazónicos como LA LAMPARILLA; tiene un aspecto similar a la parca; pero con la peculiaridad de que desprende una luz de entre sus costillas. Su nombre deriva de su semejanza con una lámpara encendida. Se dice que aparece en horas avanzadas de la noche;  como un foco de luz tenue y rojizo. es un ente al que le gusta deambular en plena oscuridad cerca de lugares poblados; y sobre todo en donde impera un silencio pesado y tétrico; donde puede esperar a sus víctimas e impresionarlas hasta causarles una muerte horrenda.  Aquellos quienes pudieron escapar de la lamparilla; buscaron rápidamente refugio en sus domicilios; quedando altamente impresionados y botando espuma por la boca.  Pocos quedan cuerdos; después de encontrarse con este espectro. 
Algunos creen que la hora en la que suele hacer sus paseos nocturnos es a partir de la media noche. Incluso; muchos testigos juran haberla visto; bien entrada la noche; ingresar en ciertas comunidades en forma de esfera multicolor.
Aunque a veces se dice que comienza su lento y macabro recorrido cuando el sol ya se ha ocultado; pero son excepciones; ya que no es usual; sin embargo no está demás tomar ciertos cuidados; sobre todo si es necesario salir en plena noche con el fin de ir de caza o pesca.
Hay quienes aseguran de que la lamparilla; es un esqueleto exhumado de un cementerio cercano y dominado por un duende que busca asustar a los pobladores de la comunidad. Se dice que quien atrape a la lamparilla; podrá obtener un tesoro; oro en abundancia; pero el duende hará de todo para que esto no suceda; atentando contra la vida de quien se atreva atrapar a la lamparilla y la familia de este. Es por ello; que algunos inconscientes; pretenden enfrentarla sin éxito; hallando la muerte.
La Lamparilla va merodeando y oteando lentamente en silencio el camino que recorre en forma de esfera luminosa; también muchos que han tenido la mala suerte de advertirla a lo lejos y camuflarse para no terminar agonizando de miedo; han caído en cuenta que la luz; que levita y cruza malezas y lianas; sisea levemente y parpadea cada instante; dejando escapar diversos colores como una intermitente señal de que la maléfica presencia es sin duda “peligrosa y mortal”.
Cuando esta aparición se topa con algún distraído morador que no ha reparado en su llegada hasta que ha sido demasiado tarde; pensando que la extraña luz que divisaba a lo lejos se trataba ni más ni menos que de un extraño candil portado por algún comunero; tomándolo por sorpresa al descubrir lo que era en realidad la Lamparilla; en el mismo instante del abismal sobresalto de su víctima; hace su horrenda manifestación y de la nada; a partir de la esfera luminosa que se mantiene respirando a cierta altura; comienza a formarse un esqueleto humano que se mantiene en el aire agitando sus huesos unos con otros como si le divirtiera el pavor que se refleja en la mirada y expresión del testigo; la esfera que queda a la altura del pecho de la osamenta sigue iluminando todo el horror que el cuadro desprende. Naturalmente una impresión como esta mata al desafortunado tiñendo la mañana siguiente de pavor; pues la comunidad sabrá que la Lamparilla ha cobrado una víctima; y es bien sabido; que cuando este mito mata a alguien; no descansará hasta llevarse a otros dos o tres moradores; siempre es así.
Sin duda uno de los espectros más temidos de la Amazonía peruana; el cual su solo nombre esparce un rosario de emociones de temor y angustia. Una vez más: Nunca es bueno salir de noche en la selva; pues el monte tenebroso nos tiene preparado muchas sorpresas desagradables.

lunes, 9 de julio de 2018

CARAMELOS CONTAMINADOS



Este Halloween, no dejaré que mis niños vayan a pedir caramelos. No después de lo que sucedió el año pasado. No cuando la mitad de los padres del pueblo aún están en duelo, y cada semana de por medio ves cunas y camas matrimoniales en las aceras que cualquiera puede ir a tomar. Son recordatorios crueles de que nuestras pérdidas calan profundamente. De que el dolor sigue aquí. E incluso si esas heridas han empezado a sanar para algunos, siempre, siempre arderán.

El año pasado, los niños recibieron caramelos contaminados. Cincuenta y cinco de ellos se enfermaron; treinta y uno murieron. Salió en todos los noticieros, así que no necesito darles el trasfondo de una historia que ya conocen. Mis niñas tuvieron suerte, pues ambas son alérgicas al maní y les dieron sus caramelos a sus amigos. Amigos que ya no tienen.

Recuerdo mi turno en la sala de emergencias cuando los niños comenzaron a fluir. Tomó algunos días. El primero fue el tres de noviembre: una niña de cuatro años llamada Regina. Presentaba dificultades para respirar. Al principio, pensamos que era una reacción alérgica, pero ninguno de los tratamientos pareció funcionar. A medida que empeoraba, no fue hasta que le hicimos una endoscopía para ver dentro de sus pulmones que nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero, para entonces, era demasiado tarde. Murió en el quirófano.

Tres chicos más llegaron esa noche. Todos murieron.

Al día siguiente, el flujo se convirtió en un raudal. Niños mayores se unieron a los más jóvenes con dificultades en su respiración. Estos parecían estar en peor condición que los niños de la noche anterior. Los síntomas iniciales habían dado paso a síntomas secundarios antes de la muerte, así que tuvimos que lidiar con el asombro y el terror que estaban experimentando conforme su estado empeoraba.

Los representantes del Centro de Control de Enfermedades llegaron poco después de que diez más habían muerto. Fueron capaces de rastrear rápidamente la fuente de caramelos contaminados. Se determinó que el productor local de chocolate era el culpable, y una investigación expedita reveló exactamente cuántos caramelos habían sido contaminados. El negocio fue clausurado. Los dueños aún están atascados en salas de corte por su negligencia y negativa a acatar las medidas de protección apropiadas en sus importaciones.

Como dije, después de todo este tiempo, el incidente aún está fresco en la mente de demasiadas familias. Pasarán el resto de sus vidas asociando una festividad con la muerte y devastación, en vez de la diversión y emoción. Por respeto hacia ellos, son pocas las cuadras que han sido decoradas para Halloween. Hay algunas calabazas en los escalones de las puertas, pero ninguna exhibición real. Bueno, hubo una.

Una familia japonesa que se había mudado al pueblo en agosto. Desconocían la mayor parte de las circunstancias que giraban en torno a la tragedia. Habían comprado la casa que quedaba frente a la mía. Estando emocionados por celebrar Halloween en Estados Unidos por primera vez, decoraron su jardín frontal con esqueletos, calabazas, monstruos y arañas. Un par de vecinos fueron a verlos al día siguiente y les explicaron cuidadosamente lo que había pasado el año anterior. Las decoraciones fueron retiradas dentro de una hora.

