sábado, 10 de noviembre de 2018

NUNCA PISES UNA TUMBA



Una noche, unos chicos celebraban una fiesta en un parque, entre risas y alcohol comenzaron a contar historias de terror. En la misma calle, había un cementerio y uno de ellos comentó lo mucho que le aterraba pasar por allí. Aprovechándose del miedo de su amigo otro de los jóvenes advirtió al resto con la siguiente frase:
– No se os ocurra nunca pisar sobre una tumba cuando se ha puesto el sol. Si lo haces, el muerto te agarra y te mete dentro.
– Mentira – replicó Alexandra – Eso son sólo supersticiones.
– Si tan valiente te crees ¿por qué no nos lo demuestras? Te daré 10 euros si te atreves, apostó el chico.
– A mí no me dan miedo las tumbas ni los muertos, respondió ella. Si quieres te lo demuestro ahora mismo.
El chico le tendió su navaja. Clava esta navaja en una de las sepulturas le dijo. Así sabremos que has estado allí. Sin dudarlo Alexandra cogió la navaja y se dirigió con paso firme al campo santo bajo la mirada atónita de sus amigos.
El cementerio estaba lleno de sombras y había un silencio sepulcral y sin quererlo el miedo se fue adueñando de la chica que con cada paso sentía cientos de ojos vigilarla y un aliento helado en la nuca.
– “No hay nada que temer”, se repetía Alexandra para tratar de calmarse a si misma.
Escogió una tumba y pisó sobre ella. Después se agachó rápidamente, clavó en el suelo la navaja y se dispuso a marcharse. Pero no pudo. ¡Algo la retenía! Lo intentó de nuevo, pero seguía sin poder moverse. Estaba aterrada.
– ¡Alguien me sujeta! gritó, y cayó al suelo.
Al ver que no regresaba, los chicos fueron en su busca. Encontraron su cuerpo tumbado sobre la sepultura, fría, rígida y con la cara totalmente desencajada del miedo. Sin darse cuenta, Alexandra se había enganchado la falda con la navaja al clavarla en el suelo. Era la navaja lo que la retenía y ella había muerto de miedo tras sufrir un ataque al corazón.

NO INVITES A LOS DEMONIOS



Crecí en una familia ordinaria. Mi madre era religiosa y a menudo me arrastraba a la iglesia. Pero como adolescente, ya no quería obedecerla. Dudé de la existencia de Dios y me interesé en lo oculto. En algún momento, llegué a la conclusión de que la mejor manera de entender si Dios existe realmente, para ver si hay demonios. Comencé a coleccionar libros sobre brujería y demonología. Mirando hacia atrás ahora, me doy cuenta de que era estúpido. Pero entonces no entendí en lo que me estoy metiendo. Comencé a leer estos libros e invité a los demonios a entrar en mi vida. Leí extractos de libros en voz alta, repitiendo largas listas de nombres demoníacos. Dibujé símbolos satánicos en las paredes y el piso de mi habitación y recité varios hechizos. Pero los demonios no aparecieron en mi vida inesperadamente. Penetraban gradualmente, acercándose imperceptiblemente. No le presté atención hasta que fue demasiado tarde. Al principio, empecé a tener pesadillas. Me desperté en medio de la noche y escuché los débiles sonidos de risas o susurros. Me parecía que podía ser vecinos o mi imaginación. Entonces la situación se volvió aún más extraña. A veces me desperté paralizado, incapaz de mover el brazo o el pie. A veces me parecía que mi cama se movía. Comencé a cambiar. Caminaba constantemente cansado, era irritable y muchas veces enojado. Los padres comenzaron a notar mi comportamiento extraño y me llevaron a un psicólogo, pero él no me ayudó. Una noche, me desperté por la noche cuando la luna iluminó completamente mi habitación. Me sentí muy extraño, como si me hubieran arrancado del mundo ordinario. Me parecía que estaba en un vacío. Miré hacia abajo y me di cuenta de que mi cuerpo estaba colgando sobre