sábado, 10 de noviembre de 2018

NUNCA PISES UNA TUMBA



Una noche, unos chicos celebraban una fiesta en un parque, entre risas y alcohol comenzaron a contar historias de terror. En la misma calle, había un cementerio y uno de ellos comentó lo mucho que le aterraba pasar por allí. Aprovechándose del miedo de su amigo otro de los jóvenes advirtió al resto con la siguiente frase:
– No se os ocurra nunca pisar sobre una tumba cuando se ha puesto el sol. Si lo haces, el muerto te agarra y te mete dentro.
– Mentira – replicó Alexandra – Eso son sólo supersticiones.
– Si tan valiente te crees ¿por qué no nos lo demuestras? Te daré 10 euros si te atreves, apostó el chico.
– A mí no me dan miedo las tumbas ni los muertos, respondió ella. Si quieres te lo demuestro ahora mismo.
El chico le tendió su navaja. Clava esta navaja en una de las sepulturas le dijo. Así sabremos que has estado allí. Sin dudarlo Alexandra cogió la navaja y se dirigió con paso firme al campo santo bajo la mirada atónita de sus amigos.
El cementerio estaba lleno de sombras y había un silencio sepulcral y sin quererlo el miedo se fue adueñando de la chica que con cada paso sentía cientos de ojos vigilarla y un aliento helado en la nuca.
– “No hay nada que temer”, se repetía Alexandra para tratar de calmarse a si misma.
Escogió una tumba y pisó sobre ella. Después se agachó rápidamente, clavó en el suelo la navaja y se dispuso a marcharse. Pero no pudo. ¡Algo la retenía! Lo intentó de nuevo, pero seguía sin poder moverse. Estaba aterrada.
– ¡Alguien me sujeta! gritó, y cayó al suelo.
Al ver que no regresaba, los chicos fueron en su busca. Encontraron su cuerpo tumbado sobre la sepultura, fría, rígida y con la cara totalmente desencajada del miedo. Sin darse cuenta, Alexandra se había enganchado la falda con la navaja al clavarla en el suelo. Era la navaja lo que la retenía y ella había muerto de miedo tras sufrir un ataque al corazón.

NO INVITES A LOS DEMONIOS



Crecí en una familia ordinaria. Mi madre era religiosa y a menudo me arrastraba a la iglesia. Pero como adolescente, ya no quería obedecerla. Dudé de la existencia de Dios y me interesé en lo oculto. En algún momento, llegué a la conclusión de que la mejor manera de entender si Dios existe realmente, para ver si hay demonios. Comencé a coleccionar libros sobre brujería y demonología. Mirando hacia atrás ahora, me doy cuenta de que era estúpido. Pero entonces no entendí en lo que me estoy metiendo. Comencé a leer estos libros e invité a los demonios a entrar en mi vida. Leí extractos de libros en voz alta, repitiendo largas listas de nombres demoníacos. Dibujé símbolos satánicos en las paredes y el piso de mi habitación y recité varios hechizos. Pero los demonios no aparecieron en mi vida inesperadamente. Penetraban gradualmente, acercándose imperceptiblemente. No le presté atención hasta que fue demasiado tarde. Al principio, empecé a tener pesadillas. Me desperté en medio de la noche y escuché los débiles sonidos de risas o susurros. Me parecía que podía ser vecinos o mi imaginación. Entonces la situación se volvió aún más extraña. A veces me desperté paralizado, incapaz de mover el brazo o el pie. A veces me parecía que mi cama se movía. Comencé a cambiar. Caminaba constantemente cansado, era irritable y muchas veces enojado. Los padres comenzaron a notar mi comportamiento extraño y me llevaron a un psicólogo, pero él no me ayudó. Una noche, me desperté por la noche cuando la luna iluminó completamente mi habitación. Me sentí muy extraño, como si me hubieran arrancado del mundo ordinario. Me parecía que estaba en un vacío. Miré hacia abajo y me di cuenta de que mi cuerpo estaba colgando sobre la cama, en el aire. De repente, sentí que algo me agarraba la pierna y comenzaba a temblar. como una muñeca Corrí de lado a lado. En un momento vi una parte de la habitación, y después de un segundo, la otra. Todo flotaba ante mis ojos. Estaba asustado Algo o alguien intentó matarme, o sacudir mi alma. No lo se Al final, la entidad que me sostenía dejó de sacudirme y sentí que estaba atrapado en el techo, como si estuvieran tratando de aplastarme. Entonces, de repente, me tiraron en la cama. Sentí algo pesado caer sobre mi pecho. Era como si una masa invisible cayera sobre mí, y la carga se volviera cada vez más dura. Estaba paralizado, y casi no podía respirar. Recuerdo que entonces se me ocurrió una idea de salvación de que esto era solo un sueño, y que todo terminaría pronto, y me despertaría. Pero luego escuché un sonido que nunca olvidaré, escuché el crujido de mi propia cama, que comenzó a desmoronarse bajo carga creciente. Todo esto estaba sucediendo en la realidad. Con un esfuerzo increíble, salí del agarre invisible, caí al suelo y salí corriendo de mi habitación. Corrí a la habitación de mi madre y la desperté. En mis ojos y ojos duros, se dio cuenta de que no estaba mintiendo y me permitió pasar la noche en su habitación. A la mañana siguiente, sabía lo que tenía que hacer. Regresé a mi habitación y recogí todos los libros y materiales ocultos. Luego los llevé afuera y los quemé en el bote de basura más cercano. Limpié todas las paredes de mi habitación y nunca dormí en esta habitación. Ya nada de esto me pasaba. Creo que las fuerzas demoníacas perdieron su oportunidad de destruirme, y desde entonces no me han molestado más. ¿Creo en dios ahora? Todavía no estoy seguro de esto. Pero una cosa es segura: Hay seres malvados en este mundo que quieren hacernos daño. Y no los invite a su vida, porque con mucho gusto responderán a su oferta.

UNO, DOS...



En Corea del Sur, obtener buenas calificaciones es una gran presión para los niños. Los padres son estrictos cuando se trata de lo académico.
Muchos niños contratan tutores e incluso vuelven a la escuela solo para estudiar. Muchas áreas del colegio son inaccesibles para los estudiantes; y solo se pueden quedar en la biblioteca escolar hasta las diez de la noche.
Los Chicos se quedan despiertos estudiando hasta tarde, y luego se quedan dormidos en clase; lo cual es un gran problema para los maestros; que están acostumbrados a ver estos casos todos los días.
Sun-Hi, era una chica que a menudo se escabullía de regreso a la escuela, para estudiar con sus amigos. Un día, trabajaron como de costumbre. Sun-Hi fue al baño y les dijo a sus amigos que volvería. Solo la luz de la biblioteca estaba encendida y el resto de la escuela estaba a oscuras. El baño estaba solo a unas pocas puertas del pasillo, así que no le molestaba ir sola.
Mientras los chicos seguían estudiando en la biblioteca, sintieron unos golpes en una de las ventanas, como si alguien desesperado pidiese entrar. El sonido de la ventana era muy insistente, y no dejaba en paz a los muchachos.
Un niño abrió las cortinas y todos vieron a una anciana pálida golpeando la ventana con los ojos cerrados. Se preguntaban por qué estaría fuera tan tarde. Entonces, ella abrió los ojos.
Solo que no había ojos Solo pozos vacíos y oscuros. Ella tomó su dedo y rompió el vidrio.
Sun-Hi, todavía se encontraba en el baño, estaba a punto de lavarse las manos, y nunca escuchó los gritos de terror que venían de la biblioteca. De repente, las luces del baño se apagaron y los gritos cesaron. Sun-Hi trató de orientarse con sus manos en la oscuridad total. Se dirigió de regreso a la biblioteca; aunque deseó no haberlo hecho.
Al llegar a la biblioteca, vio ante ella una escena espeluznante. Todos los estudiantes en la biblioteca estaban muertos; la sangre de sus compañeros de clase estaba regada en los pisos y paredes del salón. Algunos de ellos estaban tirados en el piso, otros colgando de escritorios o armarios. Sun-Hi no pudo entenderlo. Pero ella no tuvo demasiado tiempo para meditar sobre la masacre; tenia que hacer algo y salir inmediatamente de allí.
Unos pasos se escuchaban en el pasillo; cada paso se oía más cercano y dirigiéndose hacia ella.
Siendo muy inteligente, Sun-Hi se tiró al piso rápidamente junto a sus amigos muertos y se quedó allí tumbada. Ella se mantuvo muy quieta y callada. Algo entró silenciosamente en la habitación y fue a cada cadáver y contó:
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Por curiosidad, Sun-Hi se asomó a lo que fuera. Ella vio a una mujer fantasmal, vestida de blanco. Sun-Hi cerró los ojos, luchando contra el impulso de gritar. La mujer vino cada vez más cerca.
"Uno, dos ... uno, dos ... Uno, dos ..."
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Sun-Hi intentó no llamar su atención.
"Uno, dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Ella se queda quieta mientras se acerca.
"Uno dos ... Uno, dos ... Uno, dos ..."
Casi al lado de Sun-Hi. Trató de no respirar.
Entonces, la cuenta se detuvo. Sun-Hi intentó escuchar el más mínimo ruido. Fue sospechosamente silencioso. Sun-Hi esperó varios minutos. Ella pensó que el fantasma se había ido. Ella levantó la cabeza y abrió los ojos.
Agachado directamente sobre Sun-Hi era el fantasma. Un dedo huesudo señaló directamente la cara horrorizada de la niña.
"¡Uno dos!" Gritó el fantasma mientras sacaba sus ojos.