No fue que alguien realmente estaba enojado porque las decoraciones estuvieran ahí. A la mayoría les parecía bien. Si solo hubiesen dejado tres o cuatro cosas, nadie se habría quejado. Vamos, las personas que tuvieron la suerte suficiente de no haber sido tocados por la tragedia incluso pudieron haber apreciado un poco del espíritu de Halloween. Pero para algunos, ver a esa cosa en específico simplemente era demasiado. Incluso en mi caso, que no perdí a nadie, me dio escalofríos cuando vi el montaje.

Me hizo recordar a aquella noche del tres de noviembre cuando llegó Regina. Recuerdo la sonda bajando por sus pulmones. Recuerdo cómo nos quedamos viendo a la pantalla con una combinación de terror y fascinación.

No había sido un esqueleto o una calabaza o un monstruo lo que había matado a esos niños. Fueron las arañas. Los millones de arañas negras y diminutas cuyos huevos se encontraban en el polvo de cacao que decoraba los caramelos de chocolate y mantequilla de maní.

Los niños que se habían asfixiado antes de que las arañas evacuaran sus pulmones fueron los suertudos. A quienes les tocó peor fue a los que estaban en la sala de espera o que llegaron en ambulancias, que tosían y escupían nubes de arañas a medida que morían.

La familia japonesa se disculpó en abundancia mientras retiraban todas las decoraciones. Era obvio que estaban mortificados. Mientras los veía por mi ventana, noté que Giichi le gesticuló con la mano a su esposa, Ai, para que se acercara al jardín. Sus miradas se ampliaron y se llevaron una mano a sus bocas. No pude ver lo que estaban viendo, pero sabía lo que era.

Desde el noviembre pasado, ha habido telarañas por todas partes. Son pequeñas, apenas del tamaño de una moneda, pero se reconoce al instante que provienen de la misma araña hondureña que fue importada accidentalmente por los dueños de la fábrica de chocolate. El pueblo está infestado con ellas. Trato de no acercarme demasiado a las esquinas y los aleros de mi casa porque sé que están aquí. Son inofensivas, pero no son más que otro recordatorio cruel. Uno de tantos.

No he vuelto a tocar otro pedazo de chocolate. Me da pánico tener que usar la sonda cuando estoy trabajando en la sala de emergencias. Y casi cada noche sueño sobre cómo todo se vino abajo, solo para despertar, sobresaltado, con la sensación de arañas que se retuercen por mis pulmones y fosas nasales.

EL PROFESOR - LEYENDA URBANA



El odio provoca que tomemos decisiones que pueden ser errores…Algunos fatales. 
¿Alguna vez has tenido un profesor que desearías golpear con todas tus fuerzas? ¿Has sentido la impotencia de que un maestro de colegio abuse de su poder y llegue incluso a burlarse de ti? Bueno, esas cosas son las más comunes en las escuelas, sobre todo en un nivel de educación superior donde los alumnos dependen completamente de aprobar todas sus materias o se quedan fuera de la escuela, por lo tanto siempre hay uno de estos maestros de este tipo. 
En fin, digo todo esto porque ese tipo de abusos no suelen pasar de corajes por parte de los alumnos, excepto en ciertos casos y uno de esos casos se convirtió en un tipo de leyenda urbana en la ciudad donde vivo, en una preparatoria que está en la zona céntrica. 

La leyenda habla sobre un grupo de alumnos que hace siete años cometieron un grave error que tuvo consecuencias fatales. La historia completa de lo que sucedió sigue siendo un misterio, la única evidencia es el testimonio de uno de esos jóvenes, el cual conto todo lo sucedido. Según el testimonio de ese joven la leyenda dice así: 
En el año 2006, en una preparatoria, [su nombre preferimos mantenerlo oculto] un día, un grupo de jóvenes estaban cursando el último año. Se encontraban a escasos dos meses de terminar y por fin salir para seguir sus estudios, sin embargo hubo algo que los detuvo, un profesor llamado Alejandro. Este tenía apenas dos años impartiendo clase en esa preparatoria y ya se había ganado apodos como el duro o el imposible, debido a su carácter rígido y nada volátil, pero sobre todo que era el profesor al que más alumnos reprobaba. Sin embargo, por alguna extraña razón todos los alumnos que reprobó se fueron de la ciudad o se fueron a escuelas apartadas, los rumores dicen que quizás los hacía sentir tan mal que no podían volver a pisar la preparatoria o acercarse a ella. En fin, este grupo de alumnos lograron aprobar todas las asignaturas excepto la del profesor Alejandro y por más que lo intentaron nuca lograron subir ni un poco su calificación. Estuvieron intentando por todos los medios pero ni el director o subdirector pudieron hacer entrar al maestro en razón, por lo cual los alumnos se sintieron frustrados, sus días en la preparatoria estaban contados y además se irían sin nada, todo por un profesor amargado. Así que debido a la situación tan desesperada, uno de los alumnos comenzó a perder la paciencia, a tal grado que reunió a cuatro de sus compañeros y los convenció de que si no iban a poder cambiar su calificación, al menos el maldito amargado de Alejandro recibiría lo que se merecía. 

Este joven llamado Julián ya había planeado todo, iban a seguirlo hasta su casa el último día de clases, iban a esperar a que llegara la noche y entonces entrarían, lo golpearían hasta dejarlo inconsciente y le robarían algunas cosas que tuviera en su casa. Quizás debido al coraje o la desesperación que sintieron los cuatro jóvenes acudieron a llevar a cabo este plan que para ese momento parecía perfecto. Contaban con que haciendo eso quizás Alejandro cambiaría su forma de ser y si no sería así al menos lograrían desquitar lo que les estaba haciendo. 
La tarde de un viernes en el mes de septiembre fue la fecha en donde ocurrió ese accidente que al día de hoy no han podido resolver. Los jóvenes llevaron a cabo el plan justo como se había dicho, siguieron al profesor y esperaron a que callera la noche. Lo que les pareció extraño fue que desde que llego a su casa no volvió a salir ni una sola vez y nadie más llegaba, ni su esposa, ni algún amigo o familiar. No conocían nada de su vida personal pero era un hombre que pasaba de los 35 años, asumían que tenía una vida. En fin, dejando eso a un lado se abrieron paso hasta la puerta de su casa. Abrir la puerta no fue ningún problema, Julián se aseguró de que alguno de los compañeros que había invitado tuviera conocimientos de este tipo, no era cerrajero pero bien sabría cómo abrir una puerta. 
Al entrar trataron de hacer el menor ruido posible, rápidamente notaron que no había nadie a la vista, si Alejandro estaba en alguna parte de la casa la planta baja no era ese lugar. Todo estaba apagado, incluso los relojes estaba detenidos, era como si en esa casa no hubiera suministro de luz. Les pareció aún más extraño eso que el hecho de que no había movimiento en la casa, pero ya en ese punto ninguna cosa los distraía de su objetivo: saciar su sed de venganza contra ese hombre, así que continuaron. 

