martes, 13 de diciembre de 2016

LA LEYENDA DEL SILBÓN - LEYENDA VENEZOLANA

En Venezuela y Colombia existe una figura legendaria que responde al nombre de “El Silbón” y que habita y al que se le honra especialmente en la región de Los Llanos, A menudo descrito como un alma en pena, se cree que su leyenda nació y se hizo popular hacia la mitad del siglo XIX.

Cuenta la leyenda que se trata de un joven fantasma que habría matado a su padre, como venganza por haber este primero asesinado a su novia. Tras este trágico suceso, su abuelo habría mandado que atasen al chico a un palo situado en el medio del campo y, no contento con esto, habría ordenado darle latigazos en la espalda para luego enjugar sus heridas con ginebra y, más tarde, liberarlo por fin entre perros rabiosos y hambrientos.

Por si todo esto fuera poco, antes de dejarlo en libertad su abuelo le maldijo y le impuso la terrible condena de acarrear con los huesos de su padre por el resto de la eternidad.

El apelativo con el que se le conoce, “El Silbón”, le viene dado porque se dice de él que posee un silbido muy peculiar que se parece muchísimo a la escala musical do, re, mi, fa, sol, la, si cantada en ese orden y entonándola de manera que el silbido va subiendo hasta llegar al fa, para luego ir bajando el tono hasta llegar al si.

Del mismo modo, la gente cuenta que si escuchas ese silbido tan característico muy cerca de ti entonces no te encontrarás en peligro ya que, en contra de lo que pudiera parecer, el Silbón estará lejos pero, en cambio, si lo escuchas muy a lo lejos deberás temer: ya que él estará muy cerca de ti.
Algunos otros creen que escuchar ese silbido siempre es presagio de la propia muerte.


LA LEYENDA DE LA RUNA MULA - LEYENDA PERUANA

Hay una leyenda amazónica que habla de los castigos del adulterio. Una leyenda que hace alusión a los comportamientos libertinos entre hombres y mujeres y a las trágicas consecuencias que estos pueden desembocar. La Runa-mula sería la materialización física del adulterio, una mujer cegada por el deseo que ha recibido su condena.

Cuenta la leyenda que las mujeres que sucumben a los amores prohibidos (hombres casados, miembros de la iglesia o relaciones con cualquier hombre si esta está casada) corren el riesgo de transformarse en algo que les cambiará la vida para siempre.

Las noches de luna llena un jinete misterioso, vestido completamente de negro, llega a la casa de una de estas mujeres y comienza a lanzar una serie de palabras al aire. Su voz poco a poco va transformando a la elegida en un ser mitad mujer mitad mula, y automáticamente este híbrido sale al encuentro de la voz que lo reclama.

El jinete de ropajes negros monta la Runa-mula y comienza una larga noche en la que los castigos físicos más crueles se imponen a la infiel. La azota, la golpea y ésta sólo puede defenderse mediante estridentes relinchos que se escuchan en todas las casas del lugar alertando a los habitantes de la zona de que allí hay una mujer impura.

Al día siguiente la mujer se levanta totalmente magullada en su cama. No recuerda absolutamente nada, sólo puede observar atónita una serie de heridas que por alguna razón han aparecido en su cuerpo. Por el contrario, la gente sí sabe que ha sucedido, y a partir de ese momento, si se ven esos cardenales, esa mujer habrá desvelado su más oculto secreto.

La leyenda asegura que este jinete misterioso es el mismísimo Diablo, que con este comportamiento quiere dejar claro que el alma de esa mujer ya es suya por realizar esos actos impuros. Al mismo tiempo recuerda al resto de habitantes de la zona que nadie está libre de recibir ese castigo.





LA CIGUAPA

Cuenta una leyenda procedente de la República Dominicana que existe una mujer de rasgos indios, conocida como la Ciguapa, cuyos pies están orientados en sentido inverso, y que suele aparecer de noche, normalmente cerca de los lechos de los ríos o las corrientes de agua. Se las considera como entidades malvadas, dotadas de poderes mágicos y que habitan en las regiones remotas de las montañas.

De piel morena y ojos rasgados, las Ciguapas no llevan ropa ni vestido alguno, su cuerpo sólo está cubierto por su larguísima cabellera. Su anatomía, además del detalle de los pies al revés, suele ser grotesca en sus proporciones, no guardando las debidas medidas propias de los humanos.

Hay quien la describe como pequeñas y bajitas, de piernas delgadas y abundante vello por todo el cuerpo y existen diferencias entre los que afirman que son increíblemente bellas de rostro, en contraste con su extraño cuerpo, y los que dicen que su cara es terrorífica. En lo que si hay acuerdo es en que su carácter nunca es amable, tirando más bien hacia la melancolía y la maldad más aviesa.
De su garganta no brotan sonidos humanos, sino más bien unos extraños quejidos o gritos similares al canto de un pájaro y todo hombre que se tropiece con ella corre el peligro de caer en su embrujo, lo cual no suele terminar bien para la víctima. También se dice que le gusta robar la sal y carne cruda de las cocinas, cosa que sólo hace cuando la dueña legítima de la misma no está vigilando.

Esta criatura mitológica sólo puede ser capturada de noche (con la Luna creciente) y utilizando para ello a un perro blanco, pero el precio de su cautiverio es alto, ya que la Ciguapa puede llegar a fallecer debido a la melancolía de ser prisionera.

Según nos cuenta la leyenda, se mueve por los bosques de noche, y en ocasiones utilizan las ramas de los árboles para dormir, aprovechando cualquier ocasión para embrujar a un caminante desprevenido, que haya tenido la mala suerte de cruzarse en su camino y mirarla directamente a los ojos.



BLUATSAUGER - EL VAMPIRO DE BAVARIA

El Bluatsauger es una criatura procedente de la región de Bavaria, en Alemania, y se caracterizan por su pálida apariencia y por el hecho de que se alimenta únicamente de sangre, que puede ser tanto de origen animal como humano. Ya se les conocía en las leyendas de la Edad Media y se dice de ellos que son las almas perdidas de aquellos que, o bien no fueron bautizados o terminaron cayendo en el laberinto de las artes oscuras y la magia negra.

Pese a que muchas de las leyendas sobre el Bluatsauger se han perdido, quedan remanentes en las tradiciones cristianas posteriores, en las que se aseguraba que estas criaturas huían despavoridas ante la mención del Señor. También se les asocia con la Plaga (la peste negra), y se dice de ellos que suelen aparecer tras un brote de esta terrible enfermedad, y popularmente se atribuía al primer fallecido por la peste de haberse convertido en un Bluatsauger (algo tan injusto para la víctima como difícil de demostrar).

Según nos cuenta la tradición, la forma para evitar que un Bluatsauger pueda abandonar su ataúd es colocarle al fallecido un racimo de uvas bajo la barbilla, a falta de lo cual también se les ponía una moneda en el interior de la boca. Estos métodos no evitarán que un fallecido se transforme en Bluatsauger, pero si que se supone que le impiden salir en busca de víctimas.

Al igual que ocurre con los vampiros, para acabar con un Bluatsauger es necesario enfrentarse directamente a él, pero la dificultad principal radica en su morfología, ya que carece de huesos y su deforme cuerpo puede estar además recubierto de un oscuro y grueso pelaje, según la versión que tomemos.


En uno de sus puños guarda celosamente un puñado de tierra procedente de su sepultura, rasgo que adoptaría el mítico Drácula de Bram Stoker. La tierra sirve para hacer que la víctima elegida se la trague, lo que le llevará a una inevitable transformación. Al contrario de como sucede con los vampiros clásicos, el Bluatsauger sólo muerde para alimentarse, nunca para conseguir aliados.


LA SALLANA

El origen de esta leyenda mexicana lo encontramos en la época colonial. Durante aquellos días, en Villavicencio, vivía una mujer criada en una familia aristocrática. Estaba felizmente casada con un hombre honorable y querido por el resto de ciudadanos. El matrimonio contaba además con un hijo pequeño.

Esta mujer contaba con todo lo necesario para disfrutar de una vida feliz y llena de comodidades. No obstante, vivía obsesionada con todo lo que se decía de ella y su familia. Un carácter neurótico y celoso hacía que la mujer vigilara constantemente a su marido; y es que aunque al parecer el hombre estaba plenamente enamorado de ella, nunca era suficiente. La duda de los celos siempre abordaba a esta mujer.

Intentaba evitar todo tipo de chismes, pero era muy difícil, pues rondaba constantemente los lugares en los que se veía a su marido, indagando y buscando signos de traición.