EL ARRANCA CORAZONES



Mi familia y yo vivíamos en una pequeña finca; muchos kilómetros lejos del bullicio de la ciudad. Vivíamos en paz y armonía; rodeados del silencio tranquilizador del campo. Desafortunadamente; las cosas han cambiado. Las ciudades están cada vez más peligrosas; y las medidas que han hecho las administraciones públicas para combatir la inseguridad; han trasladado la inseguridad a lugares alejados como mi hogar.
Cada noche los ladrones; se llevan animales; cosechas; y lo peor del caso; es que no podemos andar por fuera hasta después de las 7 de la noche; o seguramente lo lamentaremos. Han envenenado a mis perros y nos tienen doblegados; temerosos e incapaces de hacer algo. Las políticas para combatir la delincuencia; sin lugar a dudas son insuficientes.
Mi padre desesperado e impotente trato de defender a su familia; consiguió una escopeta; pero como se dice literalmente el tiro le salió por la culata. Fue golpeado; y atado en un palo; simulando un espantapájaros. Nosotros fuimos incapaces de ayudarlo; porque los delincuentes nos ataron en nuestra propia casa; y para añadir la perversión de la humanidad; nos golpearon; lastimaron y encima de todo nos robaron objetos valiosos; computadores; televisores; equipos de sonido; etcétera. Vi como ultrajaron a mi padre; a mi madre; a mi hermana; vi como quemaron nuestras cosechas y degollaron nuestro ganado.
Mi hermana y mi madre; pasaron varios días hospitalizadas; recibiendo atención médica y psicológica; yo fui dado de alta al otro día; pues mis lesiones no eran graves. Mi padre se llevó la peor parte: tuvo múltiples fracturas en costillas y brazos; hemorragias internas y una arteria se reventó en su cabeza; todo lo anterior lo llevo finalmente a la muerte.
Yo estaba abatido; adolorido; desecho; y en mi cabeza solo crecía un sentimiento; uno que siempre es común tener cuando suceden cosas así; yo estaba sediento de venganza; no me importaba cuantos hombres fueran; ni lo peligrosos que pudieran ser; tan solo quería hacerlos sufrir hasta que mueran. El problema de todo esto; es que puedes desear vengarte con todas tus fuerzas; pero pasar del deseo al hecho; es muy difícil; es un largo camino de transitar y una vez que lo pases; tal vez no encuentres retorno y tu alma se pierda.
Mi difunto abuelo solía decir que existen muchos espíritus malos; que solo buscan un cascaron donde puedan habitar y ser terriblemente malos. Nunca entendí esa frase; hasta ese día; cuando rebuscando en sus cosas viejas; encontré una hoja de papel; en ella hablaba de crear recipientes para espíritus que harán lo que les órdenes. La idea se incrustó en mi cabeza y a pesar de que en la hoja no estaban consignados muchos detalles; existía el internet. Y ya sabes cómo es esto: escribes en el buscador una palabra clave; obtienes información y cada vez que especificas la búsqueda; te acercas a lo que buscas. Si eres paciente y un buen investigador; encontrarás lo que estás buscando.
El ritual era fácil; primero había que escoger ropa; no importaba si fuera usada o nueva; y la talla dependía de que tan grande quieras tu monstruo. El siguiente paso; consistía en rellenar la ropa de aserrín o paja; colocarle una máscara; guantes y zapatos; también rellenarlos; además había que ponerle un corazón de algún animal (Yo escogí el de mi perro; la última víctima de esos malditos) y hacer una donación de sangre; preferiblemente propia. Finalmente lo puse en el palo; donde habían puesto a mi padre; recordé la aterradora escena y; si a mí me dio miedo; ese miedo lo iba a trasmitir a esos delincuentes. Recite un ritual; el cual llamaba a un espíritu a tomar posesión del muñeco; al principio no pasó nada; me asegure de hacer el ritual paso por paso como lo había encontrado en internet. No obstante nada pasaba; yo me sentía cada vez más idiota; por querer creer en una fantasía para niños.
Un fuerte aguacero cayó sobre mi casa. Las gotas chocaban con gran fuerza contra el cristal; temí que pronto los vidrios se hagan añicos. Antes de dormir recite el ritual nuevamente y un rayo se estrelló contra el espantapájaros. Al principio no pasó nada; pero luego pude ver como ese espantapájaros; regreso su mirada hacia mí; pensé que no pude tomar una máscara más aterradora; era blanca; su nariz era puntuda; en sus cuencas oculares habían dos círculos negros y su boca permanecía en una inquietante risa macabra; levantó su brazo derecho y un gran cuervo se posó en él. Después desapareció.
Me fui a dormir muy asustado; quería creer que todo había sido una pesadilla; y cuando estaba convenciéndome que no era real; alguien entró en mi cuarto: la puerta se abrió y cerró lentamente; me cubrí con la cobija de pies a cabeza; pero sentí que alguien me olfateaba; como cuando un perro busca narcóticos en las maletas de los viajeros en los aeropuertos. También sentí dos manos rosando las cobijas muy cerca de mí. Al cabo de unos minutos esa sensación desapareció. Luche por tranquilizarme y retire la cobija de mi cabeza; para poder ver que sucedía; mis ojos tardaron algunos segundos en acostumbrarse a la oscuridad y cuando finalmente lo hicieron no vi nada; me senté en la cama y no había algo en frente. Sin embargo; sentí una respiración gélida en mi oído derecho; regrese a ver y me encontré con un rostro blanco; que me miraba sin verme y me sonreía con esa inquietante sonrisa estática. Le tire la cobija encima y salí corriendo a refugiarme en el sótano; ahí pase la noche.
Al día siguiente y con la compañía de un imponente sol; recorrí la casa; el espantapájaros; estaba colgado en ese palo; pero cuando decidí asegurarme que haya sido un sueño; encontré un mensaje en mi habitación escrito con algo rojo: “Saciare tu sed de venganza y tu saciarás mi sed de sangre”. A mí solo me bastaba escuchar venganza para que lo demás se me olvide.
La noche de ese mismo día; vi al espantapájaros cobrar vida; igual a la noche anterior. Desapareció de mi vista y no lo volví a ver. A la madrugada; ese ser entró a mi habitación; esta vez lo hizo de manera abrupta; la puerta se abrió de par en par y del golpe me desperté sobresaltado. Me senté en la cama y el monstruo estaba de frente; su rostro pálido estaba salpicado de sangre; agarró mi rostro con sus manos; las sentí frías y rasposas; y su sonrisa estática parecía más grande; finalmente me vi en sus ojos; en esa oscuridad me perdí.
Como imágenes de una película vi a un criminal; era el que me había golpeado y atado; estaba asustado; miraba a todos lados y apuntaba con un revolver; con el rabillo del ojo observa una figura negra acercársele; se desplaza levitando hacia él; el regresa a verlo apuntando con el revólver y ese ser desaparece. El hombre trata de tranquilizarse y baja el arma; y ahí cuando está más indefenso; el monstruo lo abraza; inmovilizándolo completamente; con su mano derecha saca su corazón. Veo por primera vez la boca del espantapájaros moverse; devora el corazón del hombre como si fuera un trozo de carne recién asado: después todo se torna oscuro y no veo nada más.
Una nueva escena se materializa ante mí. Veo un nuevo criminal; carga en su mano derecha una pistola y corre despavorido en un bosque; se cansa de correr y se refugia detrás de un tronco de árbol; respira rápidamente sosteniendo la pistola con ambas manos; cuando parece que el peligro pasa y el comienza a bajar la pistola; escucha ruidos provenir de la copa del árbol; se encuentra con aquel rostro pálido; quien desciende lentamente por el tronco como una araña rumbo a su presa; atrapada en su red. El hombre en un intento por sobrevivir levanta la pistola e intenta disparar; fue demasiado tarde porque ese ser ya está frente a él; arrancando su corazón.
Después de nuevamente ponerse todo oscuro; se emite una nueva imagen; dos hermanos huyen en una moto; no les importan las curvas cerradas; ni el pavimento resbaloso por la llovizna que caía; solo les interesaba huir lo más lejos de donde se encontraban. Debieron saber que escapar de esa cosa era imposible. Apareció como una visión ante ellos; el que manejaba perdió el control del vehículo estrellándose contra un árbol. Los dos lucían mal heridos; uno quería moverse y escapar el otro estaba paralizado; era difícil saber si por el golpe o el temor. El que se movía vio con terror como ese ser le arrancaba el corazón a su amigo y se lo comía. Luego sintió como ese ser se le montaba encima; arrancaba su reja costal y procedió a devorar su corazón.
Estaba aterrado con lo que estaba viendo; tal vez cuando pensé en venganza; no pensé en todo este horror. El ser soltó mi rostro y se desplazó a la ventana; no caminaba levitaba y al hacerlo emitía un sonido de viento pasando por una rendija. Llegó a la ventana y me señaló algo con su dedo; yo lentamente me acerque allí. Lo que mire hasta ahora no lo puedo borrar de mi mente; recuerdo que grite tan fuerte aquel día que sentí que mis cuerdas vocales se reventaban. Justo donde señalaba el espantapájaros; estaba el líder de la pandilla; empalado; atravesado por donde estaba su corazón; por el palo que había utilizado para atar a mi padre; y un par de cuervos se comían su rostro.
La policía me detuvo; pero la falta de pruebas en mi contra me exonero. Aunque debo decir que ese monstruo no me ha exonerado de alimentarlo. Hice todo esto por venganza; por lo que le hicieron a mi padre y a mi familia; pero ahora; si no lo alimentó el me matará. Lo he alimentado de vagabundos hasta la fecha; pero ya no quiero hacerlo más; he asesinado a tanos inocentes que me maldigo a mí mismo por haber despertado a esa bestia. Tomó un cuchillo; estoy decidido a hacerlo; voy a arrancarme el corazón; se lo dejare en bandeja de plata; para que se lo coma; y que él consiga otro idiota como yo; que sea capaz de alimentarlo.