Recorrieron todo el primer piso, era una casa común y corriente no tenía nada en especial, por lo tanto nada que pudieran robar. Uno de ellos noto que había una puerta que conducía al sótano y decidieron dividirse tres al piso de arriba y dos bajarían al de sótano. Julián decidió ir arriba porque probablemente es donde Alejandro se encontraba [el joven que relató esta historia es uno de los que iban con Julián al segundo piso] subieron lentamente, evitando hacer el mas mínimo sonido porque sabían las consecuencias que traería si Alejandro los veía allí antes de lo planeado. 
En el piso superior habían tres habitaciones, dos recamaras y un baño que se conectaba a las escaleras por un pasillo largo. Julián y los otros dos jóvenes avanzaron y entraron a una de las habitaciones solo para encontrar cuartos totalmente vacíos, literalmente no tenían nada, solo una cortina que cubrían las ventanas y eso era todo, eso no parecía tener sentido. Justo cuando estaban contemplando eso, algo hizo que a los tres les recorriera un escalofrió desde los pies a la cabeza, era el sonido de alguien subiendo las escaleras muy rápidamente. En ese mismo instante los tres se escondieron lo más rápido que pudieron, sostuvieron sus bates de beisbol muy fuertemente y esperaron a lo que sea que fuese a pasar, ya no había vuelta atrás, ya no había segunda oportunidad, si Alejandro venia hacia ellos por haberlos escuchado, este era el fin de una u otra manera. 

Cuando los pasos se acercaron más y más el miedo incrementaba al mismo tiempo que la adrenalina, pero repentinamente los pasos se detuvieron y se escuchó un golpe fuerte en el piso. 
Definitivamente quien sea que venía había caído al piso de una manera muy inusual, esperaron unos cuantos segundos y al darse cuenta de que ya no había nadie más salieron de las habitaciones solo para encontrase con uno de sus compañeros completamente tendido en el piso del pasillo. Se acercaron para auxiliarlo pero notaron que se encontraba inconsciente y que además tenía marcas de golpes y rasguños como si hubiera peleado o intentado huir de alguien. Lo primero que paso por su mente era lo más lógico, Alejandro los descubrió y ahora el ultimo de sus compañeros seguía en el sótano quizás siendo golpeado por el o tal vez algo peor. Tomaron entre dos de ellos a su compañero inconsciente y se disponían a salir del lugar y hablarle a la policía, ya habían cometido un grave error y estaban dispuestos a afrontar las consecuencias, todos excepto Julián. Estaban sugiriendo la opción de hablarle a la policía pero Julián enloqueció, comenzó a golpear a quien sugirió esa idea y dijo que terminarían en prisión, ya no había vuelta atrás, no volverían a estudiar jamás y sus vidas estarían arruinadas. Julián se dio cuenta de que no tenían mucho tiempo así que dejo a un compañero junto con el que permanecía inconsciente y se fueron, junto con el joven que relato esta historia, hacia el sótano con sus bates en la mano y dispuestos a lo que sea. 

Comenzaron a bajar unas escaleras que se veían más largas de lo normal, lo extraño fue cuando vieron que ya tenían más de un minuto bajando escaleras y estas no parecían tener final, el miedo comenzó a arrimarlos pero tenían que ir por su compañero, no había otra opción. Finalmente llegaron a una puerta, dicha puerta tenía grabados extraños que ninguno de los dos había visto antes, lo cual aumentaba la rareza de todo esto. Julián le dijo a su compañero que iban a entrar rápidamente, iban a buscar primero a Alejandro y después a su compañero para entonces salir de allí. 

Abrieron la puerta y entraron, solo después de dar un paso o dos se mantuvieron completamente estáticos contemplando la escena más horripilante que habían visto. 

Ese lugar era un cuarto muy grande para ser un sótano, parecía formar parte de la más retorcida pesadilla que jamás alguien se pudiera imaginar, era el mismo infierno. En la pared habían extremidades humanas colgadas como si fueran algún tipo de trofeos, incluso había cabezas humanas colgando como si se tratara de carne de res, había camillas por todas partes llenas de personas mutiladas, incluso había cuerpos que aún se movían y otros que se quejaban de dolor, era una escena simplemente horripílate, no hay manera de describir lo siniestro que se veía. Tan pronto como sus mentes terminaron de asimilar lo que estaban viendo, reaccionaron de la manera más humana que puede haber, trataron de huir del lugar, pero para su sorpresa al voltear hacia atrás la puerta por la que habían llegado había desaparecido y en su lugar estaba una pared con más de estas atrocidades, al ver esto sintieron que ya no había vuelta atrás todo había terminado el pánico lleno sus cuerpos y les hizo perder la cordura. Empezaron a correr hacia atrás esperando llegar a una puerta o cualquier tipo de salida del lugar infernal, mientras corrían Julián noto que su compañero estaba encima de una camilla, amarrado, y se detuvo para ayudarlo el otro joven siguió corriendo su miedo era demasiado grande como para detenerse y además justo en ese momento logro ver a lo lejos lo que parecía ser un a puerta, no se tropezó para nada incluso tropezaba con cadáveres en el suelo y se levantaba rápidamente pero no detenían. En un momento volteo hacia atrás y vio como Julián intentaba quitarles la cerradura a su compañero mientras en la sombra una figura se asomaba por detrás de ellos lentamente, el joven intento gritarle a Julián pero antes de que pudiera hacerlo esa figura lo arrastro hacia las sombras solamente se podían escuchar los gritos de Julián a alejándose del pasillo que parecía interminable, el joven por fin llego a la puerta de un empujón la abrió y comenzó a subir unas escaleras él dice que sintió que corrió por más de treinta minutos sin parar hasta que por fin llego a una puerta la abrió y por fin dejo este lugar como si las sorpresas que se había llevado no fueran suficientes, entonces encontró una más salió de una casa parecía ser la misma casa de antes, solo que esta vez había personas viviendo ahí las cuales parecían estar muy asombradas. Un señor rápidamente se abalanzo sobre este joven pesando que se había metido a robar y entre llanto y suplicas el joven le conto todo lo que había sucedido pero cuando le mostraron el sótano noto que era un sótano común y corriente. No había tales escaleras largas y mucho menos un cuarto como el que describía, llamaron a la policía y al llevarlo a la comisaria se dieron cuenta de que este joven estaba entre el grupo de estudiantes que se mantenía desaparecido hacía ya dos meses por lo cual fue rápidamente interrogado, él les conto la historia que les acabo de narrar pero nadie le pudo creer por el simple hecho de que el profesor Alejandro se había mudado dos semanas antes de la fecha en la que los jóvenes desaparecieron y que supuestamente eso había ocurrido, aunque cuando trataron de averiguar a donde había ido nunca lo supieron y al revisar su expediente notaron que no se sabía nada de, el antes de dar clases en esa escuela los dos jóvenes que supuestamente se habían quedado dentro de la planta superior nunca estuvieron involucrados en tal accidente o amenos es lo que ellos dijeron. Por otro lado Julián junto con su otro compañero seguían desaparecidos y hasta el día de hoy nadie sabe que pudo haber pasado con ellos. 