Un día llegó a sus oídos un rumor que terminó por destrozarle la vida a ella y a toda su familia. Al parecer, las chismosas del pueblo comenzaron a difundir que su marido le era infiel con su propia madre. La joven se volvió literalmente loca. No atendió a razones y decidió creer completamente esta serie de cotilleos que se esparcían como la pólvora por el pueblo.

Así, sin preguntar a ambas partes si la historia era real o no, degolló a su marido mientras dormía y lo descuartizó cegada por los celos. Su hijo no corrió mejor suerte, pues también fue asesinado por sus propias manos.

Tras estos crímenes se dirigió a la casa de su madre, la apuñaló y posteriormente quemó su casa para no dejar huella alguna de lo que había hecho.

Justo antes de que las llamas alcanzaran a su madre, medio muerta y sin fuerzas, la misma recobró fuerzas para hablar por última vez a su hija asegurándole que había cometido el peor pecado: matar, y es por ello que estaría condenada. Su nombre sería a partir de ahora Sallana, y vagaría por los llanos asustando a borrachos y chismosas sin descanso alguno.

A partir de ese momento, la joven se aparece vestida de negro por los llanos de la comarca. Camina sola por la calle y atrae la atención de sus víctimas cuando están cerca, normalmente personas que han bebido en exceso. Una vez tiene contacto visual con ellos, abre su ropaje y deja ver su cuerpo y su verdadero rostro, un rostro espeluznante marcado por la muerte y la desolación.

Cuenta una de esas leyendas cortas que suelen oírse que, al parecer, la Sallana también persigue a las mujeres que no tienen otra cosa más que criticar y crear rumores. Así, intenta vengarse de aquellas que terminaron con su feliz vida, las chismosas.


LA FIURA

Se dice que Fiura viene de figura, y también de furia. La figura de Fiura está inmersa dentro de la mitología chilena. Según las fuentes nos encontramos ante una mujer de aspecto horrible, que habita los bosques, acompañada de su marido y padre el Trauco. Hija de La Condená, busca de los hombres su aliento, para disfrutar sexualmente de ellos quedando estos tullidos, pero plenamente satisfechos. En su búsqueda se apodera de los niños de las familias para criarlos como suyos, y es capaz de arrancar cabeza, manos y miembros a cualquier persona, o con su aire provocar la mayor de las epidemias.

Esta era la historia que los chilenos antiguos contaban a sus hijos para que no marcharan solos por los bosques o caminos solitarios. Según dicen tenía por costumbre bañarse en cascadas con agua limpia y pura, y desprendía dulces cánticos, con voz melódica, para atraer a sus víctimas. Se escondía por los matorrales para no ser descubierta.

También se dice que se podía seguir el rastro de Fiura por las cantidades de comida que deja a su paso, su alimento preferido es la espinosas chauras. Su fuerza y su destreza era tal, que los hombres temían combatir con ella en el bosque, ya que decían que era como atacar a una sombra.
Las familias del sur de Chile temían a la Fiura, ya que ésta adoptaba posturas imposibles y mostraba muecas a todo aquel que se encontraba con ella. Su rostro era impenetrable, con ojos tan rasgados que apenas se le veían claramente, y su enorme nariz tapaba su cara por completo. Se dice de ella que era coqueta a pesar de que su fealdad era comparable a las peores pesadillas de los hombres. Solía danzar por los pantanos, y parar para ver su feo rostro reflejado en algún charco. Para después peinarse con un peine de plata.

La leyenda de la Fiura cuenta que era imposible curar las heridas que podía crear, tan solo en contadas ocasiones. Se trataba de un ritual que solo los machis, consejeros del antiguo pueblo Mapuche, eran los sacerdotes capaces de contrarrestar las heridas causadas por la fiereza de la Fiura. Sus ordenanzas decían que para salvar el mal causado por el ataque debían raspar su piel con piedras de mármol de iglesias antiguas. Para las deformaciones que podía causar era preciso recoger una rama de enredadera al amanecer, rama que luego era llevada hasta el enfermo y golpeada con fuerza hasta que brotase la savia. Después la rama debía ser lanzada al mar y esperar la recuperación del enfermo.

Esta leyenda está muy extendida por Chile, formando parte de su folclore y sus costumbres. Algunos cuenta que son varias las fiuras que llegaron a existir, y su poder era tal que ningún hombre podía luchar realmente contra ella, y solo los sacerdotes y magos eran los encargados de enfrentarse a su malicia.

Mezcla entre historia y mitología, la Fiura es un personaje legendario dentro de la historia.



LA LEYENDA DE LA MARICUCHILLA

Antes de convertirse en el espectro en pena conocido bajo el nombre de Maricuchilla, María era ya una joven misteriosa y bella como la Luna. Todos los jóvenes de Oviedo deseaban su compañía, pero ella se mostraba siempre fría y desdeñosa, y los rechazaba con una actitud que en muchas ocasiones llegaba a la crueldad. En el fondo de su corazón, María se regocijaba con malsano placer al observar el sufrimiento de sus pretendientes.

Un día llegó a la ciudad un ermitaño, famélico y desaliñado, que se instaló en una cabaña de las afueras. Se trataba de un hombre santo que pasaba sus días rezando al Señor y vivía de las limosnas que los buenos samaritanos depositaban en su sombrero los domingos por la mañana, cuando todo el mundo acudía a la catedral.

En una de estas ocasiones, sucedió que María se fijó en él y le pareció que debajo de aquella barba desgreñada y aquellos andrajos se escondía un hombre apuesto. Durante los días siguientes, dio muchas vueltas a esta idea, y soñó largamente con la que según ella debía de ser la auténtica apariencia del ermitaño, de tal manera que al final acabó por enamorarse de él.

Decidida a que fuese suyo, María acudió a su cabaña e intentó seducirlo. Al principio, el ermitaño la rechazó con una sonrisa benevolente, pero después se limitó a ignorarla y continuar rezando. En jornadas sucesivas María lo volvió a intentar, sin obtener nada, a pesar de que había puesto en práctica todas las artimañas que conocía (y otras que ella misma había discurrido).
Por primera vez, la altiva María probaba las hieles del desamor, para descubrir tan solo que no soportaba que la desdeñasen.

En aquel momento podía haberse dado por vencida, pero, en lugar de eso, prefirió hacer algo que lamentaría por toda la eternidad: solicitó la ayuda de una bruja cuya habilidad para conseguir cosas mediante la magia había hecho famosa en toda la comarca.

En el lóbrego sótano de su casa, delante de María, la bruja invocó al Diablo, quien se presentó sin demora y prometió a la joven que intervendría para hacer que el ermitaño cayese rendido a sus pies. Por supuesto, ella tendría que pagar un precio a cambio. Debía coger la cuchilla que en aquel momento le tendía y con ella sacrificar a un niño de su propia familia en una gruta cercana a la choza del ermitaño. María dudó, pero algo maligno la llamaba desde el interior de aquella hoja de metal. Como en un sueño, vio su mano alargarse y cogerla.

A la noche siguiente sacó a su hermano pequeño de la cuna, lo apretó entre sus brazos y salió sigilosamente de casa. Bajo la luz de la Luna, cruzó la ciudad hasta llegar a las afueras, en donde no tardó en encontrar la cueva que el Diablo le había indicado. Con la mano derecha sujetó al bebe por las piernas, mientras con la izquierda extraía la cuchilla del bolsillo de su falda. La fría hoja de metal saludó con júbilo a la Luna.

Cuando su hermano dejó de moverse, María recobró la razón. Miró entonces con horror su frío cuerpecillo y la sangre que manchaba las rocas de la cueva, en una cantidad tal que parecía inverosímil, y comprendió la magnitud del crimen que acababa de cometer. Desesperada, corrió a buscar la ayuda del ermitaño, quien comenzó a rezar con devoción preguntándole al Señor cuál era su voluntad. Por fin éste le contestó: María quedaba condenada a permanecer en aquella cueva, limpiando la sangre de las piedras con su cuchilla, durante el resto de sus días mortales y aún después, hasta que consiguiese limpiarla por completo.

Pero tanta es la sangre y tan profundamente ha calado en las rocas, que es imposible que María complete nunca su tarea. De hecho, algunos dicen que todavía hoy, en determinadas fechas se la puede ver arrodillada, con el rostro desfigurado por la desesperación y la ropa convertida en jirones; apenas una sombra llorosa que raspa las piedras de la gruta con su brillante cuchilla. 


LA LEYENDA DEL FUTRE

Esta leyenda nació en la Mendoza, Argentina, según dicen, cuando el ferrocarril estaba desarrollando sus ramales hacia la cordillera, a principios del Siglo XX. Existen varias versiones acerca de esta historia, pero lo cierto es que el personaje del Futre es igualmente recreado en todas: un ser fantasmagórico, que se aparece a caballo, sosteniendo su cabeza entre las manos, dispuesto a atropellar o a matar del horror a aquél que se interpone en su camino.