domingo, 5 de agosto de 2018

LA NIÑA FEA DEL COLUMPIO



En un parque de la ciudad de México, los niños acostumbraban ir a divertirse en los juegos a todas horas. Cerca de ahí vivían dos amiguitas que siempre iban a sentarse en los columpios, Itzel y Marisela. Como sus casas estaban justo frente al parque, sus familias las dejaban salir a veces por la noche, sobre todo si no tenían que ir a la escuela al día siguiente.
Así, las dos chiquillas crecieron juntas y lo que más les gustaba era jugar de noche a balancearse, pues no había otros niños que se acercaran para reclamarles que les dejaran un lugar.
En una de aquellas ocasiones, estaban las dos riendo en sus respectivos columpios. Ya el sol se había puesto y estaba muy oscuro. En el lugar solo se escuchaban sus risas y el ir y venir de los avejentados juegos. Todos los demás chicos se habían marchado.
—Oye Itzel, mira… —Marisela señaló a un columpio cercano y vieron que había otra niña de espaldas a ellas, balancéandose lentamente.

No la habían escuchado llegar.

—¿Quién será? —preguntó Marisela.
—No sé, nunca la había visto por aquí… y no se le ve la cara.

—¿Por qué estará tan solita?

—A lo mejor es nueva por aquí y no tiene amigos. Hay que invitarla a jugar, ¿no?

Itzel y Marisela se bajaron de sus columpios y se acercaron a la pequeña solitaria.

—Hola, ¿quieres jugar con nosotras?

La niña no respondió ni volteó a verlas. Las chiquillas se acercaron unos cuantos pasos más en su dirección.

—¿Hola? ¿No nos escuchas?

En ese momento, la niña movió la cabeza un poco, como para voltear por encima de su hombro. Pero de repente, giró toda la cabeza en un ángulo imposible hasta que su cabeza quedó completamente invertida sobre su cuello. Sin embargo lo peor no era eso, sino el rostro de la cría que exhibía una expresión malsana y demoníaca. Una cara tan horrible, que al mirarla las niñas dejaron escapar un agudo grito de terror.
Sus padres las escucharon en casa y salieron corriendo para ver que estuvieran bien.
Cuando las encontraron, Marisela e Itzel se encontraban en el suelo, llorando y gimoteando de pánico al tiempo que señalaban al columpio. Pero este se encontraba completamente vacío.
Por más que buscaron a la otra niña, que ellas aseguraba que estaba por ahí, no vieron a nadie.
Se dice que las pobres no pudieron dormir en las noches siguientes. Se despertaban gritando en medio de horribles pesadillas y con el tiempo, sus padres tuvieron que internarlas en un psiquiátrico infantil.
Pronto, el rumor de lo ocurrido se propagó entre el resto del vecindario y muchos niños y jóvenes frecuentaron el parque, por morbo. La mayoría de ellos afirmó no haber visto nada raro en los columpios. Sin embargo algunos, no se sabe si para tomar el pelo o en serio, aseguraron haberse topado con una niña solitaria en un columpio.
Nadie nunca se atrevió a hablarle ni acercarse, por temor a su rostro demoníaco.

jueves, 2 de agosto de 2018

LA LEYENDA DEL TEKE TEKE




Hace muchos años una tímida joven a quien caracterizaba un temperamento asustadizo, esperaba el tren que la llevaría a casa. Como era de esperarse, sus compañeros de escuela aprovechaban siempre que podían para jugarle bromas, que en ocasiones se pasaban un poco de tono. La última de estas bromas sucedió un día de verano, cuando sus compañeros le arrojaron una cigarra mientras esperaba el tren. Aterrada, la niña pegó un brinco y con tan mala suerte que fue a dar a las líneas mientras pasaba un Shinkansen (un tren bala).

El tren partió dejo su cuerpo quedó partido en dos, su muerte fue lenta y dolorosa y generó en ella un deseo de venganza: a partir de entonces ronda las ciudades en busca de víctimas a quienes ataca con sus manos, que asemejan garras. Aunque muchos afirman que lleva una afilada hoz o tal vez una espada muy afilada.  De una apariencia inicialmente curiosa como si fuera una persona que avanza con la fuerza de sus manos a la cual le falta la mitad inferior del cuerpo, pero lo más saltante de este espíritu vengativo es el inconfundible sonido que hace al moverse y apoyarse en el suelo con sus manos; un sonido como que se oye “teke teke”, “teke teke”, “teke teke”;  y por el cual le han dado este apelativo.