El joven recibió tratamiento psiquiátrico durante unos años, dicen que después de salir de allí cuando su tratamiento termino abandono la ciudad aunque esos solo son rumores y la verdad sobre el paradero de los demás jóvenes sigue siendo un misterio inclusive una leyenda urbana que todos conocemos, algunas personas rumoran que Alejandro secuestro a los jóvenes otros dicen que los mato y sus cuerpos están enterrados en alguna parte de la ciudad, nunca sabremos lo que sucedió solo sabemos que este joven pudo haber vivido la peor experiencia de su vida o solo simplemente invento la historia más escalofriante que pudo haber existido en la ciudad.

BILLY - CREEPYPASTA



La voz de Billy se volvió cada vez más siniestra. Lo he visto desde que era solo un niño, y al principio creí que éramos amigos.

Un día apareció en mi habitación y me dijo que nadie más podía verlo, solo yo. Porque era especial.

Parecía un inocente niño... Así que yo confíe en él, pero poco a poco me fui dando cuenta de que Billy no era un simple amigo imaginario, creado por la combinación de mi mente infantil y la más oscura soledad.

No sé qué cosa era Billy pero tenía la apariencia de un niño muy pálido; con unos ojos profundos y grises que cambiaban de tono cuando se encontraba molesto. Lo cual sucedía cada vez con más frecuencia.

Los juegos infantiles poco a poco se tornaron en siniestras órdenes.

Billy frecuentemente me obligaba a lastimar animales, a veces incluso a lastimarme a mí mismo.

Yo no quería hacerlo, pero cada vez que trataba de desobedecerle algo terrible ocurría.

Una vez me ordeno robar el gato de mi vecina y cortarle las orejas y la cola para después atravesarle el corazón con un pica hielos.

Yo me negué.

Con lágrimas en los ojos le dije que no lo haría y tan solo unas horas después toda la familia de mi vecina tuvo un terrible accidente en la carretera. Ni ella, ni su esposo, ni siquiera sus pequeños hijos sobrevivieron.

Y Billy con una sonrisa en su rostro me dijo:

— Es culpa tuya, si hubieras obedecido, no hubiera sucedido esto.

Así aprendí a obedecerle, entendí que no tenía salida, pero con el paso del tiempo, sus órdenes se volvían más y más oscuras cada vez.

Aunque los años pasaban Billy seguía con la apariencia de un niño.

Yo acababa de cumplir 16 años cuando sus retorcidos caprichos llegaron al límite. Ese bastardo me ordeno matar a mi padre.

Dijo que si lo hacía, eso sería lo último en pedirme, pues ya se había aburrido de jugar conmigo.

Dijo que después de hacerlo iba a dejar de molestarme para siempre.

Pero si no aceptaba, que si no mataba a mi padre, entonces lo haría él, pero además amenazó con matar a mi madre y a mi hermana de 7 años. Dejándome solo en este mundo, bueno no del todo solo pues prometido que él nunca se iría de mi lado.

Lo reflexione durante días, lamentablemente para mi viejo había más que perder si no cumplía con la última orden de Billy.

Así que resolví matar a mi padre.

Era una locura pero algún día yo iba a morir y entonces podría pedirle perdón, sabía muy bien que él lo entendería.

Si supiera el dilema en que me encontraba.

Billy me dio una hora y un lugar específico donde debía hacerlo.

A las seis de la tarde a la orilla de una carretera solitaria.

Donde también aprovecharía para enterrar el cuerpo.

Con engaños lleve a mi padre al lugar exacto a la hora exacta. Bajamos del auto y me acerque a él lentamente por la espalda, con cuidado para que no viera la pistola que llevaba en mi mano izquierda.

De pronto mi padre comenzó a llorar, *le pregunté que ocurría*.

— Por qué lloras papá?

El volteo a verme y con sus ojos llenos de lágrimas me dijo:

—Este es exactamente el mismo lugar donde traje a tu abuelo, el día que Billy me ordeno matarlo.

QUIERES JUGAR? - HISTORIA DE TERROR



Don Manuel Gutierrez era un hombre bondadoso y muy paciente. De mirada honesta y sagaz. Trabajaba en el Cementerio General de Tegucigalpa. Cada vez que veía a alguien visitar la tumba de un ser querido le regalaba la flor de su preferencia. Don Manuel gustaba mucho de ellas y siempre le compraba muchas a Rafaela, la muchcha que las vendía en la entrada. Las que no regalaba las sembraba en las tumbas que habian quedado olvidadas.

Le apenaba la situación actual del cementerio. Los ladrones se robaban las placas de las tumbas y abrían los mausoleos. Habia tumbas que se estaban cayendo en pedazos por el descuido de los familiares de quienes yacían bajo ellas.

Trabajaba el turno de noche desde hacía diez años. Había pocos que se atrevían simplemente porque era un cementerio, pero Don Manuel no creía que algo maligno podría pasar en un lugar de paz y descanso.

Dormía en una pequeña cabaña cerca de la entrada. Siempre lo iba a despertar de imprevisto algún empleado de la alcaldía, pues no se sabe cuando alguien morirá y con la violencia y ese tipo de problemas estaba cavando mas tumbas ultimamente.
Una noche estaba cavando una tumba. Estaba concentrado en su trabajo cuando oyó un estruendo que provenía de atras de un mausoleo. Don Manuel corrió a averiguar la causa del sonido. La identifico bastante rápido. Una pequeña estatua había sido srrebatada de una tumba y se había roto. Don Manuel busco al culpable pero no llegó muy lejos, en ese sector de el cementerio el alumbrado todavía estaba en construcción y estaba muy oscuro. Decidió ir a reportarlo a uno de los guardias en caso de que el ladronzuelo todavia anduviera rondando.

Mientras caminaba de regreso el enterrador empezó a sentirse observado. Trató de olvidarlo, pensó que tal vez le estaban afectando mucho las noches con poco sueño y tener que lidiar con ladrones y vándalos. El viento empezó a soplar co mas fuerza y hacía eco en las frías tumbas. Acompañando al viento estaba la luna, que esparcía su tenue resplandor por todo el predio. De repente, escucho risas.

Se quedo parado a medio camino mirando a su alrededor. Las escuchó otra vez, pero esta vez estaba mas cerca. Sintió que el pánico se apoderaba de el.

-Quien anda allí?- preguntó con voz temblorosa.

No hubo ninguna respuesta, solo mas risas. Esta vez parecían envolverlo.

-No deberían estar aquí. Yo solo soy el enterrador. Dejare que se vayan, no le voy a decir nada al guardia.

-Manuel- sonaba como la voz de una niña, tambien parecía venir de todos lados- Manuel, ven porfavor.

Manuel estaba asustado, pero siendo un hombre calmado y razonable habló con ella para intentar llegar a una explicación lógica.

-No deberías estar aquí, niña. Es muy peligroso, hay muchos ladrones.

-Eso no es importante. Yo quiero estar aquí.

-Donde estas? Te llevó a tu casa? Tu mamá debe de estar preocupada.