Se cree que esta leyenda fue importada a la provincia de Mendoza desde la que es recreada por Washington Irving, “La leyenda de Sleepy Hollow”, es decir, la leyenda del Jinete Sin Cabeza, por las grandes similitudes existentes entre ambas.

Lo cierto es que bien pudieron haberla hecho viajar con ellos los inmigrantes que llegaron a tierras mendocinas para trabajar en los ferrocarriles; y esta es una opción imposible de ser descartada… Ya que esta leyenda se repite, con sus variantes, en numerosos pueblos de Latinoamérica, sobre todo en aquellos en donde llegaron por cuestiones laborales gentes de habla inglesa.

El Futre, ya que con este nombre es conocida la espectral aparición, se aparece vestido casi de etiqueta en Mendoza… Y sosteniendo su cabeza en la diestra. ¡Menuda sorpresa para quien se lo encuentra!

Presenta aquí también, como en los restantes lugares, sus variantes. La leyenda mendocina en concreto fue adjudicada a un personaje existente, un extranjero de apellido Foster (de ahí el sobrenombre de la aparición, que deriva de este apellido) que actualmente se encuentra enterrado en el cementerio de Uspallata. Comentan las crónicas que este personaje era un empleado del ferrocarril que tenía a su cargo el tendido del ramal hacia Las Cuevas. Su trabajo era pagar los jornales a los obreros que trabajaban en las vías.

Un buen día, el solitario empleado llegó al campamento ferroviario con el fin de cumplir su cometido, pero una emboscada de ladrones acabó con su vida, desapareciendo el dinero de los jornales que debían pagarse… Así también como su cabeza. Se barajó la hipótesis de que hubieran sido los mismos jornaleros quienes lo hubieran hecho, cansados de los abusos de este hombre, y que hubieran desaparecido su cabeza por algún ajuste de cuentas; pero lo cierto es que nada fue comprobado.

Desde entonces, el Futre se aparece a quienes tienen alguna cuenta pendiente que pagar, principalmente, con la justicia. Por ello se dice que el Futre no está entre las gentes, sino está en la conciencia sucia de los malhechores. 


MORRIGAN - REINA DE LOS ESPECTROS

Conocida por varios nombres: La Morrigu, Morrigan, Morigan, Morrighan, Morgana. Es una diosa celta venerada y conocida por cada uno de estos nombres desde Irlanda hasta Gales e Inglaterra. Sin embargo, también existen ciertos apelativos que definen un poco mejor su condición: la “Gran Reina”, que quizás sea el más popular y conocido, pero hay otros como “Diosa Suprema de la Guerra”, “Reina de los Espectros”, “Reina de los Fantasmas”, “Lavador en el Vado”.

Morrigan es, en si misma una diosa muy compleja pues esta compuesta por una Tríada como sucede con otros dioses o diosas celtas. Morrigan es la diosa de la guerra y de la muerte y hasta se podría agregar de la destrucción. Pero también representa la renovación; la muerte que da a luz a una nueva vida, el amor y hasta el deseo sexual. De más esta decir que tanto la vida como la muerte están muy unidas en el universo celta. Morrigan es doncella, madre y viuda.

No olvidemos la importancia del número tres (3), la triada, es un símbolo de la Totalidad y la eternidad, entre otras simbologías. Morrigan forma parte de una tríada con dos nombres más: Badbh (deidad de las batallas) y Macha(deidad de la Soberanía). Es la misma diosa con diferentes aspectos y facetas. Incluso se la relaciona con la “Gran Diosa Blanca” “La Gran Madre”, “La Diosa Luna”, “La Reina de las Hadas”, que era Dana ( Dé Ana) (Diosa Ana, o Anu), en su aspecto más sombrío, o con Nemain que es una deidad de la locura y el panico en la guerra, en cualquier caso Morrighan forma una Trinidad. Si tomamos la triada con Dana, Badh y Macha representaría una trinidad del Destino y en conjunto son llamadas “La Morrigan”, tres aspectos diferentes de la misma Diosa.

La Morrigan es la diosa de la muerte que asume la forma de un cuervo(es metamorfa y puedo convertirse en lo que desee pero su forma preferida es de cuervo o la corneja que son aves muy parecidas y carroñeras).

En las leyendas irlandesas Morgan, es La Morrigan a la cual se invocaba a la batalla por medio de una incitación de los cuernos de guerra o de los graznidos de los cuervos. Los cráneos de los caídos en batalla eran llamados “las bellotas de La Morrigan”, es decir, de la Diosa del Destino humano.
Fue amante de reyes, ayudó a los Tuatha dé Danann en sus batallas. Está escrito que intentó seducir a Cuchulainn, héroe celta, presentándose como una atractiva joven, dado que éste era el mejor guerrero celta irlandés de una época y quien repartía más muerte en sus combates. Sin embargo, fue rechazada por éste, desdeñándola por acudir al fragor de la batalla. La Morrigan consternada le atacó, 
cambiando de forma, anguila, lobo, vaca, pero Cuchulainn siempre la vencía, al final lo llevó hacia su destino. Descendió sobre él, como mensajera de la muerte que es, en forma de cuervo, cuando ya estaba herido a punto de morir, atado a un árbol. Y más de una vez se le presentaba a los guerreros en forma de esta ave avisándole de su inminente muerte.

Pero sus profecías no siempre son mortuorias, sino que en ocasiones sus sabios consejos son tenidos en cuenta, como ocurrió cuando aconsejó al Daghda, para tratar con los fomorianos, enemigos de los “Tuatha dé Danann”.

Se decía de ella, que cuando los soldados celtas estaban en el campo de batalla y veían o escuchaban a La Morrigan sobrevolando, sabían que había llegado el momento de trascender; Entonces daban lo mejor de sí realizando todo tipo de actos heroicos, enardeciéndose en la batalla y despreciando la propia muerte. La muerte para los celtas significa un comienzo en el Otro Mundo de ahí el termino de “trascender”. Lo peor en la batalla, no era morir, sino caer prisionero o quedar tullido.

En la cultura Celta la muerte representa la trascendencia de la vida y el inicio de un nuevo ciclo. Pero aún en este aspecto sombrío, otorgaba una gran seguridad a los guerreros.

También la escuchaban arengando a las masas y se imitaban sus gritos que infundían además de ánimo en quien los emitía, espanto en el rival.

De igual forma es símbolo del amor carnal y hasta de cierta promiscuidad sexual, pero carente en todo momento de culpa, dado que los antiguos celtas no veían el sexo como algo de lo que se debía sentir vergüenza propia o ajena, ni inmoral, ni lleno de pecado o culpa.

En una ocasión se presentó esta diosa triple, por Samhain, ante el Daghda, dios de la Tribu y a horcajada sobre un río tuvieron una relación sexual. No en balde, es diosa de la fertilidad y del emparejamiento, así como deidad soberana, identificándose y uniéndose a la Tribu a la Tierra de Irlanda en la simbología del coito con el Daghda, Dios de la tribu.

Cuando aparece en los arroyos, lavando los ropajes de aquellos que van a morir, como acaeció con Cuchulainn, es vista como el heraldo de la muerte y es llamada el “lavador del vado”.
Otra lectura que podemos entresacar de las deidades femeninas celtas, y de La Morrigan , en concreto, es la gran importancia y relevancia de lo femenino, en todas sus facetas, en unas gentes que no obstante, dejaban buena constancia de sus cualidades viriles, pero respetando el papel femenino e incluso igualándolo al del hombre, en todos los aspectos positivos o negativos. Con casi todos los derechos y obligaciones. No en balde se dice, que para la época en que vivieron, las mujeres celtas eran las que estaban más en igualdad de condiciones entre los pueblos paganos de aquellas épocas, por encima de griegos y romanos específicamente, a los que se considera hoy en día, casi como los civilizadores de la Europa “bárbara”.

Ella misma profetizó el fin del mundo de la siguiente manera:
“Veremos un mundo que no me querrá; habrá veranos sin pétalos, ganado sin leche, mujeres sin pudor, hombres sin valor, conquistas sin ningún fin… Bosques sin árboles, mares sin habitantes, juicios en falso contra hombres ancianos y sabios, malos defensores corruptos, todo hombre, un traidor; todo hijo, un ladrón. El hijo irá a la cama del padre, el padre a la cama del hijo. Cada uno de sus hermanos lo será por ley. No buscará a ninguna mujer fuera de su casa…En un tiempo malo, la indecencia engañará a su padre, a su hermana defraudará…” 



SÚCUBO

El súcubo (del latín succŭbus, de succubare, «reposar debajo»), según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer guapa para seducir a los hombres, sobre todo a los sensibles e incluso a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías, para tener relaciones sexuales con ellos. De esta manera, absorben la energía del hombre para mantenerse, y a menudo, llegan hasta tal punto, que los enferman con distintas dolencias físicas y espirituales, y hasta pueden dejarlo agotado o incluso matarlo.