la cama, en el aire. De repente, sentí que algo me agarraba la pierna y comenzaba a temblar. como una muñeca Corrí de lado a lado. En un momento vi una parte de la habitación, y después de un segundo, la otra. Todo flotaba ante mis ojos. Estaba asustado Algo o alguien intentó matarme, o sacudir mi alma. No lo se Al final, la entidad que me sostenía dejó de sacudirme y sentí que estaba atrapado en el techo, como si estuvieran tratando de aplastarme. Entonces, de repente, me tiraron en la cama. Sentí algo pesado caer sobre mi pecho. Era como si una masa invisible cayera sobre mí, y la carga se volviera cada vez más dura. Estaba paralizado, y casi no podía respirar. Recuerdo que entonces se me ocurrió una idea de salvación de que esto era solo un sueño, y que todo terminaría pronto, y me despertaría. Pero luego escuché un sonido que nunca olvidaré, escuché el crujido de mi propia cama, que comenzó a desmoronarse bajo carga creciente. Todo esto estaba sucediendo en la realidad. Con un esfuerzo increíble, salí del agarre invisible, caí al suelo y salí corriendo de mi habitación. Corrí a la habitación de mi madre y la desperté. En mis ojos y ojos duros, se dio cuenta de que no estaba mintiendo y me permitió pasar la noche en su habitación. A la mañana siguiente, sabía lo que tenía que hacer. Regresé a mi habitación y recogí todos los libros y materiales ocultos. Luego los llevé afuera y los quemé en el bote de basura más cercano. Limpié todas las paredes de mi habitación y nunca dormí en esta habitación. Ya nada de esto me pasaba. Creo que las fuerzas demoníacas perdieron su oportunidad de destruirme, y desde entonces no me han molestado más. ¿Creo en dios ahora? Todavía no estoy seguro de esto. Pero una cosa es segura: Hay seres malvados en este mundo que quieren hacernos daño. Y no los invite a su vida, porque con mucho gusto responderán a su oferta.

UNO, DOS...



En Corea del Sur, obtener buenas calificaciones es una gran presión para los niños. Los padres son estrictos cuando se trata de lo académico.
Muchos niños contratan tutores e incluso vuelven a la escuela solo para estudiar. Muchas áreas del colegio son inaccesibles para los estudiantes; y solo se pueden quedar en la biblioteca escolar hasta las diez de la noche.
Los Chicos se quedan despiertos estudiando hasta tarde, y luego se quedan dormidos en clase; lo cual es un gran problema para los maestros; que están acostumbrados a ver estos casos todos los días.
Sun-Hi, era una chica que a menudo se escabullía de regreso a la escuela, para estudiar con sus amigos. Un día, trabajaron como de costumbre. Sun-Hi fue al baño y les dijo a sus amigos que volvería. Solo la luz de la biblioteca estaba encendida y el resto de la escuela estaba a oscuras. El baño estaba solo a unas pocas puertas del pasillo, así que no le molestaba ir sola.
Mientras los chicos seguían estudiando en la biblioteca, sintieron unos golpes en una de las ventanas, como si alguien desesperado pidiese entrar. El sonido de la ventana era muy insistente, y no dejaba en paz a los muchachos.
Un niño abrió las cortinas y todos vieron a una anciana pálida golpeando la ventana con los ojos cerrados. Se preguntaban por qué estaría fuera tan tarde. Entonces, ella abrió los ojos.
Solo que no había ojos Solo pozos vacíos y oscuros. Ella tomó su dedo y rompió el vidrio.
Sun-Hi, todavía se encontraba en el baño, estaba a punto de lavarse las manos, y nunca escuchó los gritos de terror que venían de la biblioteca. De repente, las luces del baño se apagaron y los gritos cesaron. Sun-Hi trató de orientarse con sus manos en la oscuridad total. Se dirigió de regreso a la biblioteca; aunque deseó no haberlo hecho.