-No sabe que me fui. Todo el mundo siempre esta muy ocupado y nadie quiere jugar conmigo. Por eso vine, mis amigos estan aquí ellos si juegan.

-No es seguro jugar aqui.

-Quieres jugar con nosotros?

-Que?- Un escalofrío recorrió el cuerpo de Manuel y empezó a temblar.

-No te preocupes, somos inofensivos- dijo la niña, que saltó de la oscuridad de repente y lo tomó de la mano. Manuel casi grita, pero pudo ver que su nueva amiga era una niña pequeña de aspecto agradable, nada espectral como había empezado a imaginar. Las manos de la niña estaban tan frías como las tumbas que el cuidaba, lo que le provocaba más temblores.
EMpezaron a caminar.
-Como sabes mi nombre?- preguntó Manuel.

-Te observo, me agradas porque eres muy bueno. Sabía que jugarias.

-Cual es tu nombre?

-No lo se, se me olvido- dijo pensativa.

-Porque?

-Ha pasado tanto tiempo desde que alguien me ha llamado por mi nombre que ya no lo recuerdo.

-Entonces...- balbuceo Manuel

- Si Manuel, soy un fantasma- dijo con extraña animosidad. Manuel no sabía que pensar o que hacer.

La niña dejo de caminar. Manuel se quedo parado donde lo dejó, temblando como una hoja en el viento. Ella caminó hasta una tumba. Manuel recordaba que un niño había sido enterrado allí recientemente. Manuel le regaló una flor a su madre acongojada.

-Levantate Rodrigo! Vine a jugar, como lo prometí. Vamos! Levantense todos!

La tierra se estremeció y Manuel cayó al suelo. Se quedo allí sentado mirando con asombro lo que pasaba. Los niños! Los niños muertos se levantaban de sus tumbas. Dedujo que estaban en el área del cementerio que estaba destinado a los niños.

Palideció, le era dificil respirar y no podía levantarse. La niña se le acercó y le ayudo a levantarse. Era sorprendentemente fuerte.

-No te asustes, todos quieren conocerte- la niña le dio una leve palmada en el brazo- Nos persigues y cuando toques a alguien mas huyes de el.- dijo y despues corrió. Los otros niños hicieron lo mismo.

Manuel no se movió. Deberia perseguirlos? Deberia correr a buscar a alguien vivo?

Escuchó una risa detrás de el. Se volvió y vio a un niño. Le parecía vagamente familiar. Tenía una herida muy profunda en el cuello, como si alguien lo hubiera degollado. Esto era desagradable, pero Manuel no sintió miedo. EL rostro del n iño no reflejaba nada maligno.

Manuel estiró su tembloroso brazo, lo toco y corrió. El niño lo persiguió con alegría. Y así empezó el juego. Jugaron toda la noche. Manuel no se cansó, se sentía como un niño otra vez.

El sol empezaba a salir y tuvieron que parar. La niña le explicó que se tenía que ir. Sus amigos tenían que volver a sus tumbas.

-No debo estar aquí, tengo que estar en el mundo del replandor-dijo la niña con algo de tristeza.- Vine porque mis amigos se sentían solos pero si no vuelvo mamá se dará cuenta y se va a enojar mucho. Gracias por jugar, Manuel. Te veo allá.

Su rostro angelical estaba llenó de paz y sus grandes ojos cafes brillaban mientras deaparecía entre los primeros rayos solares. Los otros niños volvieron a sus tumbas. Uno se le acercó a Manuel.

Tenía la mitad de la cara aplastada y cuberta de sangre, pero sonreía.

-Gracias por ser tan bueno con mi mamá- dijo antes de desaparecer en las profundidades de su tumba. Manuel leyó la placa.


"Rodrigo Alvarez 1955-1960"

Manuel caminó hasta la entrada preguntandose si lo habria soñado. Salió del cementerio y vio a Rafaela preparandose para otro día de trabajo.

-Rafaela no vas a creer lo q ue me ha pasado!- Se lo contó todo. La abuela de Rafaela sabía mucho de esas cosas y por lo tanto ella tambien.

-Un último juego, de seguro Don Manuel-dijo Rafaela con un tono extraño.

-Bueno me alegra haberlos ayudado.

-No Don Manuel, no para ellos. Para usted! Usted es bueno siempre, entonces los niños han querido agradarlo. Algo terrible le pasará a usted al morir, pero cuando muera ellos estaran allí para guiarlo.

Don Manuel sintió que iba a desmayarse. No podia ser cierto, tenía que haber sido un sueño. Se fue a su casa sin decirle nada mas a Rafaela.

Los meses pasaron, don Manuel siguió con su rutina siempre esperaba ver a la niña pero ella no volvió.

Una mañana las predicciones de Rafaela se hicieron realidad. Una mujer encontró el cadaver de Don Manuel. Había sido apuñalado verias veces. Nunca se supó quien lo hizo ni por que. Pero los empleados del Cementerio General afirman que desde que murió se escuchan risas infantiles por todo el cementerio y las flores estan mas hermosas que nunca.

EL PERRO NEGRO - HISTORIA DE TERROR



Yo crecí en una comunidad rural llamada La Mutua, cerca del Naranjo en San Luis Potosí, en aquel entonces era un asentamiento de varias familias y ejidatarios cañeros que tenían parcelas muy cerca del caudal del rio, éramos principalmente, trabajadores de la caña y yo desde los 10 años ayudaba a mis padres en la labor de cortar y transportar caña al ingenio del El Naranjo; mi madre tenía una molienda en donde preparaba piloncillo que íbamos a vender a Ciudad Valles y tenía una plantación de caña particularmente especial para la elaboración de este producto, yo era el encargado de cuidar esa plantación y regarla cada tarde, tendría unos 15 años, a esa edad ya eras un hombre y te forjabas el carácter con trabajo duro y responsabilidades, como todas las tardes ensillaba mi caballo y recorría unos 10 kilómetros entre arboladas y campos de caña, los caminos eran todos de terracería y la única manera de llegar era a caballo o en burro, la labor era rutinaria, aprovechar el caudal del rio por medio de canales de riego que impregnaban todo el terreno, había que hacerlo con cuidado para no ahogar a las plantas y eso me llevaba dos horas todos los días.

Fue una noche que regresaba a mi casa, eran las nueve y media de la noche y comúnmente terminaba a esa hora de regar, monté mi caballo y tomé una vereda para llegar mas rápido; cortaría camino, pero estaba cubierta de caña y arboles, después de un largo recorrido, salí a un claro y estaba iluminado por la luna, de pronto mi caballo relinchó y me puse en alerta, antes de llegar de nuevo al camino me salió de improviso un animal, era un enorme perro negro, casi del tamaño de mi caballo, comenzó a gruñir, sus ojos estaban iluminados por la luz de la luna y eran de un rojo intenso que parecían incendiarse, despedía una peste desagradable, un olor que nunca había percibido entre excremento y hedor de perro, yo me asusté y mi caballo se paró en sus patas traseras al momento que el animal comenzó a ladrar, eran ladridos extraños, graves y profundos que te erizaban la piel.