Los súcubos más conocidos son Lilit, Abrahel, Baltazo, Bietka, Filotano, Florina Vasordiel, Mancerinio. Uno de los más relevantes en la demonología es Lilit. En general son mujeres de gran sensualidad, persuasión y carácter emulativo. Lilit, se transformaba en una mujer de opulentas formas a la que gustaba seducir a los artistas para que la utilizasen como modelo en sus creaciones, especialmente si se trataba de motivos religiosos.

Según el Malleus Maleficarum, o Martillo de Brujas, los súcubos coleccionan el semen de los hombres con los que durmieron. Éste lo usarían para embarazar a las mujeres. Así, se suponía que los niños que serían engendrados, serían más susceptibles a la influencia de los demonios.

Según algunas creencias, los súcubos se podrían transformar en íncubos con el semen recientemente recogido impregnando a sus víctimas. Este hecho respondía a la creencia de que los demonios no podían reproducirse naturalmente, sin embargo los íncubos podrían fertilizar a las mujeres. El tener hijos con retraso mental o alguna deformidad era señal de que uno o ambos padres eran demonios.
En el siglo XVI, una talla de un súcubo fuera de una posada, indicaba que también funcionaba como burdel.


Etimología

La palabra «súcubo» proviene de una alteración de succuba, procedente del latín y que significa prostituta. La propia palabra deriva del prefijo sub- que significa «debajo de, debajo», y del verbo cubo, que significa «yo quedo». Por lo que súcubo es alguien que queda bajo otra persona, mientras que un incubus (latín in-, la posición en este caso es «en la cima») es alguien que queda encima de otra persona.
La leyenda de los súcubos es una explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño.

Apariencia

La apariencia de los súcubos varía, en general, tanto como la de los demonios; no hay ninguna apariencia o pintura definitiva. Sin embargo, se suelen pintar casi universalmente como mujeres seductoras desnudas con una belleza no terrenal, a menudo con alas demoníacas; de vez en cuando, en ellos se dan otros rasgos demoníacos, como pueden ser, los cuernos, una cola con una punta terminada en triángulo, con ojos de serpiente, cascos de caballo, colmillos, serpientes enrolladas a su cuerpo, etc. De vez en cuando, simplemente aparecen como una mujer atractiva en los sueños, en los que la víctima no puede deshacerse de ella, ni olvidarla. Los súcubos atraen varones y en algunos casos, el varón ha llegado a enamorarse de ella. Incluso fuera del sueño, ella no deja su mente. Siguen agotando lentamente la energía de su víctima.
En muchos manga, anime y videojuegos japoneses, el súcubo se suele representar con unas grandes alas que crecen de su espalda.

La creencia oriental

Una versión conocida del súcubo en la creencia oriental es el um al duwayce (أٌم الدويس). Ésta retrata al súcubo como una mujer bonita, atractiva y perfumada que vaga por el desierto sobre un asno. Ella intenta atraer a los hombres, para así tener relaciones con ellos mientras, con la vagina dentada que posee —unas afiladas «navajas de afeitar» dentro de su vagina—, les rebana el pene, para así dejar al hombre agonizando de dolor. Habiendo dejado al hombre desvalido, ella toma la forma del hombre y lo mata. Algunos creen que además se los come vivos.
Actualmente
Las experiencias de visitas sobrenaturales claras pueden ocurrir por la noche en forma de alucinación hipnogógica. Hasta el momento, las emisiones nocturnas y otras ocurrencias sexuales o misterios son, en algunas culturas y círculos, culpa de un demonio que pecado como un súcubo.

Lista de súcubos

Ejemplos de súcubos extraídos de la mitología y la fantasía son:
* Abrahel
* Baltazo
* Bietka
* Filotano
* Florina Vasordiel
* Mancerinio
* Fiura (Mitologia Chilena (Chilota) (Mujer del Trauco)
* Lilit y los Lilim (Judaísmo)
* Lilitu (Sumerio)
* Rusalka (eslavo)




LUZ MALA

La Luz Mala es uno de los mitos más famosos del folclore argentino y folclore uruguayo. Consiste en la aparición nocturna de una luz brillante que flota a poca altura del suelo. Esta puede permanecer inmóvil, desplazarse, o en algunos relatos, perseguir a gran velocidad al aterrorizado observador. Muchas veces aparece a una distancia cercana al horizonte.

Descripción y Leyenda

Estas manifestaciones son muy temidas, ya que se identifica comúnmente a la luz mala como un ‘alma en pena’, el espíritu de un difunto que no recibió sepultura cristiana. Ante un encuentro, se recomendaba popularmente decir una oración y luego morder la vaina del cuchillo; como último recurso, se las debía enfrentar con un arma blanca, ya que las armas de fuego resultaban inefectivas.
En el noroeste argentino también se le da el nombre de luz mala al ‘Farol de Mandinga’, fosforescencia que suele verse en cerros y quebradas durante los meses más secos, luego de caer el sol. Se asegura que el Farol de Mandinga aparece en lugares en los que hay enterrados tesoros de oro y plata, y que la luz es el espíritu del antiguo dueño tratando de alejar del lugar a los extraños. La tradición dice que el 24 de agosto (día de San Bartolomé) estas luces son más brillantes por influencia del diablo, ya es el único día del año en que Satán se libra de la vigilancia de los ángeles, y aprovecha para atraer las almas ingenuas que codician los tesoros.

Existe también la creencia de que la luz mala son huesos de bovino desenterrados y que emiten una fosforescencia a la luz de la luna.

En la actualidad se acepta que el mito tiene su origen en el fenómeno real de los fuego fatuo, fosforescencias producidas por la descomposición de materias orgánicas sobre el suelo o enterradas a poca profundidad. También se sugiere que muchos casos pueden explicarse como avistamientos de rayos globulares.

Generalmente nadie cava donde sale la luz por el miedo que la superstición les ha producido. Los pocos que observan bajo la luz siempre han encontrado objetos metálicos o alfarería indígena. Ésta al ser destapada despide un gas a veces mortal para el hombre, por lo que los lugareños aconsejan tomar mucho aire antes de abrir el objeto encontrado, o hacerlo cubriendo nariz y boca con un pullo - manta gruesa de lana - o con un poncho.

Cuenta Hipólito Marcial que: "La luz blanca que aparece en la falda del cerro es buena, donde entra hay que clavar un puñal y al otro día ir a cavar(...)va a encontrar oro y plata. De la luz roja huyan o recen el Rosario, se dice que es luz mala, tentación del diablo". 


POLYBIUS - EL JUEGO MAS PELIGROSO DE LA HISTORIA

El nombre de Polybius hace referencia a un videojuego arcade que ha dado vida a una de las leyendas urbanas, con respecto a videojuegos, más famosas de la historia.

Las teorías de conspiración nos encantan, y a pesar de que con el tiempo muchos han sido los que han desmentido una y otra vez esta historia, tirando por tierra todos sus argumentos, lo cierto es que siempre queda una duda de si Polybius realmente existió.

La leyenda, de origen desconocido, dice que fue lanzado al público en 1981. Esta sería la fecha elegida por una misteriosa compañía llamada Sinnesloschen (Pérdida de los Sentidos) para distribuir un gran número de máquinas recreativas por Oregon.

Los jóvenes que jugaron durante el tiempo que se mantuvo en los recreativos, comenzaron a experimentar unos efectos secundarios un tanto extraños. Pesadillas por la noche, pánico inexplicable, episodios de odio injustificado, pérdida de memoria y estrés. Según se comentó posteriormente, este tipo de juego podía provocar locura en incluso incitar al suicidio. Sin duda alguna una máquina creada expresamente para acabar con la vida de personas.

Muchos de los testigos aseguraban ver a hombres vestidos de negro observando durante todo el día las máquinas y tomando notas sobre los comportamientos de sus usuarios, así como de aquellas personas que alcanzaban mayor puntuación. Evidentemente son cosas que no se pueden probar, pero forman parte de esta leyenda.

En el lado más extremo de la leyenda, hay quien dice que muchos jugadores comenzaban a percibir rostros fantasmales a su alrededor, mientras jugaban, que podían ser visto de forma fugaz por el rabillo del ojo. También aseguran que de vez en cuando en la pantalla salían mensajes subliminales, difíciles de leer. Incluso hay quien asegura que en un momento dado aparecía de forma velada la frase “Kill Yourself”.