Desde entonces el Teke Teke busca todas las noches víctimas, tiene una gran preferencia al asesinar estudiantes o mujeres que tuvieron la mala fortuna de toparse en su camino. El Teke teke persigue a sus víctimas por caminos oscuros. A pesar de no tener piernas, un teke teke puede correr increíblemente rápido usando sus brazos, tan rápido, de hecho, que incluso puede alcanzar a las víctimas que huyen en sus automóviles. Cuando los atrapa, corta a sus víctimas por la mitad en la cintura y les roba las piernas. De acuerdo con la leyenda, aquellas víctimas que tengan una muerte igual a la suya se convertirán, a su vez, en el Teke  Teke.

Son muchas las historias sobre las acciones de esta mujer. La más famosa (y ampliamente reconocida en los centros educativos japoneses); habla de un muchacho, hace algunos años, se acercó a una bella mujer sentada al otro lado del parque, tras un muro, en un colegio de hombres. El joven no pudo más que sorprenderse ante la belleza de la muchacha, quien lo miraba fijamente, y se preguntó qué hacía una mujer así cerca de  un colegio de varones. Mientras caminaba hacia ella, la muchacha dio un salto sobre el muro y presentó al aterrado estudiante un cuerpo incompleto, al que le faltaba la mitad inferior. El joven, aterrorizado, no fue capaz de moverse ni de pronunciar palabra cuando la mujer vino y usando sus garras lo partió en dos. Ahora él la acompaña en sus cruzadas nocturnas.

El Teke  Teke no solo ataca con sus garras. También se dice que empujan a los transeúntes desprevenidos a las vías y que lo asustan procurando que caiga de una gran altura. Su motivación parece ser el forzar que otros corran su desgraciada suerte.

Como con la mayoría de las leyendas urbanas, hay tantas versiones de la historia de Teke Teke que es imposible saber cuál fue la historia original o dónde comenzó. Cada localidad tiene su propia versión con diferentes detalles. En algunas historias, el teke teke fue víctima de un trágico accidente; en otros, fue un suicidio. En algunas historias, ciertos hechizos mágicos pueden protegerte de su ira; en otros, nada puede protegerte y seguramente morirás. En algunas versiones, las víctimas del teke teke se vuelven teke teke. Hay una serie de hilos en común entre muchas de las variaciones, y los más comunes apuntan hacia una mujer de Hokkaidō llamada Kashima Reiko.

Muchos afirman que el espíritu del primer teke teke, seria Kashima Reiko, quien murió de manera similar, pero la diferencia entre kashima reiko y la desconocida chica; es que una fue ultrajada antes de morir, y la otra era una joven estudiante quien murió víctima de una broma pesada.

Tengan cuidado, el teke teke siempre está en búsqueda de víctimas, evita los lugares solitarios y oscuros, y sobre todo no te quedes mucho tiempo en una estación de tren, porque seguramente el teke teke vendrá por ti, avanzara rápidamente y cortara tu cuerpo en dos.


lunes, 30 de julio de 2018

LA LEYENDA DE KASHIMA REIKO




La Leyenda de Kashima Reiko es una de las leyendas más conocidas y terroríficas de Japón; el espíritu vengativo de una mujer, que no puede encontrar el descanso eterno, debido al modo tan violento en que murió.
Cuenta la historia que Reiko era una mujer muy hermosa, que vivía en la isla de Hokkaido, posiblemente en la ciudad de Sapporo.
Como cada noche Reiko tenía por costumbre regresar a casa muy tarde, debido a sus múltiples ocupaciones. Una noche, mientras regresaba caminando a su casa, se topó con un grupo de hombres que estaban bebiendo en la calle, quienes comenzaron a acosarla con palabras vulgares y tratando de llamar su atención. Reiko empezó a avanzar más rápido y alejarse de esta gente, pero fue atacada por este grupo de hombres..
Los sujetos le dieron alcance en cuestión de minutos y uno de ellos la haló del cabello, tirándola al suelo. Allí, en medio de risas y lujuria, procedieron a arrancarle la ropa para aprovecharse de ella. Reiko luchó con todas sus fuerzas, pero al resistirse a que la violen; a cambio recibió una espantosa paliza que la dejó indefensa ante aquellos infelices. La violaron una y otra vez,  golpeándola e insultándola,  una vez que se saciaron sus deseos, se alejaron riendo y dejándola a su suerte.
Malherida, Reiko intentó pedir ayuda pero no acudió nadie. Trató de levantarse y se dio cuenta de que el solo esfuerzo para ponerse de pie, le provocaba un agudo dolor. Sus atacantes habían abusado de ella tan salvajemente, que tenía heridas internas.
Como no tenía fuerzas para caminar, la joven se arrastró dolorosamente hasta la vía de tren que había cerca de allí, esperando que alguien la pudiera ver. A medio camino cayó desvanecida en medio de los rieles e inconsciente, no advirtió el tren que venía a toda prisa. El vehículo le pasó por encima cortándola en dos y desprendiendo sus piernas. Reiko murió sin que nadie supiera de sus agresores.
Desde entonces se dice, vaya sin descanso por el mundo buscando sus preciosas piernas. Se aparece únicamente en los baños de las casas y las escuelas, después de la medianoche y cuando siente que hay alguien.
Si te atrapa en el baño, la verás arrastrarse hacia ti sobre sus brazos, dejando un rastro sanguinolento en el suelo que escure desde su torso. Entonces te hará una simple pregunta.
La primera pregunta es: Donde están mis piernas?
Difícil de responder, pues por el impacto de ver al espectro podrías errar a dicho cuestionamiento, el cual solo tiene una única respuesta:
En la Estación de Meishin
Si respondes bien a esta pregunta aun no estas a salvo, pues te preguntara sobre quien te ha dicho eso, la respuesta correcta es:
Kashima Reiko me lo dijo.
La tercera y última pregunta que podría hacerte sería una que pareciera fácil responder pero esta viene con un truco, la pregunta es : Sabes mi nombre?
Todo este tiempo te he estado diciendo que es Kashima Reiko, pero aquí esta el truco, si respondes Kashima,  ella te cercenara las piernas, pues debes de pronunciarlo de acuerdo a los kanjis, por lo que la verdadera respuesta es:
Kamen Shinin Ma
Siendo Kamen la palabra para Mascara; Shinin significa Persona muerta; y por ultimo Ma, que es Demonio, Solo así podrás librarte de su Maldición.
Sabes lo mas tenebroso de esta leyenda Japonesa? Quedas maldito por Kashima Reiko, con tan solo leer, o escuchar su historia, después de un mes de haber escuchado o leído esta historia, ella se te aparecerá en el baño. Por lo que si llegaste hasta este punto, al igual que yo estas maldito, ya veremos si en un mes Kashima Reiko se nos presenta.