En ese momento traté de tranquilizar a mi caballo y el perro se dejó venir con la clara intención de morderme a mi o al caballo, fue en unos instantes que mi jamelgo se volvió a parar sobre sus patas y me tiró, mientras estaba en el suelo, el animal comenzó a morder en las patas al caballo y relinchaba de dolor, yo sobreponiéndome a la impresión, saqué mi pistola y comencé a dispararle, eso lejos de asustar a la bestia, hizo que caminara hacia a mi, lentamente, mi caballo al verse liberado del atacante corrió por la vereda asustado, dejándome a merced del perro, esperando lo peor, apunté esta vez a la cabeza del animal y le vacié el cargador, fueron 3 tiros los cuales no hicieron blanco, era imposible que fallara ya que era buen tirador , el animal estaba a escasos 2 metros de mi cuando, recargué y le disparé de nuevo y no le di una sola vez, cuando pensé que era mi fin, el animal aulló de una manera siniestra y corrió perdiéndose en el campo de caña.

Aun con la impresión y con el corazón saliéndoseme del pecho, me levanté y corrí con todas mis fuerzas por aquella vereda, cada sombra y cada curva del camino pensaba que eran trampas mortales y esperaba que me saliera aquel animal y por suerte no fue así, llegué a mi casa completamente mojado en sudor y exhausto, mi padre que estaba prendiendo leña, se percató de mi y preocupado fue para ver que me pasaba, y le conté todo lo que me había pasado, mi viejo que tenía una gran sabiduría me dio café con piloncillo y me frotó la nunca con alcohol, se quedó pensando un rato y me dijo con una seriedad y firmeza que nunca pude olvidar.

-Sabes qué mijo, creo que esa cosa que te atacó fue una persona, alguien que te quiere espantar-
Yo me quedé pasmado ante aquella afirmación y me le quedé viendo incrédulo.
-Dime, la semana pasada que fuiste al baile al Naranjo ¿Con quién te peleaste?

En eso recordé que había ido a un baile al Naranjo hacia unos días y tuve un altercado con un joven lugareño, Martin Solís, había sido por una mujer que pretendíamos los dos y me había hecho caso a mí, por lo que me retó a los golpes y el salió perdiendo, suponía que no se quedaría tranquilo, la gente por esos rumbos era muy rencorosa y vengativa, así que por esa razón iba armado y estando siempre alerta para evitar ser “venadeado”.

-Con Martin Solís Pa’, tuvimos una pelea y el perdió, le rompí el hocico-
-Mira mijo, ese Solís es nieto de un señor, un tal Felipe que tiene una parcela en Coyoles, ese fulano por todos es sabido que es un brujo que desde hace mucho se convierte en animal, ten mucho cuidado, ve siempre armado-

Eso para mí fue bastante perturbador, había escuchado leyendas de la gente de los alrededores de tales personas, que podían convertirse en el animal que ellos quisieran, Nahuales les llamaban.

Los días pasaron y como cada día iba a regar la parcela, mi caballo había vuelto solo a mi casa y lo había curado de las mordeduras, iba con miedo y siempre alerta, con la pistola cargada todo el tiempo, de regreso aprovisionaba una linterna de petróleo que iluminaba el camino, a veces podía observar que las hierbas y las copas de los arboles se movían en la obscuridad y de tanto en tanto escuchaba aullidos y gruñidos cerca de mí y a lo lejos, era evidente que esa bestia jugaba conmigo, quizás esperando el momento para atacarme de nuevo.

Por esos días, conocí a una pareja de ancianos que iban a recoger palmas para techos, eran unas personas amables que siempre me invitaban café y gorditas de chile, platicábamos de muchas cosas mientras regaba mi parcela y con la misma se iban, ellos vivían cerca de mi casa y pasaba por la suya a dejarles las palmas que habían cortado, una noche que regresaba de regar, sobre el camino habían dejado un atado de palmas que iba a llevarles, las comencé a subir al caballo y sentí un pánico tremendo cuando escuché tras de mi unos gruñidos y percibí el hedor asqueroso del perro, temí lo peor, no quise voltear pero sentí un aliento fétido en mi nuca, el miedo se apoderó de mi, lentamente y con las fuerzas que me quedaban volteé solo para darme cuenta que el animal estaba detrás de mi, su hocico lleno de dientes amarillos y una baba asquerosa, estaba a escasos centímetros de mi cara, las pistola la había dejado en el morral que llevaba en la silla de montar, al ver que se acercaba hacia a mí, cerré mis ojos esperando la muerte y pensé en mi papá y mi mamá, pasaron unos segundos que se me hicieron eternos, entonces abrí los ojos y no había nada ahí, tan solo mi caballo asustado; monté y me regresé a mi casa a todo galope.

Por la mañana fui a disculparme con los ancianos por no llevar sus palmas, entonces el señor Feliciano me pregunto qué me pasaba, le conté lo sucedido y la advertencia de mi papá, de como había vaciado el cargador de mi pistola en la bestia y no le di, el señor con un gesto de preocupación, me dijo firmemente.

-¿Te quieres librar de eso muchacho?-
-Sí, claro-
-Te voy a ayudar, pero tienes que ser firme y tener en cuenta que a pesar de ser un animal, es una persona a la que vas a matar-
No comprendía lo que sucedía, pero era tanto mi temor que no me importó, tenía que acabar con eso que me quería hacer daño de una forma u otra, el anciano me pidió el cargador de mi pistola y le sacó las balas.
-Vente mañana- Me dijo.
Al día siguiente lo fui a buscar y ya estaba esperándome con café y pan recién hecho.
-mira mijo, anoche mi vieja y yo curamos las balas, te aseguro que ora si le vas a poder dar-

Al tomar las balas no note nada inusual a excepción de que tenían una especie como de cera verde en la punta y una cruz tallada en la bala.

Pasaron los días y llegó la luna llena, tenía el presentimiento que tendría un encuentro con el perro infernal, y así fue, regresaba de regar y me metí por la vereda, al llegar de nuevo al claro, escuche los aullidos cerca y enseguida empuñe mi pistola, detrás de mi vi salir entre la caña al animal, di un giro en el caballo y vi que venia rápidamente hacia a mí con la intención de atacarme, la luz de la linterna iluminaba y veía la sombra del animal y el brillo intenso de sus ojos acercándose. Mi papá que me había enseñado a disparar, me aconsejó siempre esperar el momento justo para hacerlo, así que me tomé mi tiempo, apunte bien y disparé, se escuchó el fogonazo de la pistola y no le di, cuando el animal intenta rodearme, vuelo a disparar y esta vez le doy en la pata trasera, el aullido de dolor que lanzó fue tal que mi caballo se asustó y se paró sobre sus patas, pero esta vez me prepare para no caerme, el animal herido huyó por la vereda y se perdió en un cerrito que estaba a mis espaldas, traté que calmarme pero la adrenalina me hacia palpitar mi corazón, así que cabalgue rápidamente.