Muchas son las series, programas y juegos que se han hecho eco de esta leyenda. Por ejemplo, los Simpson tienen un capitulo en el que sale la supuesta máquina asesina con un cartel que pone propiedad de los EEUU. En uno de los juegos de los Sims también hay una máquina recreativa que intentaría ser una parodia de la leyenda.

A pesar de que constantemente se ha dicho que este juego nunca existió. Lo cierto es que por internet se pueden encontrar toda clase de recreaciones que imaginan como habría sido en el caso de que efectivamente hubiera existido.



LA LLORONA

Consumada la conquista y poco más o menos a mediados del siglo XVI, los vecinos de la ciudad de México se recogían en sus casas con el toque de queda, avisado por las campanas de la primera Catedral; a media noche y principalmente cuando había luna, despertaban espantados al oír en la calle, tristes y prolongadisimos gemidos, lanzados por una mujer a quien afligía, sin duda, honda pena moral o tremendo dolor físico.

Las primeras noches, los vecinos se resignaban a santiguarse por el temor que les causaban aquellos lúgubres gemidos, que según ellos, pertenecían un ánima del otro mundo; pero fueron tantos y tan repetidos y se prolongaron por tanto tiempo, que algunos osados quisieron cerciorarse con sus propios ojos qué era aquello; y primero desde las puertas entornadas, de las ventanas o balcones, y enseguida atreviéndose a salir a las calles, lograron ver a la que, en el silencio de las oscuras noches o en aquellas en que la luz pálida de la luna caía como un manto vaporoso lanzaba agudos y agónicos gemidos.

Vestía la mujer un traje blanco y un espeso velo cubría su rostro. Con lentos y callados pasos recorría muchas calles de la ciudad, cada noche tomaba distintas calles, pero siempre pasaba por la Plaza Mayor (hoy conocida como el Zocalo de la Capital), donde se detenía e hincada de rodillas, daba el último angustioso y languidísimo lamento en dirección al Oriente; después continuaba con el paso lento y pausado hacia el mismo rumbo y al llegar a orillas del lago, que en ese tiempo penetraba dentro de algunos barrios, como una sombra se desvanecía entre sus aguas.

"La hora avanzada de la noche, - dice el Dr. José María Marroquí- el silencio y la soledad de las calles y plazas, el traje, el aire, el pausado andar de aquella mujer misteriosa y, sobre todo, lo penetrante, agudo y prolongado de su gemido, que daba siempre cayendo en tierra de rodillas, formaba un conjunto que aterrorizaba a cuantos la veían y oían, y no pocos de los conquistadores valerosos y esforzados, quedaban en presencia de aquella mujer, mudos, pálidos y fríos, como de mármol. 

Los más animosos apenas se atrevían a seguirla a larga distancia, aprovechando la claridad de la luna, sin lograr otra cosa que verla desaparecer llegando al lago, como si se sumergiera entre las aguas, y no pudiéndose averiguar más de ella, e ignorándose quién era, de dónde venía y a dónde iba, se le dio el nombre de La Llorona."

El Origen de la Llorona
El antecedente mas conocido de la leyenda de la llorona tiene sus raíces en la mitología Azteca. Una versión sostiene que es la diosa azteca Chihuacóatl, protectora de la raza. Cuentan que antes de la conquista española, una figura femenina vestida de blanco comenzó a aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las colinas aterrorizando a los habitantes del gran Tenochtitlán.

"Ay, mis hijos, ¿dónde los llevaré para que escapen tan funesto destino?", se lamentaba.
Un grupo de sacerdotes decidió consultar viejos augurios. Los antiguos advirtieron que la diosa Chihuacóalt aparecería para anunciar la caída del imperio azteca a manos de hombres procedentes de Oriente. La aparición constituía el sexto presagio del fin de la civilización.

Con la llegada de los españoles al Continente Americano, y una vez consumada la conquista de Tenochtitlan, sede del Imperio Azteca, años mas tarde y después de que murió Doña Marina, mejor conocida como la "Malinche" (joven azteca que se convirtió en amante del conquistador español Hernán Cortés), se decía que esta era la llorona, la que venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los indios de su raza, ayudando a los extranjeros para que los sometieran.

Las "Otras" Lloronas
Esta leyenda se extendio a otros lugares del Pais, manifestandose de diversas maneras. En algunos pueblos se decía que la llorona era una joven enamorada que habia muerto en vísperas de la boda y traía al novio la corona de rosas blancas que nunca utilizó.

En otras partes, se creía que era una madre que venía a llorarle a sus hijos huerfanos.
Algunos afirman que es una mujer que ahogó a uno de sus hijos y por la noche lo busca a lo largo de los riachuelos o quebradas, exhalando prolongados lamentos.

Otra descripción de la llorona es la siguiente:
Mujer de figura desagradable, alta y desmelenada, de vestido largo y rostro cadavérico. Con sus largos brazos sostiene a un niño muerto. Pasa la noche llorando, sembrando con sus sollozos lastimeros, el terror en los campos, aldeas, y aún en las ciudades.
Se hace referencia a este personaje acorde con la tradición oral, donde se le define como una madre soltera que decidió no tener a su hijo y por eso aborta, acarreándole esto el castigo de escuchar permanentemente el llanto de su niño. Este castigo la desesperó y la obligó a deambular por el mundo sin encontrar sosiego, llorando, gimiendo e indagando por el paradero de su malogrado hijo. 




domingo, 31 de enero de 2016

MI CHICA



Su nombre es Jessica. Tiene veintiséis años, y es mi chica. Nunca había creído en el amor a primera vista hasta que la conocí. Fue un día lluvioso en septiembre del año pasado. Estaba sentándome en la parada del autobús, esperando que la lluvia parara para continuar mi caminata al apartamento, cuando se sentó a mi lado con su periódico.

No pude evitar mirarla por un momento demasiado largo. Creo que sintió que estaba mirándola, porque me miró con sus grandes ojos azules y su pelo oscuro cayendo en su cara. Me enamoré de ella inmediatamente. Hablamos un rato; se veía nerviosa porque su autobús estaba tardando. Finalmente llegó diez minutos después, y me metí en él con ella para que pudiéramos continuar nuestra conversación. La vi bajarse en su parada, caminar a su casa y entrar. Luego caminé al apartamento con mariposas en mi estómago.

Me mudé con Jessica unos dos meses después de conocernos. Ambos éramos tan felices. Ella solía cantar tan hermosamente cuando se preparaba para el trabajo en las mañanas, cuando cocinaba la cena, cuando llegaba a casa, cuando se preparaba para ir a dormir. Sentía mariposas de nuevo cuando sonreía. Nunca imaginé que podría ser tan feliz.

Hacíamos todo juntos. Íbamos al cine, corríamos en el parque y amaba mirarla jugar videojuegos. Nunca había sido un fanático, pero mirarla jugar siempre era tan divertido. La vida se veía tan perfecta.

Así fue hasta que su madre falleció tres meses después de que me mudé. Jessica empezó a aislarse luego de eso. Se volvió tan deprimida que pasaba días en su casa sin moverse, sin dormir. Cuando dormía, gemía suavemente y balbuceaba cosas sin sentido, despertándose en pánico. Nuestra casa ya no contaba con el eco de su hermosa voz. Fue reemplazada con los sonidos de su llanto, desde lloriqueos gentiles hasta horas de sollozos altos. Su dolor podía escucharse desde cada cuarto de la casa. Casi nunca se iba, y sus amigas dejaron de venir; se negaba a abrir la puerta cuando tocaban. Se encerró en la habitación. Me daba tanto miedo dejarla sola que llamé a mi jefe y renuncié. Nunca le conté, pero nunca preguntó.

Me sentí tan atrapado. No podía irme. No podía comer. Dormía cuatro horas por noche con suerte. Demonios, si tenía que ir al baño, lo aguantaba hasta tener miedo de hacerme encima. Si no estoy mirándola, ella quizá… No quiero pensar en lo que pueda hacer. Trato de seguir con la vida y tener una actitud positiva. Vivo con el amor de mi vida, y cuando duerme, me levanto para acurrucarme en la cama con ella y sostener su mano mientras la abrazo, esperando que mi tacto quizá la reconforte.

En estos últimos meses, Jessica se ha vuelto paranoica. Clama que está siendo vista por el fantasma de su madre. Va cuarto por cuarto, gritando: «Mamá, sé que estás conmigo. Por favor, muéstrate. Te extraño mucho». Rompe mi corazón verla y escucharla hablando con cuartos vacíos, pero parece reconfortarla en formas que yo no puedo hacerlo. Parece que puede relajarse más; debe ser terapéutico. Ha empezado a sentirse bien dejando la cama, y luego saliendo de casa. Empezó a cantar de nuevo; suavemente y con voz temblorosa al principio, pero ahora su voz es casi la misma que antes. No tanto, pero cerca. Cree que al fantasma de su madre le gusta escucharla. Supongo que debo dejarla continuar con su ilusión. Parece que ayuda, y ahora a veces tengo tiempo para salir por aire fresco y comida. Supongo que también me ayuda.