Al llegar a la biblioteca, vio ante ella una escena espeluznante. Todos los estudiantes en la biblioteca estaban muertos; la sangre de sus compañeros de clase estaba regada en los pisos y paredes del salón. Algunos de ellos estaban tirados en el piso, otros colgando de escritorios o armarios. Sun-Hi no pudo entenderlo. Pero ella no tuvo demasiado tiempo para meditar sobre la masacre; tenia que hacer algo y salir inmediatamente de allí.
Unos pasos se escuchaban en el pasillo; cada paso se oía más cercano y dirigiéndose hacia ella.
Siendo muy inteligente, Sun-Hi se tiró al piso rápidamente junto a sus amigos muertos y se quedó allí tumbada. Ella se mantuvo muy quieta y callada. Algo entró silenciosamente en la habitación y fue a cada cadáver y contó:
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Por curiosidad, Sun-Hi se asomó a lo que fuera. Ella vio a una mujer fantasmal, vestida de blanco. Sun-Hi cerró los ojos, luchando contra el impulso de gritar. La mujer vino cada vez más cerca.
"Uno, dos ... uno, dos ... Uno, dos ..."
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Sun-Hi intentó no llamar su atención.
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Ella se queda quieta mientras se acerca.
"Uno dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Casi al lado de Sun-Hi. Trató de no respirar.
Entonces, la cuenta se detuvo. Sun-Hi intentó escuchar el más mínimo ruido. Fue sospechosamente silencioso. Sun-Hi esperó varios minutos. Ella pensó que el fantasma se había ido. Ella levantó la cabeza y abrió los ojos.
Agachado directamente sobre Sun-Hi era el fantasma. Un dedo huesudo señaló directamente la cara horrorizada de la niña.
"¡Uno dos!" Gritó el fantasma mientras sacaba sus ojos.

EL ARRANCA CORAZONES



Mi familia y yo vivíamos en una pequeña finca; muchos kilómetros lejos del bullicio de la ciudad. Vivíamos en paz y armonía; rodeados del silencio tranquilizador del campo. Desafortunadamente; las cosas han cambiado. Las ciudades están cada vez más peligrosas; y las medidas que han hecho las administraciones públicas para combatir la inseguridad; han trasladado la inseguridad a lugares alejados como mi hogar.
Cada noche los ladrones; se llevan animales; cosechas; y lo peor del caso; es que no podemos andar por fuera hasta después de las 7 de la noche; o seguramente lo lamentaremos. Han envenenado a mis perros y nos tienen doblegados; temerosos e incapaces de hacer algo. Las políticas para combatir la delincuencia; sin lugar a dudas son insuficientes.
Mi padre desesperado e impotente trato de defender a su familia; consiguió una escopeta; pero como se dice literalmente el tiro le salió por la culata. Fue golpeado; y atado en un palo; simulando un espantapájaros. Nosotros fuimos incapaces de ayudarlo; porque los delincuentes nos ataron en nuestra propia casa; y para añadir la perversión de la humanidad; nos golpearon; lastimaron y encima de todo nos robaron objetos valiosos; computadores; televisores; equipos de sonido; etcétera. Vi como ultrajaron a mi padre; a mi madre; a mi hermana; vi como quemaron nuestras cosechas y degollaron nuestro ganado.
Mi hermana y mi madre; pasaron varios días hospitalizadas; recibiendo atención médica y psicológica; yo fui dado de alta al otro día; pues mis lesiones no eran graves. Mi padre se llevó la peor parte: tuvo múltiples fracturas en costillas y brazos; hemorragias internas y una arteria se reventó en su cabeza; todo lo anterior lo llevo finalmente a la muerte.
Yo estaba abatido; adolorido; desecho; y en mi cabeza solo crecía un sentimiento; uno que siempre es común tener cuando suceden cosas así; yo estaba sediento de venganza; no me importaba cuantos hombres fueran; ni lo peligrosos que pudieran ser; tan solo quería hacerlos sufrir hasta que mueran. El problema de todo esto; es que puedes desear vengarte con todas tus fuerzas; pero pasar del deseo al hecho; es muy difícil; es un largo camino de transitar y una vez que lo pases; tal vez no encuentres retorno y tu alma se pierda.