Al llegar a mi casa, le platiqué a mi papá lo sucedido y me dijo, ahora si vamos a saber quién es el que te esta espantando, mañana domingo que se junta la gente en la comuna, debe de haber alguien herido de la pierna ya verás.
Amaneció y mi papa siempre se levantaba a las 5 am para ir a la comuna de los cañeros, al despertarme eran las 9 am y mi papa ya venía de camino.

-No vas a creer quien es al que baleaste, acompáñame-
Ensillé mi caballo y fuimos a resolver el misterio. Sentado en una banca estaba un hombre ya mayor con una muleta y con la pierna vendada, de mirada torva y un gesto de maldad en su rostro que molestaba, era Filemón Solís, tío abuelo de Martin, lo encaré.

-Oiga señor, ¿Quien lo hirió?- le pregunte con firmeza
-Fuiste tú cabrón, anoche, pa que te haces pendejo- me contesto con altanería
-Mire, pinche viejo, si lo vuelvo a ver tratándome de espantar o queriéndome hacer algo a mi o mi familia, lo voy a matar, ya sé cómo-

Salí de ahí junto con mi papa y no volví a saber nada de ese hombre, meses después me enteré que un campesino y su familia habían sido masacrados en su casa no muy lejos de ahí en una comunidad llamada La Colmena, los testigos afirmaban que había sido tres perros negros enormes los que mataron a la familia y robaron a dos de sus hijos para perderse en los cerros, s los niños los encontraron días después completamente devorados por varios animales. Desde ese día que lo supe siempre salía con la pistola cargada y mis balas especiales, No sería hasta años después que me volví a encontrar con la muerte, pero esa es otra historia.

NO VOLTEES - HISTORIA DE TERROR



Hace algunos años conocí a Joaquín Cárdenas, el era pescador y trabajador en una salinera en el Ejido Aquiles Serdán “El Barranco” en Altamira Tamaulipas, Yo acostumbraba ir al puente del rio Barberena a pescar y a tomar cerveza, viendo a los pescadores atarrayar y sacar algunos peces y camarones, era común que platicáramos acerca de la vida en el ejido y de historias de la gente de la región, Joaquín vivía en un lugar cercano a Morón, el era un hombre ya mayor un tanto huraño, pero tenía una gran sabiduría y sabia muchas historias de miedo, las cuales me contó al calor de unas cervezas y una fritanga de pescado, las historias de Joaquín comienzan cuando él era aun joven, el ayudaba a su abuelo en una parcela familiar que tenían a unos kilómetros del pueblo, y era común que después de trabajar la tierra y cosechar algunas legumbres, juntaran leña para llevar a su casa y tener con que cocinar, en esos tiempos las casas tenían hornos de barro y parrillas donde al calor de la leña preparaban sus alimentos.

El abuelo de Joaquín tenía una desvencijada camioneta chevrolet, picada por la sal y la humedad, pero tenía un buen motor, en ella transportaban sus herramientas y la leña todos los días, recorrían un largo y agreste camino para ir y regresar, lleno de polvo y hoyancos que hacían que la camioneta brincara, así que se iban lento. Ya entrada la noche, Joaquín subía el ultimo atado de leña a la pick up, y comenzaron su camino, el cielo estaba estrellado y había luna llena, los faros de la camioneta apenas iluminaban el camino unos metros, mas allá era total obscuridad, en cierto punto del camino, El abuelo de Joaquín paró y se dió cuenta que el camino estaba bloqueado por una empalizada que había dejado un ejidatario para cercar su parcela, solo había una forma de rodear y era por un camino poco transitado lleno de maleza y piedras, en donde hasta los caballos batallaban para seguir el rumbo, muy a su pesar el abuelo, dio reversa y estando en la entrada de aquel camino suspiró hondo y se persignó, Joaquín extrañado de lo nervioso que se veía su abuelo pensó que nunca lo había visto así ninguna vez, trató de no pensar en eso y acomodó su cabeza en el vidrio para tratar de dormitar un poco en lo que llegaban, su abuelo iba al pendiente del camino y un poco rápido.

Al pasar una antigua noria, un sobresalto de la camioneta hizo que Joaquín se incorporara, el abuelo iba muy rápido por el camino, haciendo rugir el motor y levantándose del camino por los hoyancos por donde pasaban.

-Que pasa abuelo?- pregunto Joaquín con desconcierto
-Nada mijo agárrate-

En eso Joaquín sintió una pesadez y una sensación de ser observado, una corriente eléctrica recorrió su cabeza y su espalda y los cabellos de la nuca se le erizaron, volteo a ver a su abuelo y este tenía su vista en el camino con las manos apretando el volante y con su cabeza casi pegado a él.

De pronto escuchó como algo golpeó la caja de la camioneta y se tambaleó como si algo hubiera sido arrojado en ella, cuando empieza a voltear para ver qué era lo que había golpeado, el abuelo le grita enérgicamente y con todas sus fuerzas

-¡NO, no voltees!-

Joaquín se quedo inmóvil y volteó al frente, el grito y la sensación de que algo traían atrás, hizo que le comenzara a latir fuertemente el corazón, el motor de la camioneta rugió al acelerar, venían bastante rápido, y al observar a su abuelo notó que tenía el rostro lleno de miedo, nunca en su vida lo había visto temeroso. De pronto escucharon unos fuertes toquidos en el medallón trasero de la camioneta, era imposible nadie venia atrás o al menos eso pensaba, el instinto de querer voltear fue rápidamente disuelto con la mano callosa de su abuelo al tomarlo de las mejillas fuertemente y mirándolo fijamente sin soltar el volante

¡Mírame cabrón, no te voltees, no dejes de verme a mí!

El grito y la advertencia frenética del abuelo, hizo que la mente de Joaquín se nublara y se quedara fijamente mirando al anciano, el cuál comenzó a sudar copiosamente y a decir oraciones entre dientes,

-Ayúdanos señor, santo sea tu nombre, no nos abandones Dios mío-

En Joaquín volvió a escuchar el ruido de algo golpear la lámina de la caja, eran como si algo brincara en ella, era imposible a esa velocidad y con los brincos que daba la camioneta, el veía fijamente a su abuelo no quería voltear pero de reojo veía un bulto en la parte trasera de la camioneta algo que se movía ahí, cerró los ojos fuertemente para no ver y quería llorar, quería que su abuelo se detuviera y correr, de nuevo algo golpeteaba el medallón trasero, algo quería que volteara a ver, el abuelo casi al borde de un colapso miro con determinación a Joaquín gritándole que no volteara que lo viera a el, el rostro del anciano era de terror puro, de desesperación y a punto del llanto, el motor de la camioneta estaba al límite, rugía trabajosamente y Joaquín pensaba que se despedazaría antes de que llegaran a cualquier sitio.