miércoles, 11 de julio de 2018

LA LAMPARILLA - LEYENDA DE LA SELVA PERUANA




Este espectro traicionero y letal conocido por los moradores amazónicos como LA LAMPARILLA; tiene un aspecto similar a la parca; pero con la peculiaridad de que desprende una luz de entre sus costillas. Su nombre deriva de su semejanza con una lámpara encendida. Se dice que aparece en horas avanzadas de la noche;  como un foco de luz tenue y rojizo. es un ente al que le gusta deambular en plena oscuridad cerca de lugares poblados; y sobre todo en donde impera un silencio pesado y tétrico; donde puede esperar a sus víctimas e impresionarlas hasta causarles una muerte horrenda.  Aquellos quienes pudieron escapar de la lamparilla; buscaron rápidamente refugio en sus domicilios; quedando altamente impresionados y botando espuma por la boca.  Pocos quedan cuerdos; después de encontrarse con este espectro. 
Algunos creen que la hora en la que suele hacer sus paseos nocturnos es a partir de la media noche. Incluso; muchos testigos juran haberla visto; bien entrada la noche; ingresar en ciertas comunidades en forma de esfera multicolor.
Aunque a veces se dice que comienza su lento y macabro recorrido cuando el sol ya se ha ocultado; pero son excepciones; ya que no es usual; sin embargo no está demás tomar ciertos cuidados; sobre todo si es necesario salir en plena noche con el fin de ir de caza o pesca.
Hay quienes aseguran de que la lamparilla; es un esqueleto exhumado de un cementerio cercano y dominado por un duende que busca asustar a los pobladores de la comunidad. Se dice que quien atrape a la lamparilla; podrá obtener un tesoro; oro en abundancia; pero el duende hará de todo para que esto no suceda; atentando contra la vida de quien se atreva atrapar a la lamparilla y la familia de este. Es por ello; que algunos inconscientes; pretenden enfrentarla sin éxito; hallando la muerte.
La Lamparilla va merodeando y oteando lentamente en silencio el camino que recorre en forma de esfera luminosa; también muchos que han tenido la mala suerte de advertirla a lo lejos y camuflarse para no terminar agonizando de miedo; han caído en cuenta que la luz; que levita y cruza malezas y lianas; sisea levemente y parpadea cada instante; dejando escapar diversos colores como una intermitente señal de que la maléfica presencia es sin duda “peligrosa y mortal”.
Cuando esta aparición se topa con algún distraído morador que no ha reparado en su llegada hasta que ha sido demasiado tarde; pensando que la extraña luz que divisaba a lo lejos se trataba ni más ni menos que de un extraño candil portado por algún comunero; tomándolo por sorpresa al descubrir lo que era en realidad la Lamparilla; en el mismo instante del abismal sobresalto de su víctima; hace su horrenda manifestación y de la nada; a partir de la esfera luminosa que se mantiene respirando a cierta altura; comienza a formarse un esqueleto humano que se mantiene en el aire agitando sus huesos unos con otros como si le divirtiera el pavor que se refleja en la mirada y expresión del testigo; la esfera que queda a la altura del pecho de la osamenta sigue iluminando todo el horror que el cuadro desprende. Naturalmente una impresión como esta mata al desafortunado tiñendo la mañana siguiente de pavor; pues la comunidad sabrá que la Lamparilla ha cobrado una víctima; y es bien sabido; que cuando este mito mata a alguien; no descansará hasta llevarse a otros dos o tres moradores; siempre es así.
Sin duda uno de los espectros más temidos de la Amazonía peruana; el cual su solo nombre esparce un rosario de emociones de temor y angustia. Una vez más: Nunca es bueno salir de noche en la selva; pues el monte tenebroso nos tiene preparado muchas sorpresas desagradables.

lunes, 9 de julio de 2018

CARAMELOS CONTAMINADOS



Este Halloween, no dejaré que mis niños vayan a pedir caramelos. No después de lo que sucedió el año pasado. No cuando la mitad de los padres del pueblo aún están en duelo, y cada semana de por medio ves cunas y camas matrimoniales en las aceras que cualquiera puede ir a tomar. Son recordatorios crueles de que nuestras pérdidas calan profundamente. De que el dolor sigue aquí. E incluso si esas heridas han empezado a sanar para algunos, siempre, siempre arderán.

El año pasado, los niños recibieron caramelos contaminados. Cincuenta y cinco de ellos se enfermaron; treinta y uno murieron. Salió en todos los noticieros, así que no necesito darles el trasfondo de una historia que ya conocen. Mis niñas tuvieron suerte, pues ambas son alérgicas al maní y les dieron sus caramelos a sus amigos. Amigos que ya no tienen.

Recuerdo mi turno en la sala de emergencias cuando los niños comenzaron a fluir. Tomó algunos días. El primero fue el tres de noviembre: una niña de cuatro años llamada Regina. Presentaba dificultades para respirar. Al principio, pensamos que era una reacción alérgica, pero ninguno de los tratamientos pareció funcionar. A medida que empeoraba, no fue hasta que le hicimos una endoscopía para ver dentro de sus pulmones que nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero, para entonces, era demasiado tarde. Murió en el quirófano.

Tres chicos más llegaron esa noche. Todos murieron.

Al día siguiente, el flujo se convirtió en un raudal. Niños mayores se unieron a los más jóvenes con dificultades en su respiración. Estos parecían estar en peor condición que los niños de la noche anterior. Los síntomas iniciales habían dado paso a síntomas secundarios antes de la muerte, así que tuvimos que lidiar con el asombro y el terror que estaban experimentando conforme su estado empeoraba.

Los representantes del Centro de Control de Enfermedades llegaron poco después de que diez más habían muerto. Fueron capaces de rastrear rápidamente la fuente de caramelos contaminados. Se determinó que el productor local de chocolate era el culpable, y una investigación expedita reveló exactamente cuántos caramelos habían sido contaminados. El negocio fue clausurado. Los dueños aún están atascados en salas de corte por su negligencia y negativa a acatar las medidas de protección apropiadas en sus importaciones.

Como dije, después de todo este tiempo, el incidente aún está fresco en la mente de demasiadas familias. Pasarán el resto de sus vidas asociando una festividad con la muerte y devastación, en vez de la diversión y emoción. Por respeto hacia ellos, son pocas las cuadras que han sido decoradas para Halloween. Hay algunas calabazas en los escalones de las puertas, pero ninguna exhibición real. Bueno, hubo una.

Una familia japonesa que se había mudado al pueblo en agosto. Desconocían la mayor parte de las circunstancias que giraban en torno a la tragedia. Habían comprado la casa que quedaba frente a la mía. Estando emocionados por celebrar Halloween en Estados Unidos por primera vez, decoraron su jardín frontal con esqueletos, calabazas, monstruos y arañas. Un par de vecinos fueron a verlos al día siguiente y les explicaron cuidadosamente lo que había pasado el año anterior. Las decoraciones fueron retiradas dentro de una hora.

No fue que alguien realmente estaba enojado porque las decoraciones estuvieran ahí. A la mayoría les parecía bien. Si solo hubiesen dejado tres o cuatro cosas, nadie se habría quejado. Vamos, las personas que tuvieron la suerte suficiente de no haber sido tocados por la tragedia incluso pudieron haber apreciado un poco del espíritu de Halloween. Pero para algunos, ver a esa cosa en específico simplemente era demasiado. Incluso en mi caso, que no perdí a nadie, me dio escalofríos cuando vi el montaje.

Me hizo recordar a aquella noche del tres de noviembre cuando llegó Regina. Recuerdo la sonda bajando por sus pulmones. Recuerdo cómo nos quedamos viendo a la pantalla con una combinación de terror y fascinación.

No había sido un esqueleto o una calabaza o un monstruo lo que había matado a esos niños. Fueron las arañas. Los millones de arañas negras y diminutas cuyos huevos se encontraban en el polvo de cacao que decoraba los caramelos de chocolate y mantequilla de maní.

Los niños que se habían asfixiado antes de que las arañas evacuaran sus pulmones fueron los suertudos. A quienes les tocó peor fue a los que estaban en la sala de espera o que llegaron en ambulancias, que tosían y escupían nubes de arañas a medida que morían.

La familia japonesa se disculpó en abundancia mientras retiraban todas las decoraciones. Era obvio que estaban mortificados. Mientras los veía por mi ventana, noté que Giichi le gesticuló con la mano a su esposa, Ai, para que se acercara al jardín. Sus miradas se ampliaron y se llevaron una mano a sus bocas. No pude ver lo que estaban viendo, pero sabía lo que era.

Desde el noviembre pasado, ha habido telarañas por todas partes. Son pequeñas, apenas del tamaño de una moneda, pero se reconoce al instante que provienen de la misma araña hondureña que fue importada accidentalmente por los dueños de la fábrica de chocolate. El pueblo está infestado con ellas. Trato de no acercarme demasiado a las esquinas y los aleros de mi casa porque sé que están aquí. Son inofensivas, pero no son más que otro recordatorio cruel. Uno de tantos.