Sin embargo, se ha vuelto olvidadiza. La escucho siempre hablando consigo misma. «Juro que puse mis chanclas junto a la cama», o: «¿Ya me comí ese espagueti?». Culpa al fantasma por mover sus cosas, creo. Empezó a volverse más locuaz, hablando por teléfono con sus amigas. Les dice que escucha sonidos en la casa cuando está sola. Dice que tiene que ser su madre cuidándola, ¿cierto? Nunca escucho las respuestas de sus amigas, y nunca pregunto. Solo continúo, mi amor por ella nunca decayendo.

Ayer le dijo a una de sus amigas que, por un largo tiempo, ha sentido que la están mirando. Encontró un agujero pequeño, casi tan grande como un lápiz, en el techo de su habitación. Mientras paseaba por la casa, encontró al menos uno en el techo de cada cuarto. Escuchó un sonido en el ático, pero se convenció de que solo era un mapache, una ardilla o algo así.

Gracias a Dios que no ha venido al ático. Porque no sé lo que haría si me encontrara aquí, siempre mirándola desde los agujeros en su techo.

LITERA



«Nadie vendrá por ti».

Eso es lo que él me decía cada noche mientras yo yacía sepultado en los miedos que hace tiempo me angustiaban.

A mi hermano le gustaba atormentarme.

Sabía que no planeaba hacer nada malo, solo era su forma de divertirse. Lo más lejano que puedo recordar es cuando yo tenía seis años. Dormía en la cama de abajo. Todas las noches, luego de que las luces se apagaban, trataba de conciliar el sueño antes de que mi hermano, quien estaba en la cama de arriba, me empezara a atormentar.

Todas las noches era lo mismo: mi hermano me gruñía con sus malévolos graznidos que trataban del dolor y las miserias que me deparaban.

«Nadie vendrá por ti.

Su voz no era tan profunda, pero sí baja. El mismo volumen que vosotros podéis lograr susurrando fuerte. Su voz tenía una textura parecida a la del flujo de agua de un arroyo o riachuelo.

Miraba la luz tenue de la habitación, pasando por las diferentes siluetas de los muebles, y oía la textura de la voz de mi hermano desde la cama de arriba.

Aunque era demasiado joven, puedo recordar todas las noches de aquel entonces.

Me quedaba allí. Mi cuerpo, arropado bajo un velo de terror catatónico; solo era capaz de llorar en silencio y escuchar cómo mi hermano describía las diversas torturas que había pensado para mí. Me decía que se tomaría su tiempo para romperme uno por uno mis dedos, brazos, piernas y costillas. Me relataba cómo se iba a emocionar al arañar mi cara y desgarrarme la carne. Decía que tomaría tanto tiempo, que al final mi primera lesión habría sanado, lo que le permitiría empezar otra vez, una y otra vez.

Me aclaraba que iba a cumplir con sus amenazas, pero que era más divertido decirme lo que tenía planeado por el momento.

Así fue mi infancia hasta que cumplí siete años. Mi papá había decidido que era tiempo de deshacerse de la cama litera, pues la había comprado cuando mi mamá estaba embarazada.

Vivíamos en un apartamento poco espacioso en Londres. Cuando mi mamá le dijo a mi papá que tendría gemelos (mi hermano y yo), él se llenó tanto de alegría como un niño en Víspera de Navidad. Fue a la tienda de camas ese día y compró la litera de acero, pensando que sería la solución perfecta para nuestro problema de espacio. A pesar de que sabía que la cama no se utilizaría hasta que tuviéramos al menos dos años y medio de edad, papá había decorado, amueblado y adornado nuestra habitación con la litera dos meses antes de que naciéramos.

Lamentablemente, mi hermano murió cuando mamá estaba dando a luz, antes de que yo naciera. No sé mucho acerca de lo que sucedió con exactitud. Me sentía muy renuente como para pedirle a mis padres que comentaran sobre el tema. Siempre los hacía llorar, así que no se hablaba de eso en casa.

No puedo creer lo bien que recuerdo esos días. Ahora tengo veintisiete años. Vivo en un apartamento propio, y dispongo de un trabajo aceptable y de una colección hermosa de pastillas para dormir.

Oh, cómo echo de menos la litera. Al menos agradezco que no tenía que verlo cuando él dormía en la cama de arriba.

Mi hermano ama atormentarme.

ALGUIEN ESTÁ ESCRIBIENDO…



Conocí a Vincent Smith cuando teníamos unos 12 años, éramos vecinos de al lado. Yo acostumbraba a salir a mi jardín a jugar fútbol solo, pateando la pelota contra el muro. Fue en uno de esos momentos que conocí a Vincent. Demoré un poco en darme cuenta de sus anteojos mirándome desde la ventana de su cuarto. Cuando lo vi, lo saludé con la mano. El respondió el saludo y abrió la ventana para conversar conmigo.

Hablamos sobre muchas cosas: intereses, comida favorita, juegos, todo tipo de cosas. Le pregunté a Vincent si podría venir a mi patio a jugar fútbol conmigo. Él rechazó la invitación cortésmente, diciendo que sufría de un asma terrible, entre otras enfermedades, y que sus padres se rehusaban de forma absoluta a dejarlo salir de casa, o a dejar que alguien entrara en ella. Me preguntó si tenía una cuenta en Facebook, me dijo que le gustaría agregarme como amigo para mantenernos en contacto.

Abrí mi Facebook más tarde durante la noche y acepté la invitación de amistad de Vincent, a partir de ahí, nos quedamos conversando. Desde ese día en adelante, básicamente esta fue la manera como progresó nuestra amistad. Asistía a la escuela en la mañana, terminaba las clases, llegaba a casa e iba directo a Facebook para hablar con Vincent. Así pasaron cerca de 5 años. Desafortunadamente, las enfermedades de Vincent empeoraron y se puso realmente enfermo.

Hasta que un día, lo inevitable sucedió. No había hablado con Vincent durante muchos días. Iba a pasar algún tiempo a mi jardín, esperando que abriera la ventana y me dejara saber que se encontraba bien. Nunca lo hizo. En lugar de eso, su padre vino hasta mi casa una noche de sábado y me entregó una pequeña invitación para un funeral. “Él nos contó lo mucho que ustedes tenían en común”, me dijo su padre. “Hasta donde sabemos, tú eras su único amigo”.

El funeral fue muy conmovedor. Hice mi mejor esfuerzo para contener las lágrimas, pero perdí el control cuando Fields of Gold (su canción favorita) comenzó a sonar mientras se llevaban el ataúd. Luego de su funeral, todavía con el luto, decidí tomar una cerveza y salí a despejarme a mi jardín donde había conocido a Vincent, en su memoria. Me sentí extraño al saber que la habitación desde donde hablamos por primera vez ahora estaba vacía.

Pero por más tristeza que sintiera, yo sabía que estaba en un lugar mejor. Un lugar donde sus enfermedades ya no podían afligirlo. A pesar de esto, su muerte llegó de forma tan repentina que el funeral simplemente no me convenció de que se había ido. Quizá necesitaba de algún tipo de “despedida”, sólo para tener la certeza de que Vincent se había marchado, y que no regresaría jamás. Entonces, aquella misma noche, entré en Facebook, una vez más, abrí la ventana de conversación de Vincent y escribí: “Hola Vincent”. En ese momento me di cuenta de lo tonta que era, me levante de la silla y me fui a la cama. Dejé mi Facebook abierto, en caso de que alguno de mis amigos tuviera algo importante que decirme.

Sucedió algo que heló completamente mi espalda. La única luz que se emitía aquella noche en el cuarto era la de mi ordenador, y cuando miré hacía ella, en la ventana de conversación de Vincent aún abierta, vi las palabras “Vincent está escribiendo…”

sábado, 30 de enero de 2016

EL PENITENTE DE OVRUCH



Esta leyenda, muy poco conocida por ser propia de la pequeña ciudad ucraniana de Ovruch, es una de esas leyendas tan jóvenes (surgió a finales de los noventa) que recientemente acaban de superar el ámbito del rumor urbano.