Mi difunto abuelo solía decir que existen muchos espíritus malos; que solo buscan un cascaron donde puedan habitar y ser terriblemente malos. Nunca entendí esa frase; hasta ese día; cuando rebuscando en sus cosas viejas; encontré una hoja de papel; en ella hablaba de crear recipientes para espíritus que harán lo que les órdenes. La idea se incrustó en mi cabeza y a pesar de que en la hoja no estaban consignados muchos detalles; existía el internet. Y ya sabes cómo es esto: escribes en el buscador una palabra clave; obtienes información y cada vez que especificas la búsqueda; te acercas a lo que buscas. Si eres paciente y un buen investigador; encontrarás lo que estás buscando.
El ritual era fácil; primero había que escoger ropa; no importaba si fuera usada o nueva; y la talla dependía de que tan grande quieras tu monstruo. El siguiente paso; consistía en rellenar la ropa de aserrín o paja; colocarle una máscara; guantes y zapatos; también rellenarlos; además había que ponerle un corazón de algún animal (Yo escogí el de mi perro; la última víctima de esos malditos) y hacer una donación de sangre; preferiblemente propia. Finalmente lo puse en el palo; donde habían puesto a mi padre; recordé la aterradora escena y; si a mí me dio miedo; ese miedo lo iba a trasmitir a esos delincuentes. Recite un ritual; el cual llamaba a un espíritu a tomar posesión del muñeco; al principio no pasó nada; me asegure de hacer el ritual paso por paso como lo había encontrado en internet. No obstante nada pasaba; yo me sentía cada vez más idiota; por querer creer en una fantasía para niños.
Un fuerte aguacero cayó sobre mi casa. Las gotas chocaban con gran fuerza contra el cristal; temí que pronto los vidrios se hagan añicos. Antes de dormir recite el ritual nuevamente y un rayo se estrelló contra el espantapájaros. Al principio no pasó nada; pero luego pude ver como ese espantapájaros; regreso su mirada hacia mí; pensé que no pude tomar una máscara más aterradora; era blanca; su nariz era puntuda; en sus cuencas oculares habían dos círculos negros y su boca permanecía en una inquietante risa macabra; levantó su brazo derecho y un gran cuervo se posó en él. Después desapareció.
Me fui a dormir muy asustado; quería creer que todo había sido una pesadilla; y cuando estaba convenciéndome que no era real; alguien entró en mi cuarto: la puerta se abrió y cerró lentamente; me cubrí con la cobija de pies a cabeza; pero sentí que alguien me olfateaba; como cuando un perro busca narcóticos en las maletas de los viajeros en los aeropuertos. También sentí dos manos rosando las cobijas muy cerca de mí. Al cabo de unos minutos esa sensación desapareció. Luche por tranquilizarme y retire la cobija de mi cabeza; para poder ver que sucedía; mis ojos tardaron algunos segundos en acostumbrarse a la oscuridad y cuando finalmente lo hicieron no vi nada; me senté en la cama y no había algo en frente. Sin embargo; sentí una respiración gélida en mi oído derecho; regrese a ver y me encontré con un rostro blanco; que me miraba sin verme y me sonreía con esa inquietante sonrisa estática. Le tire la cobija encima y salí corriendo a refugiarme en el sótano; ahí pase la noche.
Al día siguiente y con la compañía de un imponente sol; recorrí la casa; el espantapájaros; estaba colgado en ese palo; pero cuando decidí asegurarme que haya sido un sueño; encontré un mensaje en mi habitación escrito con algo rojo: “Saciare tu sed de venganza y tu saciarás mi sed de sangre”. A mí solo me bastaba escuchar venganza para que lo demás se me olvide.