No he vuelto a tocar otro pedazo de chocolate. Me da pánico tener que usar la sonda cuando estoy trabajando en la sala de emergencias. Y casi cada noche sueño sobre cómo todo se vino abajo, solo para despertar, sobresaltado, con la sensación de arañas que se retuercen por mis pulmones y fosas nasales.

EL PROFESOR - LEYENDA URBANA



El odio provoca que tomemos decisiones que pueden ser errores…Algunos fatales. 
¿Alguna vez has tenido un profesor que desearías golpear con todas tus fuerzas? ¿Has sentido la impotencia de que un maestro de colegio abuse de su poder y llegue incluso a burlarse de ti? Bueno, esas cosas son las más comunes en las escuelas, sobre todo en un nivel de educación superior donde los alumnos dependen completamente de aprobar todas sus materias o se quedan fuera de la escuela, por lo tanto siempre hay uno de estos maestros de este tipo. 
En fin, digo todo esto porque ese tipo de abusos no suelen pasar de corajes por parte de los alumnos, excepto en ciertos casos y uno de esos casos se convirtió en un tipo de leyenda urbana en la ciudad donde vivo, en una preparatoria que está en la zona céntrica. 

La leyenda habla sobre un grupo de alumnos que hace siete años cometieron un grave error que tuvo consecuencias fatales. La historia completa de lo que sucedió sigue siendo un misterio, la única evidencia es el testimonio de uno de esos jóvenes, el cual conto todo lo sucedido. Según el testimonio de ese joven la leyenda dice así: 
En el año 2006, en una preparatoria, [su nombre preferimos mantenerlo oculto] un día, un grupo de jóvenes estaban cursando el último año. Se encontraban a escasos dos meses de terminar y por fin salir para seguir sus estudios, sin embargo hubo algo que los detuvo, un profesor llamado Alejandro. Este tenía apenas dos años impartiendo clase en esa preparatoria y ya se había ganado apodos como el duro o el imposible, debido a su carácter rígido y nada volátil, pero sobre todo que era el profesor al que más alumnos reprobaba. Sin embargo, por alguna extraña razón todos los alumnos que reprobó se fueron de la ciudad o se fueron a escuelas apartadas, los rumores dicen que quizás los hacía sentir tan mal que no podían volver a pisar la preparatoria o acercarse a ella. En fin, este grupo de alumnos lograron aprobar todas las asignaturas excepto la del profesor Alejandro y por más que lo intentaron nuca lograron subir ni un poco su calificación. Estuvieron intentando por todos los medios pero ni el director o subdirector pudieron hacer entrar al maestro en razón, por lo cual los alumnos se sintieron frustrados, sus días en la preparatoria estaban contados y además se irían sin nada, todo por un profesor amargado. Así que debido a la situación tan desesperada, uno de los alumnos comenzó a perder la paciencia, a tal grado que reunió a cuatro de sus compañeros y los convenció de que si no iban a poder cambiar su calificación, al menos el maldito amargado de Alejandro recibiría lo que se merecía. 

Este joven llamado Julián ya había planeado todo, iban a seguirlo hasta su casa el último día de clases, iban a esperar a que llegara la noche y entonces entrarían, lo golpearían hasta dejarlo inconsciente y le robarían algunas cosas que tuviera en su casa. Quizás debido al coraje o la desesperación que sintieron los cuatro jóvenes acudieron a llevar a cabo este plan que para ese momento parecía perfecto. Contaban con que haciendo eso quizás Alejandro cambiaría su forma de ser y si no sería así al menos lograrían desquitar lo que les estaba haciendo. 
La tarde de un viernes en el mes de septiembre fue la fecha en donde ocurrió ese accidente que al día de hoy no han podido resolver. Los jóvenes llevaron a cabo el plan justo como se había dicho, siguieron al profesor y esperaron a que callera la noche. Lo que les pareció extraño fue que desde que llego a su casa no volvió a salir ni una sola vez y nadie más llegaba, ni su esposa, ni algún amigo o familiar. No conocían nada de su vida personal pero era un hombre que pasaba de los 35 años, asumían que tenía una vida. En fin, dejando eso a un lado se abrieron paso hasta la puerta de su casa. Abrir la puerta no fue ningún problema, Julián se aseguró de que alguno de los compañeros que había invitado tuviera conocimientos de este tipo, no era cerrajero pero bien sabría cómo abrir una puerta. 
Al entrar trataron de hacer el menor ruido posible, rápidamente notaron que no había nadie a la vista, si Alejandro estaba en alguna parte de la casa la planta baja no era ese lugar. Todo estaba apagado, incluso los relojes estaba detenidos, era como si en esa casa no hubiera suministro de luz. Les pareció aún más extraño eso que el hecho de que no había movimiento en la casa, pero ya en ese punto ninguna cosa los distraía de su objetivo: saciar su sed de venganza contra ese hombre, así que continuaron. 

Recorrieron todo el primer piso, era una casa común y corriente no tenía nada en especial, por lo tanto nada que pudieran robar. Uno de ellos noto que había una puerta que conducía al sótano y decidieron dividirse tres al piso de arriba y dos bajarían al de sótano. Julián decidió ir arriba porque probablemente es donde Alejandro se encontraba [el joven que relató esta historia es uno de los que iban con Julián al segundo piso] subieron lentamente, evitando hacer el mas mínimo sonido porque sabían las consecuencias que traería si Alejandro los veía allí antes de lo planeado. 
En el piso superior habían tres habitaciones, dos recamaras y un baño que se conectaba a las escaleras por un pasillo largo. Julián y los otros dos jóvenes avanzaron y entraron a una de las habitaciones solo para encontrar cuartos totalmente vacíos, literalmente no tenían nada, solo una cortina que cubrían las ventanas y eso era todo, eso no parecía tener sentido. Justo cuando estaban contemplando eso, algo hizo que a los tres les recorriera un escalofrió desde los pies a la cabeza, era el sonido de alguien subiendo las escaleras muy rápidamente. En ese mismo instante los tres se escondieron lo más rápido que pudieron, sostuvieron sus bates de beisbol muy fuertemente y esperaron a lo que sea que fuese a pasar, ya no había vuelta atrás, ya no había segunda oportunidad, si Alejandro venia hacia ellos por haberlos escuchado, este era el fin de una u otra manera. 

Cuando los pasos se acercaron más y más el miedo incrementaba al mismo tiempo que la adrenalina, pero repentinamente los pasos se detuvieron y se escuchó un golpe fuerte en el piso. 
Definitivamente quien sea que venía había caído al piso de una manera muy inusual, esperaron unos cuantos segundos y al darse cuenta de que ya no había nadie más salieron de las habitaciones solo para encontrase con uno de sus compañeros completamente tendido en el piso del pasillo. Se acercaron para auxiliarlo pero notaron que se encontraba inconsciente y que además tenía marcas de golpes y rasguños como si hubiera peleado o intentado huir de alguien. Lo primero que paso por su mente era lo más lógico, Alejandro los descubrió y ahora el ultimo de sus compañeros seguía en el sótano quizás siendo golpeado por el o tal vez algo peor. Tomaron entre dos de ellos a su compañero inconsciente y se disponían a salir del lugar y hablarle a la policía, ya habían cometido un grave error y estaban dispuestos a afrontar las consecuencias, todos excepto Julián. Estaban sugiriendo la opción de hablarle a la policía pero Julián enloqueció, comenzó a golpear a quien sugirió esa idea y dijo que terminarían en prisión, ya no había vuelta atrás, no volverían a estudiar jamás y sus vidas estarían arruinadas. Julián se dio cuenta de que no tenían mucho tiempo así que dejo a un compañero junto con el que permanecía inconsciente y se fueron, junto con el joven que relato esta historia, hacia el sótano con sus bates en la mano y dispuestos a lo que sea. 