Cuentan en Ovruch que existe un espectro, un fantasma que algunos han visto penando de madrugada, siempre alrededor de una iglesia, siempre en noches donde la soledad ha impregnado los alrededores del sitio en que se ha aparecido. Dicen que tiene dedos anormalmente largos, que viste de negro y que tiene un rostro que evidencia juventud pese a su monstruoso aspecto: cara aplanada, boca anormalmente alargada y amplia, un ojo más grande que el otro y el cráneo deforme, terminado en una puntuda protuberancia sobre la que cuelga su larga y despeinada cabellera rubia. Todos los que lo han visto han relatado que caminaba y caminaba alrededor de la iglesia en que se aparecía, que a veces se detenía, se arrodillaba y lanzaba unos gritos escalofriantes pues tenía una voz carrasposa, grave; pero, sobre todo, empañada por una angustia que hacía pensar en los torturados del infierno y matizada por “un algo” indescriptible que denotaba un odio salvaje y abismal, difícil de encontrar incluso en la peor escoria criminal. Pero lo más curioso de todo es que jamás ha sido visto antes de la una de la madrugada y que siempre, en todas sus apariciones, no ha habido nadie o prácticamente nadie cerca de la iglesia elegida. Es como si no quisiera ser visto, como si evitara dar a conocer su identidad. Además se cree que sólo se manifiesta cuando no hay luna. Quienes han tenido el valor de acercársele han contado que el espectro salía de su abstracción (todos dicen que siempre estaba como absorto en sus pensamientos), que se giraba, rugía potentemente, se tiraba al suelo delante del testigo, miraba hacia arriba con gesto agonizante y, después de que sus ojos se volvían completamente negros, su cuerpo translúcido se llenaba de fuego y el espectro desaparecía entre alaridos de dolor…

Su oscuro origen: Nada cierto se sabe sobre cómo empezó todo; no obstante, no más de cinco años tuvieron que pasar desde el inicio de las apariciones para que una versión sobre su origen se hiciera conocida y terminase siendo aceptada como real.
Nota introductoria para entender el supuesto origen de la leyenda: En 1986 se dio la famosa tragedia de la central nuclear de Chernóbil. Fue el accidente nuclear más grave de la historia: Prípiat y Chernóbil se convirtieron en ciudades fantasmas, 172 pueblos fueron desalojados y unas 90.000 personas tuvieron que ser redistribuidas por toda Ucrania. Se declaró entonces una zona de exclusión, unas zonas con control permanente y otras con control periódico, todo dentro del área afectada por la radiación, área en la cual ciertas localidades, tales como Ovruch, no fueron lo suficientemente afectadas como para ser desalojadas o sometidas a controles.
Origen de la leyenda: Inmediatamente después de la tragedia de Chernóbil, unas cuantas familias emigraron a Ovruch en busca de una nueva vida. No obstante, cuentan que a inicios de los noventa una viuda madre de cinco hijos llegó tras ser haber sido expulsada de Prípiat, una ciudad fantasma que fue declarada parte de la zona de exclusión que el gobierno soviético (en ese entonces Ucrania era parte de la U.R.S.S.) decretó tras el desastre nuclear. En otras palabras, la mujer y sus hijos habían estado viviendo en Prípiat sin que los controles los detectaran, lo cual no es muy difícil de creer teniendo en cuenta que, incluso en la actualidad, existe la leyenda urbana de que en Prípiat vive gente… Según dicen, al llegar a Ovruch la mujer y sus hijos fueron conducidos a la casa de un tío, donde llevaron una vida relativamente normal hasta lo ocurrido a comienzos de 1996.

Sólo dos detalles hacían que su vida no fuera completamente normal: el primero, que nunca se vio salir a la calle al menor de los cinco hijos, únicamente se vio a los otros cuatro; el segundo, que de vez en cuando se escuchaban gritos de dolor provenientes de la casa. Sin embargo, en cierta fría madrugada todos los vecinos del barrio se despertaron tras oír gritos en una casa. “¡Los odio, los odio!”, era lo único que todos recuerdan escuchar aparte de unos cuantos chillidos de angustia, las detonaciones de una escopeta y los “¡Estoy ardiendo!”, previos a la escena del joven envuelto en llamas que salió a revolcarse en la acera mientras su vida se apagaba. Tras venir a la escena, la Policía encontró muerta a la madre, al tío y a los cuatro hermanos del joven que al parecer se había auto-incinerado. La Prensa no dio mucha importancia al asunto. Nadie supo con certeza el porqué, simplemente se especuló que había existido presión policial para que el suceso cayera en el olvido… Algunos vecinos le habían dicho a la Policía que a veces habían oído gritos de dolor provenientes de la casa. Alguien incluso afirmó escuchar una vez lo siguiente: “¡Mi cuerpo se quema, todo es tu culpa, todo es tu culpa por quedarnos en Prípiat, vieja estúpida!”. No obstante, la Policía le restó importancia creyendo que era un simple individuo en busca de protagonismo. Con todo, lo último que se supo fue que, según los análisis forenses, no existía gasolina u otro compuesto que permitiese pensar que el joven se había suicidado auto-incinerándose: al parecer, era un extraño caso de “combustión espontánea” ligado a lo que los forenses catalogaron como “alteraciones genéticas”

Síntesis y explicación sobre la difusión del supuesto origen de la leyenda: En suma, la versión sobre el origen del espectro dice que él era el mismo joven que sufrió combustión espontánea ese día, que lo monstruoso de su cara se explicaba por alteraciones genéticas que sólo él (y no sus hermanos) desarrolló mientras vivió en Prípiat a espaldas del gobierno soviético, que había matado a su madre porque la culpaba de sus mutaciones y del ardor que sentía en su cuerpo, que mató al resto de la familia porque se sentía rechazado y había acumulado odio y, finalmente, que penaba cerca de iglesias porque estaba lleno de remordimiento y deseaba el perdón divino. Nadie ha explicado de forma suficientemente satisfactoria por qué el espíritu viste de negro. Unos dicen que está pagando el Purgatorio en la Tierra y que el atuendo negro le fue otorgado para representar la oscuridad de su alma; otros, menos fantasiosos, plantean que simplemente vestía de negro antes de quemarse. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, la historia sobre el origen del fantasma se ha ido llenando de detalles e incluso ha llegado a figurar en ciertos foros virtuales de la web en ucraniano.

EL DESEO DE AMY



Cuando Amy cumplió cuatro años, le hablé sobre el juego de las pestañas. Ya sabes, ese donde cada vez que te encuentras una pestaña cierras los ojos, pides un deseo, respiras profundo y la soplas en el viento. “Si tienes suerte”, le dije, “tu deseo se hará realidad”. Amy reflexionó por un momento y entonces dijo que era un juego estúpido. Me reí y le pedí que nunca más repitiera la palabra estúpido. Recuerdo que me sentí agradecido de que ella no creyera que Santa Claus y El Conejo de Pascua eran estúpidos. Eso sí que habría sido un problema.

Cuando estaba por cumplir siete años, Amy tuvo un regalo especial: un hermano llamado Michael. Amy adoró a Michael desde el instante en que lo conoció. Siempre quería cargarlo, lo que le permitíamos siempre que estábamos seguros de que sería amable. Y lo era. Michael también adoraba a su hermana, lo poníamos en brazos de Amy e instantáneamente se tranquilizaba. No necesito decir que estábamos agradecidos por eso.

Cuando Michael tenía un año, pasó por un episodio de fiebre muy alta. Lo llevamos a toda prisa a emergencias donde lograron bajarle la temperatura, pero había algo mal. Las pruebas médicas revelaron el peor de todos los escenarios: leucemia. Debía iniciar el tratamiento lo más pronto posible.

No le contamos a Amy la historia completa sobre la enfermedad de su hermano, pero ya era capaz de notar que se trataba de algo serio. Hice mi mejor esfuerzo para poner una buena cara, así Amy no estaría tan triste. Funcionó durante algún tiempo. Pero unos meses después sus emociones la doblegaron. Amy cayó en una profunda tristeza que jamás había visto en su corta vida. Una noche, durante la cena, Amy empezó a llorar. “Michael cree que ya no lo quiero”, dijo mientras las lágrimas caían por su rostro. No era una pregunta, estaba convencida de eso.

Sentí que era un pésimo padre. Atrapado en el infierno cotidiano de hacerle frente a la enfermedad de mi hijo, le negué a Amy la ayuda que necesitaba para lidiar con los sentimientos que venía siendo obligada a soportar. A los 39 años, yo tenía serios problemas para hacerle frente a todo eso, y no podía imaginar cómo era para alguien tan pequeña como Amy.

Después que se fue a dormir llamé a Dawn al hospital y pensamos en algo que pudiera ayudar. Decidimos que visitaría a su hermano, para que entendiera que médicos y enfermeras estaban haciendo su mejor esfuerzo para ayudarlo a mejorar. Nos habíamos negado a llevarla al hospital debido a la apariencia de Michael, no lucía nada bien. No sabíamos cómo reaccionaría ante la imagen de su hermano entubado y conectado a los monitores, pero también nos dábamos cuenta de que había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vio. Para Amy era importante volver a ver a su hermano.

