domingo, 5 de agosto de 2018

LA NIÑA FEA DEL COLUMPIO



En un parque de la ciudad de México, los niños acostumbraban ir a divertirse en los juegos a todas horas. Cerca de ahí vivían dos amiguitas que siempre iban a sentarse en los columpios, Itzel y Marisela. Como sus casas estaban justo frente al parque, sus familias las dejaban salir a veces por la noche, sobre todo si no tenían que ir a la escuela al día siguiente.
Así, las dos chiquillas crecieron juntas y lo que más les gustaba era jugar de noche a balancearse, pues no había otros niños que se acercaran para reclamarles que les dejaran un lugar.
En una de aquellas ocasiones, estaban las dos riendo en sus respectivos columpios. Ya el sol se había puesto y estaba muy oscuro. En el lugar solo se escuchaban sus risas y el ir y venir de los avejentados juegos. Todos los demás chicos se habían marchado.
—Oye Itzel, mira… —Marisela señaló a un columpio cercano y vieron que había otra niña de espaldas a ellas, balancéandose lentamente.

No la habían escuchado llegar.

—¿Quién será? —preguntó Marisela.
—No sé, nunca la había visto por aquí… y no se le ve la cara.

—¿Por qué estará tan solita?

—A lo mejor es nueva por aquí y no tiene amigos. Hay que invitarla a jugar, ¿no?

Itzel y Marisela se bajaron de sus columpios y se acercaron a la pequeña solitaria.

—Hola, ¿quieres jugar con nosotras?

La niña no respondió ni volteó a verlas. Las chiquillas se acercaron unos cuantos pasos más en su dirección.

—¿Hola? ¿No nos escuchas?

En ese momento, la niña movió la cabeza un poco, como para voltear por encima de su hombro. Pero de repente, giró toda la cabeza en un ángulo imposible hasta que su cabeza quedó completamente invertida sobre su cuello. Sin embargo lo peor no era eso, sino el rostro de la cría que exhibía una expresión malsana y demoníaca. Una cara tan horrible, que al mirarla las niñas dejaron escapar un agudo grito de terror.
Sus padres las escucharon en casa y salieron corriendo para ver que estuvieran bien.
Cuando las encontraron, Marisela e Itzel se encontraban en el suelo, llorando y gimoteando de pánico al tiempo que señalaban al columpio. Pero este se encontraba completamente vacío.
Por más que buscaron a la otra niña, que ellas aseguraba que estaba por ahí, no vieron a nadie.
Se dice que las pobres no pudieron dormir en las noches siguientes. Se despertaban gritando en medio de horribles pesadillas y con el tiempo, sus padres tuvieron que internarlas en un psiquiátrico infantil.
Pronto, el rumor de lo ocurrido se propagó entre el resto del vecindario y muchos niños y jóvenes frecuentaron el parque, por morbo. La mayoría de ellos afirmó no haber visto nada raro en los columpios. Sin embargo algunos, no se sabe si para tomar el pelo o en serio, aseguraron haberse topado con una niña solitaria en un columpio.
Nadie nunca se atrevió a hablarle ni acercarse, por temor a su rostro demoníaco.

jueves, 2 de agosto de 2018

LA LEYENDA DEL TEKE TEKE




Hace muchos años una tímida joven a quien caracterizaba un temperamento asustadizo, esperaba el tren que la llevaría a casa. Como era de esperarse, sus compañeros de escuela aprovechaban siempre que podían para jugarle bromas, que en ocasiones se pasaban un poco de tono. La última de estas bromas sucedió un día de verano, cuando sus compañeros le arrojaron una cigarra mientras esperaba el tren. Aterrada, la niña pegó un brinco y con tan mala suerte que fue a dar a las líneas mientras pasaba un Shinkansen (un tren bala).

El tren partió dejo su cuerpo quedó partido en dos, su muerte fue lenta y dolorosa y generó en ella un deseo de venganza: a partir de entonces ronda las ciudades en busca de víctimas a quienes ataca con sus manos, que asemejan garras. Aunque muchos afirman que lleva una afilada hoz o tal vez una espada muy afilada.  De una apariencia inicialmente curiosa como si fuera una persona que avanza con la fuerza de sus manos a la cual le falta la mitad inferior del cuerpo, pero lo más saltante de este espíritu vengativo es el inconfundible sonido que hace al moverse y apoyarse en el suelo con sus manos; un sonido como que se oye “teke teke”, “teke teke”, “teke teke”;  y por el cual le han dado este apelativo.

Desde entonces el Teke Teke busca todas las noches víctimas, tiene una gran preferencia al asesinar estudiantes o mujeres que tuvieron la mala fortuna de toparse en su camino. El Teke teke persigue a sus víctimas por caminos oscuros. A pesar de no tener piernas, un teke teke puede correr increíblemente rápido usando sus brazos, tan rápido, de hecho, que incluso puede alcanzar a las víctimas que huyen en sus automóviles. Cuando los atrapa, corta a sus víctimas por la mitad en la cintura y les roba las piernas. De acuerdo con la leyenda, aquellas víctimas que tengan una muerte igual a la suya se convertirán, a su vez, en el Teke  Teke.

Son muchas las historias sobre las acciones de esta mujer. La más famosa (y ampliamente reconocida en los centros educativos japoneses); habla de un muchacho, hace algunos años, se acercó a una bella mujer sentada al otro lado del parque, tras un muro, en un colegio de hombres. El joven no pudo más que sorprenderse ante la belleza de la muchacha, quien lo miraba fijamente, y se preguntó qué hacía una mujer así cerca de  un colegio de varones. Mientras caminaba hacia ella, la muchacha dio un salto sobre el muro y presentó al aterrado estudiante un cuerpo incompleto, al que le faltaba la mitad inferior. El joven, aterrorizado, no fue capaz de moverse ni de pronunciar palabra cuando la mujer vino y usando sus garras lo partió en dos. Ahora él la acompaña en sus cruzadas nocturnas.

El Teke  Teke no solo ataca con sus garras. También se dice que empujan a los transeúntes desprevenidos a las vías y que lo asustan procurando que caiga de una gran altura. Su motivación parece ser el forzar que otros corran su desgraciada suerte.

Como con la mayoría de las leyendas urbanas, hay tantas versiones de la historia de Teke Teke que es imposible saber cuál fue la historia original o dónde comenzó. Cada localidad tiene su propia versión con diferentes detalles. En algunas historias, el teke teke fue víctima de un trágico accidente; en otros, fue un suicidio. En algunas historias, ciertos hechizos mágicos pueden protegerte de su ira; en otros, nada puede protegerte y seguramente morirás. En algunas versiones, las víctimas del teke teke se vuelven teke teke. Hay una serie de hilos en común entre muchas de las variaciones, y los más comunes apuntan hacia una mujer de Hokkaidō llamada Kashima Reiko.

Muchos afirman que el espíritu del primer teke teke, seria Kashima Reiko, quien murió de manera similar, pero la diferencia entre kashima reiko y la desconocida chica; es que una fue ultrajada antes de morir, y la otra era una joven estudiante quien murió víctima de una broma pesada.

Tengan cuidado, el teke teke siempre está en búsqueda de víctimas, evita los lugares solitarios y oscuros, y sobre todo no te quedes mucho tiempo en una estación de tren, porque seguramente el teke teke vendrá por ti, avanzara rápidamente y cortara tu cuerpo en dos.