Su corazón latía tan rápido que por un momento pensó que se le saldría del pecho, respiraba trabajosamente intentando jalar aire, mientras se aferraba al cinturón de seguridad, cerró los ojos fuertemente y comenzó a orar y a pedir perdón por todo y un impulso hizo que se acordara de sus padres, pensó que iba a morir, en ese momento la velocidad de la camioneta se redujo, el abrió los ojos para mirar y ya estaban en el camino principal, un camino de piedras y tierra compactada.

Al mirar al abuelo estaba con la cabeza recargada en el volante, respirando de alivio y sudando a chorros, todo estaba en silencio, escuchaba los grillos y las cigarras en el monte y el zumbido del motor de la camioneta, le dio marcha y las piedras comenzaron a crujir en señal que el camino principal los llevaría al ejido, que se veía a lo lejos.

-Mire mijo, de lo que oyó y escuchó no se lo cuente a su madre, ni a su abuela, ¿Oyó?- le dijo el abuelo con una voz seria y determinada
-Si abue, pero ¿Que fue eso?- Pregunto Joaquín
-Eso mijo, era el diablo, si lo hubieras visto, te habrías puesto todo blanco y a lo mejor hubieras muerto de un susto-

Joaquín al escuchar aquella afirmación no dio crédito, pero el terror de su abuelo y lo que sintió y escucho no lo imaginó, al llegar a su casa, notó que en la caja de la camioneta no había nada, ni siquiera las herramientas o la leña, con los brincos se habían perdido, sin embargo pudo notar algo raro que le produjo un escalofrío, unas abolladuras en la caja de la pick up, le confirmaban que en verdad algo los golpeo, eras varias como su algo hubiera pisado fuertemente la lamina.

Esa noche Joaquín no pudo dormir, su abuelo que permanecía afuera de su ventana oraba en silencio, recordó entonces a un salinero que había conocido tiempo atrás, el hombre se llamaba Felipe, tendría unos 20 años cuando lo vio, su cabello estaba completamente blanco y en su rostro llevaba unas marcas de aruños, fue entonces que relacionó su experiencia con el joven, la gente decía que a él se le había aparecido el diablo, una noche en una marisma pero esa es parte de otra historia.

LA LEYENDA DEL KRASUE


El Krasue (también conocido como Kra Sue, Phi Krasue, Ap, Phi-Kasu o Kasu) es uno de los múltiples espíritus femeninos del folklore oriental, junto con el Penanggalan, el Pontianak y el Manananggal; que embruja los bosques y selvas de Vietnam, las FIlipinas, Malasia, Indonesia y en general las islas del sureste asiático.
Se le describe como un espíritu que toma la forma de la cabeza de una mujer joven y hermosa, con las vísceras colgando de su cuello como una especie de 'cola'. Otros lo presentan como un fuego fatuo o un brillo espectral que aparece entre los árboles.
El espíritu se mueve flotando en el aire, arrastrando sus vísceras (que incluyen el corazón, el estómago y un trozo de intestino) como si fueran la cola de un globo; sangrando y brillando como si hubiesen sido extraídas recientemente. Dependiendo de quien narre la leyenda, el Krasue cuenta con colmillos afilados; similar a un Yaksha o a un vampiro.
En la leyenda original tailandesa, el Krasue era una princesa Khmer que debía casarse con un poderoso noble siamés que había derrotado a su pueblo durante una batalla. La princesa sin embargo, estaba enamorada de un joven soldado; lo cual encolerizó al noble, quien la sentenció a morir mediante la hoguera. Poco antes de ser ejecutada, la princesa le ordenó a una hechicera de su pueblo que le lanzara un hechizo que le permitiera sobrevivir sin sufrir daño por el fuego; y si bien el hechizo era poderoso, tomó un largo tiempo en surtir efecto, y solo se hizo presente una vez que la princesa ya había sido consumida en su mayoría por las flamas; quedando intactas solo su cabeza y unas cuantas vísceras.
Los restos cobraron vida de nuevo y eventualmente se transformaron en el Krasue.
En otras tradiciones se cree que este espíritu era antiguamente una mujer rica que usaba lazos alrededor de su cuello para protegerse del sol. Esta mujer fue poseída por un espíritu maligno y maldecida, transformándose en el Krasue. Otras más cuentan que el origen puede haber sido producto de un mal acto de hechicería en el cual una bruja terminó con la cabeza y el cuerpo separados. También se cree que los pecados del pasado pueden estar relacionados con la transmisión de la maldición del Krasue: mujeres que abortaron o mataron a alguien en su vida anterior se volverían Krasue como castigo. Algunas historias más hablan de que una persona puede transformarse también si consume comida o bebidas contaminada por la carne o saliva de uno de estos espíritus; y la imaginación popular dice que el Krasue y su transformación queda restringida a familiares de practicantes de "Mae Mat", un tipo de brujería; en especial sus hijas y nietas.

En el folklore de Tailandia, el Krasue se halla bajo una maldición que lo hace estar siempre hambriento y activo durante la noche, cuando debe cazar para satisfacer su gula; buscando sangre qué beber o carne para devorar. Puede atacar al ganado y a las gallinas durante la noche, bebiendo su sangre y comiendo sus órganos internos. También puede alimentarse de animales como el búfalo acuático, que hayan muerto de otras causas durante la noche. Si el Krasue no halla sangre qué beber, se conformará con comer heces o carroña; y toda la ropa que haya sido dejada colgando en el exterior, será hallada con manchas de sangre o excremento en la mañana, supuestamente manchadas por el Krasue al limpiarse la boca.
También considera presas a las mujeres embarazadas, atacándolas poco antes o después de dar a luz. Flotará cerca de la casa de la mujer, lanzando gritos agudos para producir terror; y usará su lengua similar a una proboscis (compárese con la de un mosquito) para alcanzar al feto o la placenta dentro del vientre. Este hábito, junto con otras cosas inmencionables que hace este espíritu, se considera la causa de múltiples enfermedades que afectan a las mujeres en áreas rurales durante el embarazo. En otras ocasiones, el Krasue puede capturar al niño nonato y devorarlo con sus dientes afilados.
Para proteger a la mujer embarazada, los familiares deben colocar ramas espinosas alrededor de la casa. Esta cerca improvisada puede obligar al Krasue a huir; y luego del parto, los familiares deben cortar la placenta y enterrarla muy lejos para ocultarla del Krasue. Se cree que si la placenta es enterrada lo suficientemente profundo, el espíritu no la hallará.
El Krasue oculta su cuerpo decapitado en un lugar apartado, porque necesita regresar a él antes del amanecer; y vivirá como una persona normal durante el día. Destruir el cuerpo sin cabeza del Krasue destruirá al espíritu; obligando a la cabeza a flotar en busca de un cuerpo equivocado, el cual la hará sufrir hasta morir. Si la parte superior del cuerpo no logra encontrar el resto antes del amanecer (o uno similar), morirá. El Krasue también muere si sus intestinos son cortados o si su cuerpo desaparece y es oculto por alguien. Otras creencias sostienen que la criatura puede ser destruida al ser quemada.