Cuando llegamos, solo le autorizaron ver a Michael a través de la ventana. Para nuestra sorpresa, Amy se puso de buen humor. Asintió con la cabeza y empezó a hablarle, incluso sabiendo que no podía escucharla, pero ella quería intentarlo. La vi sonriendo por primera vez en mucho tiempo.

Noté dos pestañas en las mejillas de Amy. Esperando agregar fuerza a su renovado sentido de positividad y sin importarme que ella lo creyera algo estúpido, tomé las pestañas de sus mejillas y las coloqué en mi pulgar. Entonces le pedí que pensara en un deseo, sus ojos se iluminaron con esperanza y volvió su atención de nuevo hacia Michael. Para mí sorpresa, volvió a sonreír, cerró los ojos, pensó por un instante y entonces sopló con todas sus fuerzas. Después vio a su hermano y sonrió. Ni siquiera tenía que preguntarle cuál había sido su deseo.

Pasaron algunas semanas y Michael empezó a mostrar mejoría. Fue algo completamente inesperado e inexplicable, simplemente empezó a mejorar de un día para otro. Pero el alivio que trajo su mejoría duró muy poco. Después de un tiempo su estado empeoró otra vez. Era para lo que Dawn y yo nos habíamos estado preparando. Nuestro pequeño hijo murió el día 3 de mayo de 2015.

Evidentemente, Dawn y yo quedamos destrozados. Pero Amy estaba inconsolable. Cuando supo de la breve mejoría de su hermano, se hizo a la idea de que seguiría mejorando. Se rehusaba a creer que todo se había puesto peor. Entonces, cuando le explicamos que había muerto, todo lo que hizo fue gritar. Gritó y lloró durante días.

Después de un mes, cuando la realidad de la vida sin Michael se hizo presente y los tres nos fuimos acostumbrando gradualmente a nuestras rutinas, me propuse estar más presente en la vida de Amy. No es que haya sido un padre ausente o distante, pero quería representar una fuerza positiva en la vida de mi hija. Después de un trauma como ese, era lo que ella necesitaba. Me aseguré de que fuera al psicólogo de la escuela y programé una sesión de terapia familiar. Estaba determinado a evitar que la tragedia familiar dejara marcas más profundas de lo necesario en Amy.

Una noche antes a la sesión de terapia, mucho después de haberme quedado dormido, desperté con Amy de pie al lado de mi cama. Noté que estaba llorando. Le pregunté si quería dormir con nosotros en la cama el resto de la noche, pero no me respondió. Entre el sollozo, se escuchaba como si estuviera soplando. Yo podía sentir su respiración en mi pecho y rostro. Pero no dejaba de llorar.

“¿Estás bien cariño?”, le pregunté mientras buscaba desesperadamente el interruptor de la lámpara del lado de mi cama. El llanto y los soplidos se hicieron más intensos. Finalmente encontré el apagador y encendí la lámpara. Lancé un grito que terminó ahogándose en mi garganta.

El rostro de Amy estaba empapado en sangre. Me miraba con los ojos ensangrentados entre una combinación de terror y odio. Tenía las manos en la boca y estaba soplando. Cuando mis ojos se ajustaron a la claridad, grité para despertar a Dawn y ella empezó a gritar también. En las manos de Amy había dos trozos de piel con vellos erizados. Siguió viéndome en medio del llanto. El pánico floreció en mi pecho y tuve problemas para respirar. La carne rasgada goteaba sangre en los ojos de Amy mientras ella soplaba, con total desesperación, aire caliente a los párpados amputados en las palmas de sus manos. Sus pestañas se balanceaban en aquellos soplidos húmedos.

“Seguí deseando que Michael regresara”, dijo en medio del llanto. “Pero no soy buena en eso”.

“¿Me puedes ayudar, por favor?”.

CARLITOS LA LEYENDA


Esta es mi historia, donde cuento mi pasado, pero se podría decir que es parecido al tuyo: solo soy un chico tímido, normal y corriente. La única diferencia es que mis padres se han separado… Me fui a vivir con mi madre, ya que mi padre se fue con su amante. Yo trabajo y estudio. No me gustaba mucho el ambiente pero era el único lugar donde podíamos ir.

Un día, cuando volví del trabajo vi a mi madre tirada en el piso, no lo pensé dos veces y fui a ayudarle. Cuando la toqué, estaba fría, pálida. Llamé a la ambulancia, pero como estábamos fuera de la ciudad, tardaba como 5 horas. Era demasiado tarde. La perdí, traté de hacer todo lo posible para revivirla pero no pude hacer nada. Estaba destrozado, no podía creerlo. ¡¡¿¿POR QUÉ??!!

Cuando estaba en el hospital, mi padre fue a recogerme, fuimos a donde estaba viviendo para recoger mis cosas para así volver con el, yo no quería, solo quería estar con mi madre…

Pasaron los días, conocí a mi madrastra, no era mala, era muy diferente a mi madre pero me agradaba. Un día lluvioso, me quedé solo en casa. Me puse a mirar el paisaje a través la ventana. Pasó la noche. Noté que aún no había llegado nadie. Ellos me dijeron que volverían a las 11 de la noche, eran las 11:30 de la noche. De pronto sonó una llamada telefónica de la cocina, fui a contestar rápidamente.

-Lamento decirle que su padre ha fallecido en un accidente de tránsito.

-¡¡¿¿Qué??!! ¿Quién es usted? -dijo mientras seguía escuchando esos sonidos extraños.

-Mañana te tocará a ti-el hombre cuelga el teléfono, oyéndose de fondo un grito de dolor de mi madrastra.

Quedé paralizado, traumado mientras pensaba que hacer. Iba a llamar a la policía pero no me creerían. Decidí salir de casa, me fui corriendo lejos de casa. Fui a un bosque y me escondí ente unos árboles. Unas sombras siniestras seguían mis pasos. Nuevamente volví a correr con lo que me sobrara de energía. pero caí en un pozo profundo, torciéndome el tobillo. Me desmayé.

Cuando me desperté, estaba amarrado a una silla. No podía hablar, miraba para todos lados pero solo veía gente muerta: pedazos de cuerpos humanos, sangre en todos lados. De pronto entró a la habitación un hombre alto, flaco, con una cicatriz a la mitad de su cara y unos ojos penetrantes de color negro intenso, bastante pálido.

Él se sentó a mi lado, mirándome. Entonces me habló, acariciando mi cabello con una de sus manos cubierta de sangre seca. Reconocí su voz, era el del teléfono.

-Tienes los mismos mismos ojos que tenía tu padre cuando le tocaba el cabello… Descuida, no te haré daño.

Sonó un teléfono. Este agarró su móvil y se fue de la habitación. Me tranquilicé por un momento mientras me movía para todos lados hasta que me caí al piso rompiendo la cinta que me tenía amarrado a ella. Me levante rápidamente yendo hacia la puerta.

Cuando la abrí estaba todo oscuro y había un terrible olor a carne podrida. No me tardé mucho en salir. En medio de la penumbra, descubrí a mi padre y a mi madrastra, sus cabezas colgando junto a otras cabezas de personas. ¡No pude más! Huí corriendo al bosque sin importar lo que pasara, llorando.

Pasaron los años,viviendo en el mismo bosque, matando a los animales, comiendo insectos, solía vivir en una cueva que hice. Un día me llegó una enfermedad algo extraña, me volvía cada vez más pálido y mis ojos se tornaron totalmente negros.

De alguna forma esa enfermedad me fue útil, ya que gracias a ella no sentía frío ni me venia ningún resfriado ni nada por el estilo. Decidí salir del bosque y me dirigí a otro bosque.

Vi a unos chicos acampando en ese bosque por la noche. Me acerqué a ellos, quería tener amigos, no quería estar más solo. Cuando me vieron gritaron de horror. Salí rápidamente de la carpa, yendo al bosque.

Era un día de luna llena, se podía ver con claridad el agua. Me acerqué a un arroyo a tomar agua y vi mi reflejo. Qué repugnante aparecía…. Solo quería ver a mis padres una vez más, así que sin dudarlo me tiré al arroyo. Mi cuerpo se hundía bajo a la luna llena.

“Estaremos de nuevo juntos, familia”, fueron mis últimas palabras de alivio pensando en que estaría con mi familia nuevamente pero no…

He dejado mi cuerpo pero mi alma no podía juntarse con la de mi familia. Desde entonces vago entre las sombras, acechando a los humanos en sus casas, por la nostalgia de los viejos tiempos.