Comenzaron a bajar unas escaleras que se veían más largas de lo normal, lo extraño fue cuando vieron que ya tenían más de un minuto bajando escaleras y estas no parecían tener final, el miedo comenzó a arrimarlos pero tenían que ir por su compañero, no había otra opción. Finalmente llegaron a una puerta, dicha puerta tenía grabados extraños que ninguno de los dos había visto antes, lo cual aumentaba la rareza de todo esto. Julián le dijo a su compañero que iban a entrar rápidamente, iban a buscar primero a Alejandro y después a su compañero para entonces salir de allí. 

Abrieron la puerta y entraron, solo después de dar un paso o dos se mantuvieron completamente estáticos contemplando la escena más horripilante que habían visto. 

Ese lugar era un cuarto muy grande para ser un sótano, parecía formar parte de la más retorcida pesadilla que jamás alguien se pudiera imaginar, era el mismo infierno. En la pared habían extremidades humanas colgadas como si fueran algún tipo de trofeos, incluso había cabezas humanas colgando como si se tratara de carne de res, había camillas por todas partes llenas de personas mutiladas, incluso había cuerpos que aún se movían y otros que se quejaban de dolor, era una escena simplemente horripílate, no hay manera de describir lo siniestro que se veía. Tan pronto como sus mentes terminaron de asimilar lo que estaban viendo, reaccionaron de la manera más humana que puede haber, trataron de huir del lugar, pero para su sorpresa al voltear hacia atrás la puerta por la que habían llegado había desaparecido y en su lugar estaba una pared con más de estas atrocidades, al ver esto sintieron que ya no había vuelta atrás todo había terminado el pánico lleno sus cuerpos y les hizo perder la cordura. Empezaron a correr hacia atrás esperando llegar a una puerta o cualquier tipo de salida del lugar infernal, mientras corrían Julián noto que su compañero estaba encima de una camilla, amarrado, y se detuvo para ayudarlo el otro joven siguió corriendo su miedo era demasiado grande como para detenerse y además justo en ese momento logro ver a lo lejos lo que parecía ser un a puerta, no se tropezó para nada incluso tropezaba con cadáveres en el suelo y se levantaba rápidamente pero no detenían. En un momento volteo hacia atrás y vio como Julián intentaba quitarles la cerradura a su compañero mientras en la sombra una figura se asomaba por detrás de ellos lentamente, el joven intento gritarle a Julián pero antes de que pudiera hacerlo esa figura lo arrastro hacia las sombras solamente se podían escuchar los gritos de Julián a alejándose del pasillo que parecía interminable, el joven por fin llego a la puerta de un empujón la abrió y comenzó a subir unas escaleras él dice que sintió que corrió por más de treinta minutos sin parar hasta que por fin llego a una puerta la abrió y por fin dejo este lugar como si las sorpresas que se había llevado no fueran suficientes, entonces encontró una más salió de una casa parecía ser la misma casa de antes, solo que esta vez había personas viviendo ahí las cuales parecían estar muy asombradas. Un señor rápidamente se abalanzo sobre este joven pesando que se había metido a robar y entre llanto y suplicas el joven le conto todo lo que había sucedido pero cuando le mostraron el sótano noto que era un sótano común y corriente. No había tales escaleras largas y mucho menos un cuarto como el que describía, llamaron a la policía y al llevarlo a la comisaria se dieron cuenta de que este joven estaba entre el grupo de estudiantes que se mantenía desaparecido hacía ya dos meses por lo cual fue rápidamente interrogado, él les conto la historia que les acabo de narrar pero nadie le pudo creer por el simple hecho de que el profesor Alejandro se había mudado dos semanas antes de la fecha en la que los jóvenes desaparecieron y que supuestamente eso había ocurrido, aunque cuando trataron de averiguar a donde había ido nunca lo supieron y al revisar su expediente notaron que no se sabía nada de, el antes de dar clases en esa escuela los dos jóvenes que supuestamente se habían quedado dentro de la planta superior nunca estuvieron involucrados en tal accidente o amenos es lo que ellos dijeron. Por otro lado Julián junto con su otro compañero seguían desaparecidos y hasta el día de hoy nadie sabe que pudo haber pasado con ellos. 

El joven recibió tratamiento psiquiátrico durante unos años, dicen que después de salir de allí cuando su tratamiento termino abandono la ciudad aunque esos solo son rumores y la verdad sobre el paradero de los demás jóvenes sigue siendo un misterio inclusive una leyenda urbana que todos conocemos, algunas personas rumoran que Alejandro secuestro a los jóvenes otros dicen que los mato y sus cuerpos están enterrados en alguna parte de la ciudad, nunca sabremos lo que sucedió solo sabemos que este joven pudo haber vivido la peor experiencia de su vida o solo simplemente invento la historia más escalofriante que pudo haber existido en la ciudad.

BILLY - CREEPYPASTA



La voz de Billy se volvió cada vez más siniestra. Lo he visto desde que era solo un niño, y al principio creí que éramos amigos.

Un día apareció en mi habitación y me dijo que nadie más podía verlo, solo yo. Porque era especial.

Parecía un inocente niño... Así que yo confíe en él, pero poco a poco me fui dando cuenta de que Billy no era un simple amigo imaginario, creado por la combinación de mi mente infantil y la más oscura soledad.

No sé qué cosa era Billy pero tenía la apariencia de un niño muy pálido; con unos ojos profundos y grises que cambiaban de tono cuando se encontraba molesto. Lo cual sucedía cada vez con más frecuencia.

Los juegos infantiles poco a poco se tornaron en siniestras órdenes.

Billy frecuentemente me obligaba a lastimar animales, a veces incluso a lastimarme a mí mismo.

Yo no quería hacerlo, pero cada vez que trataba de desobedecerle algo terrible ocurría.

Una vez me ordeno robar el gato de mi vecina y cortarle las orejas y la cola para después atravesarle el corazón con un pica hielos.

Yo me negué.

Con lágrimas en los ojos le dije que no lo haría y tan solo unas horas después toda la familia de mi vecina tuvo un terrible accidente en la carretera. Ni ella, ni su esposo, ni siquiera sus pequeños hijos sobrevivieron.

Y Billy con una sonrisa en su rostro me dijo:

— Es culpa tuya, si hubieras obedecido, no hubiera sucedido esto.

Así aprendí a obedecerle, entendí que no tenía salida, pero con el paso del tiempo, sus órdenes se volvían más y más oscuras cada vez.

Aunque los años pasaban Billy seguía con la apariencia de un niño.

Yo acababa de cumplir 16 años cuando sus retorcidos caprichos llegaron al límite. Ese bastardo me ordeno matar a mi padre.

Dijo que si lo hacía, eso sería lo último en pedirme, pues ya se había aburrido de jugar conmigo.

Dijo que después de hacerlo iba a dejar de molestarme para siempre.

Pero si no aceptaba, que si no mataba a mi padre, entonces lo haría él, pero además amenazó con matar a mi madre y a mi hermana de 7 años. Dejándome solo en este mundo, bueno no del todo solo pues prometido que él nunca se iría de mi lado.

Lo reflexione durante días, lamentablemente para mi viejo había más que perder si no cumplía con la última orden de Billy.

Así que resolví matar a mi padre.

Era una locura pero algún día yo iba a morir y entonces podría pedirle perdón, sabía muy bien que él lo entendería.

Si supiera el dilema en que me encontraba.

Billy me dio una hora y un lugar específico donde debía hacerlo.

A las seis de la tarde a la orilla de una carretera solitaria.

Donde también aprovecharía para enterrar el cuerpo.

Con engaños lleve a mi padre al lugar exacto a la hora exacta. Bajamos del auto y me acerque a él lentamente por la espalda, con cuidado para que no viera la pistola que llevaba en mi mano izquierda.

De pronto mi padre comenzó a llorar, *le pregunté que ocurría*.

— Por qué lloras papá?

El volteo a verme y con sus ojos llenos de lágrimas me dijo:

—Este es exactamente el mismo lugar donde traje a tu abuelo, el día que Billy me ordeno matarlo.