La noche de ese mismo día; vi al espantapájaros cobrar vida; igual a la noche anterior. Desapareció de mi vista y no lo volví a ver. A la madrugada; ese ser entró a mi habitación; esta vez lo hizo de manera abrupta; la puerta se abrió de par en par y del golpe me desperté sobresaltado. Me senté en la cama y el monstruo estaba de frente; su rostro pálido estaba salpicado de sangre; agarró mi rostro con sus manos; las sentí frías y rasposas; y su sonrisa estática parecía más grande; finalmente me vi en sus ojos; en esa oscuridad me perdí.
Como imágenes de una película vi a un criminal; era el que me había golpeado y atado; estaba asustado; miraba a todos lados y apuntaba con un revolver; con el rabillo del ojo observa una figura negra acercársele; se desplaza levitando hacia él; el regresa a verlo apuntando con el revólver y ese ser desaparece. El hombre trata de tranquilizarse y baja el arma; y ahí cuando está más indefenso; el monstruo lo abraza; inmovilizándolo completamente; con su mano derecha saca su corazón. Veo por primera vez la boca del espantapájaros moverse; devora el corazón del hombre como si fuera un trozo de carne recién asado: después todo se torna oscuro y no veo nada más.
Una nueva escena se materializa ante mí. Veo un nuevo criminal; carga en su mano derecha una pistola y corre despavorido en un bosque; se cansa de correr y se refugia detrás de un tronco de árbol; respira rápidamente sosteniendo la pistola con ambas manos; cuando parece que el peligro pasa y el comienza a bajar la pistola; escucha ruidos provenir de la copa del árbol; se encuentra con aquel rostro pálido; quien desciende lentamente por el tronco como una araña rumbo a su presa; atrapada en su red. El hombre en un intento por sobrevivir levanta la pistola e intenta disparar; fue demasiado tarde porque ese ser ya está frente a él; arrancando su corazón.
Después de nuevamente ponerse todo oscuro; se emite una nueva imagen; dos hermanos huyen en una moto; no les importan las curvas cerradas; ni el pavimento resbaloso por la llovizna que caía; solo les interesaba huir lo más lejos de donde se encontraban. Debieron saber que escapar de esa cosa era imposible. Apareció como una visión ante ellos; el que manejaba perdió el control del vehículo estrellándose contra un árbol. Los dos lucían mal heridos; uno quería moverse y escapar el otro estaba paralizado; era difícil saber si por el golpe o el temor. El que se movía vio con terror como ese ser le arrancaba el corazón a su amigo y se lo comía. Luego sintió como ese ser se le montaba encima; arrancaba su reja costal y procedió a devorar su corazón.
Estaba aterrado con lo que estaba viendo; tal vez cuando pensé en venganza; no pensé en todo este horror. El ser soltó mi rostro y se desplazó a la ventana; no caminaba levitaba y al hacerlo emitía un sonido de viento pasando por una rendija. Llegó a la ventana y me señaló algo con su dedo; yo lentamente me acerque allí. Lo que mire hasta ahora no lo puedo borrar de mi mente; recuerdo que grite tan fuerte aquel día que sentí que mis cuerdas vocales se reventaban. Justo donde señalaba el espantapájaros; estaba el líder de la pandilla; empalado; atravesado por donde estaba su corazón; por el palo que había utilizado para atar a mi padre; y un par de cuervos se comían su rostro.
La policía me detuvo; pero la falta de pruebas en mi contra me exonero. Aunque debo decir que ese monstruo no me ha exonerado de alimentarlo. Hice todo esto por venganza; por lo que le hicieron a mi padre y a mi familia; pero ahora; si no lo alimentó el me matará. Lo he alimentado de vagabundos hasta la fecha; pero ya no quiero hacerlo más; he asesinado a tanos inocentes que me maldigo a mí mismo por haber despertado a esa bestia. Tomó un cuchillo; estoy decidido a hacerlo; voy a arrancarme el corazón; se lo dejare en bandeja de plata; para que se lo coma; y que él consiga otro idiota como yo; que sea capaz de alimentarlo.