QUIERES JUGAR? - HISTORIA DE TERROR



Don Manuel Gutierrez era un hombre bondadoso y muy paciente. De mirada honesta y sagaz. Trabajaba en el Cementerio General de Tegucigalpa. Cada vez que veía a alguien visitar la tumba de un ser querido le regalaba la flor de su preferencia. Don Manuel gustaba mucho de ellas y siempre le compraba muchas a Rafaela, la muchcha que las vendía en la entrada. Las que no regalaba las sembraba en las tumbas que habian quedado olvidadas.

Le apenaba la situación actual del cementerio. Los ladrones se robaban las placas de las tumbas y abrían los mausoleos. Habia tumbas que se estaban cayendo en pedazos por el descuido de los familiares de quienes yacían bajo ellas.

Trabajaba el turno de noche desde hacía diez años. Había pocos que se atrevían simplemente porque era un cementerio, pero Don Manuel no creía que algo maligno podría pasar en un lugar de paz y descanso.

Dormía en una pequeña cabaña cerca de la entrada. Siempre lo iba a despertar de imprevisto algún empleado de la alcaldía, pues no se sabe cuando alguien morirá y con la violencia y ese tipo de problemas estaba cavando mas tumbas ultimamente.
Una noche estaba cavando una tumba. Estaba concentrado en su trabajo cuando oyó un estruendo que provenía de atras de un mausoleo. Don Manuel corrió a averiguar la causa del sonido. La identifico bastante rápido. Una pequeña estatua había sido srrebatada de una tumba y se había roto. Don Manuel busco al culpable pero no llegó muy lejos, en ese sector de el cementerio el alumbrado todavía estaba en construcción y estaba muy oscuro. Decidió ir a reportarlo a uno de los guardias en caso de que el ladronzuelo todavia anduviera rondando.

Mientras caminaba de regreso el enterrador empezó a sentirse observado. Trató de olvidarlo, pensó que tal vez le estaban afectando mucho las noches con poco sueño y tener que lidiar con ladrones y vándalos. El viento empezó a soplar co mas fuerza y hacía eco en las frías tumbas. Acompañando al viento estaba la luna, que esparcía su tenue resplandor por todo el predio. De repente, escucho risas.

Se quedo parado a medio camino mirando a su alrededor. Las escuchó otra vez, pero esta vez estaba mas cerca. Sintió que el pánico se apoderaba de el.

-Quien anda allí?- preguntó con voz temblorosa.

No hubo ninguna respuesta, solo mas risas. Esta vez parecían envolverlo.

-No deberían estar aquí. Yo solo soy el enterrador. Dejare que se vayan, no le voy a decir nada al guardia.

-Manuel- sonaba como la voz de una niña, tambien parecía venir de todos lados- Manuel, ven porfavor.

Manuel estaba asustado, pero siendo un hombre calmado y razonable habló con ella para intentar llegar a una explicación lógica.

-No deberías estar aquí, niña. Es muy peligroso, hay muchos ladrones.

-Eso no es importante. Yo quiero estar aquí.

-Donde estas? Te llevó a tu casa? Tu mamá debe de estar preocupada.

-No sabe que me fui. Todo el mundo siempre esta muy ocupado y nadie quiere jugar conmigo. Por eso vine, mis amigos estan aquí ellos si juegan.

-No es seguro jugar aqui.

-Quieres jugar con nosotros?

-Que?- Un escalofrío recorrió el cuerpo de Manuel y empezó a temblar.

-No te preocupes, somos inofensivos- dijo la niña, que saltó de la oscuridad de repente y lo tomó de la mano. Manuel casi grita, pero pudo ver que su nueva amiga era una niña pequeña de aspecto agradable, nada espectral como había empezado a imaginar. Las manos de la niña estaban tan frías como las tumbas que el cuidaba, lo que le provocaba más temblores.
EMpezaron a caminar.
-Como sabes mi nombre?- preguntó Manuel.

-Te observo, me agradas porque eres muy bueno. Sabía que jugarias.

-Cual es tu nombre?

-No lo se, se me olvido- dijo pensativa.

-Porque?

-Ha pasado tanto tiempo desde que alguien me ha llamado por mi nombre que ya no lo recuerdo.

-Entonces...- balbuceo Manuel

- Si Manuel, soy un fantasma- dijo con extraña animosidad. Manuel no sabía que pensar o que hacer.

La niña dejo de caminar. Manuel se quedo parado donde lo dejó, temblando como una hoja en el viento. Ella caminó hasta una tumba. Manuel recordaba que un niño había sido enterrado allí recientemente. Manuel le regaló una flor a su madre acongojada.

-Levantate Rodrigo! Vine a jugar, como lo prometí. Vamos! Levantense todos!

La tierra se estremeció y Manuel cayó al suelo. Se quedo allí sentado mirando con asombro lo que pasaba. Los niños! Los niños muertos se levantaban de sus tumbas. Dedujo que estaban en el área del cementerio que estaba destinado a los niños.

Palideció, le era dificil respirar y no podía levantarse. La niña se le acercó y le ayudo a levantarse. Era sorprendentemente fuerte.

-No te asustes, todos quieren conocerte- la niña le dio una leve palmada en el brazo- Nos persigues y cuando toques a alguien mas huyes de el.- dijo y despues corrió. Los otros niños hicieron lo mismo.

Manuel no se movió. Deberia perseguirlos? Deberia correr a buscar a alguien vivo?

Escuchó una risa detrás de el. Se volvió y vio a un niño. Le parecía vagamente familiar. Tenía una herida muy profunda en el cuello, como si alguien lo hubiera degollado. Esto era desagradable, pero Manuel no sintió miedo. EL rostro del n iño no reflejaba nada maligno.

Manuel estiró su tembloroso brazo, lo toco y corrió. El niño lo persiguió con alegría. Y así empezó el juego. Jugaron toda la noche. Manuel no se cansó, se sentía como un niño otra vez.

El sol empezaba a salir y tuvieron que parar. La niña le explicó que se tenía que ir. Sus amigos tenían que volver a sus tumbas.

-No debo estar aquí, tengo que estar en el mundo del replandor-dijo la niña con algo de tristeza.- Vine porque mis amigos se sentían solos pero si no vuelvo mamá se dará cuenta y se va a enojar mucho. Gracias por jugar, Manuel. Te veo allá.

Su rostro angelical estaba llenó de paz y sus grandes ojos cafes brillaban mientras deaparecía entre los primeros rayos solares. Los otros niños volvieron a sus tumbas. Uno se le acercó a Manuel.

Tenía la mitad de la cara aplastada y cuberta de sangre, pero sonreía.

-Gracias por ser tan bueno con mi mamá- dijo antes de desaparecer en las profundidades de su tumba. Manuel leyó la placa.


"Rodrigo Alvarez 1955-1960"

Manuel caminó hasta la entrada preguntandose si lo habria soñado. Salió del cementerio y vio a Rafaela preparandose para otro día de trabajo.

-Rafaela no vas a creer lo q ue me ha pasado!- Se lo contó todo. La abuela de Rafaela sabía mucho de esas cosas y por lo tanto ella tambien.

-Un último juego, de seguro Don Manuel-dijo Rafaela con un tono extraño.

-Bueno me alegra haberlos ayudado.

-No Don Manuel, no para ellos. Para usted! Usted es bueno siempre, entonces los niños han querido agradarlo. Algo terrible le pasará a usted al morir, pero cuando muera ellos estaran allí para guiarlo.

Don Manuel sintió que iba a desmayarse. No podia ser cierto, tenía que haber sido un sueño. Se fue a su casa sin decirle nada mas a Rafaela.

Los meses pasaron, don Manuel siguió con su rutina siempre esperaba ver a la niña pero ella no volvió.

Una mañana las predicciones de Rafaela se hicieron realidad. Una mujer encontró el cadaver de Don Manuel. Había sido apuñalado verias veces. Nunca se supó quien lo hizo ni por que. Pero los empleados del Cementerio General afirman que desde que murió se escuchan risas infantiles por todo el cementerio y las flores estan mas hermosas que nunca.